Villa Mitre y un aporte de la psicología social
Estudiantes del Instituto Superior de Psicología Social de Bahía Blanca abordaron en la categoría 2003 de Villa Mitre temáticas como sentido de pertenencia, motivación y pasiones, entre otras.
Cecilia Corradetti
La importancia del sentido de pertenencia al club, motivación, trabajo colectivo y aporte al equipo fueron algunas de las temáticas trabajadas por un grupo de estudiantes avanzadas de Psicología Social.
La práctica fue realizada una vez por semana, de mayo a noviembre del corriente año, en la categoría 2003 de fútbol masculino de Villa Mitre.
Las alumnas involucradas fueron Carla Estevanacio, Rocío Curaqueo, Florencia Esparza, Denise Villar y Agustina Benvenuto, quienes cada semana acercaban diferentes dinámicas.
Uno de los principales temas abordados fue la pertenencia al club, es decir, a poder ponerle palabras a las preguntas ¿Qué te hizo llegar al club?; ¿Qué significa para vos el club?; ¿Qué sentís que aportas al equipo?; ¿Qué aporta tu compañero al mismo?; entre otras.
“La conversación tuvo que ver con los afectos, cada uno de ellos pudo habilitarse a decirle al compañero en qué potenciarse, no pensado individualmente sino para favorecer al grupo, es decir, a su trabajo colectivo”, detalló Esparza.
En ese orden, se explayaron acerca de todo lo que surge dentro de la cancha, motivación entre compañeros, ya sea dentro de las líneas de demarcación como aquellos integrantes del equipo que acompañan desde afuera; la importancia de esta última; los insultos; las formas de relacionarse; la comunicación, entre otros temas.
La conversación dentro y fuera del campo de juego fue otro disparador. “En esto no sólo entran las formas de expresarse verbalmente, sino también lo corporal. Muchas veces creemos que la violencia sólo tiene que ver con un golpe o un insulto, pero también con el orden de lo simbólico”, agregó.
“A veces un insulto, un grito, una mirada desdeñosa, un gesto deja una marca para toda la vida”, acotó la futura especialista. Resaltó: “Con esto queremos dar a comprender que la violencia no nace en el ámbito del fútbol, sino que es una cuestión que llevamos incorporada en nuestros cuerpos a partir de lo social”.
Dijo que todos, de alguna manera, en nuestras formas de relacionarnos, la hemos ejercido. “Es decir, llevamos este tema al espacio para replantearnos e intentar buscar distintos modos de relacionarnos y visibilizar que hay formas de violencia que son naturalizadas socialmente”.
En definitiva, poder decir aquello que nos afecta fue lo que se puso sobre la mesa para pensar. “Muchas veces tanto dentro como fuera de la cancha, ante una situación, podemos actuar de determinada forma; pero es importante que luego de esto podamos pensar para poder darle otro significado”, agregó.
También quedó puesto de manifiesto la importancia que tiene el poder aceptar una mirada distinta de otro, que puede percibir la situación de manera diferente. Con esto surgió como pertinente hacer una diferenciación entre oír/escuchar y ver/mirar. “Oír y ver es lo que hacemos cotidianamente, en cambio los conceptos escuchar y mirar tendrían que ver con poder prestarle atención a los detalles, a eso que nos afecta, que nos modifica subjetivamente”, expuso.
En ese sentido, el grupo de estudiantes concluye que se debe tener en cuenta cómo se dificulta hoy en día “estar en lo que estamos”, ya que muchas veces se habitan los mismos espacios con otros sujetos sin saber qué situaciones están atravesando las personas que se encuentran en nuestro entorno. Nuevas tecnologías. Agregan que esta imposibilidad de estar presentes viene de la mano de las nuevas tecnologías y cómo influyen en las formas de relacionarse.
“Así como también poner a pensar que las formas de estar hoy no son las mismas que las de otras épocas. Hoy la tecnología muchas veces nos acerca a quienes tenemos lejos, pero a su vez nos alejan de quienes tenemos al lado”. Para Esparza, este panorama genera individualismo. Un tema ideal para abordar en el marco de un equipo de fútbol. “Quisimos enfocarnos a lo largo del año la importancia de correrse del individualismo que predomina en la sociedad y pensarnos a través de un entramado colectivo”, advirtió.
De este modo, cada integrante del equipo tiene un valor singular, pensándolo metafóricamente como un “rompecabezas”, en el cual cada una de sus piezas es parte del mismo, y si falta una de ellas no está completo. “Aquí sobresale cada uno de ellos dentro como fuera de la cancha, ya que todos forman parte de un mismo equipo al que le dan existencia”, subrayó.
Finalmente se abordó la competencia como construcción social y no sólo como lo que surge en el ámbito futbolístico. “Sin embargo se hace visible en el ámbito del fútbol porque es donde se despiertan fuertemente las pasiones”, expresó. Según redondeó, “no siempre hay lógica, justicia, ni siquiera piedad en el sinuoso mundo del fútbol”.
Además, explicó que las emociones viven al día. No importa lo conseguido durante el año. Vale lo último. No importa el mérito. Vale el resultado. No importa la realidad. Vale la percepción. Si el triunfo y el fracaso depende de tan poca cosa, ¿por qué millones de personas sufren y se alegran tanto?
“Porque esa es la naturaleza del fútbol, lanzarnos hacia arriba o hacia abajo como si viajáramos en una montaña rusa”, dijo Esparza.
La conclusión señala que, como apasionantes del fútbol muchas veces se vuelca toda la carga en los jugadores, que quedan como objetos y donde su único objetivo es el triunfo sin pensar en toda la historia que existe detrás de ellos.
“Muchas veces el buscar el triunfo genera que los jugadores se presionen por el hecho de no decepcionar a su equipo, hinchas, dirigentes, como también a ellos mismos por no cumplir con sus expectativas”, apuntó. Con esto se destaca lo necesaria que resulta la motivación para los jugadores al momento de estar dentro de la cancha.
“Lo que pudimos conversar con el equipo es que un aliento desde la tribuna o de sus compañeros los potencia más que un insulto”, aseguró Sparza. Para fomentar la motivación, se hizo una bandera como un símbolo que los identifique como equipo y de alguna manera los aliente al momento de jugar. La frase fue: “Codo a codo, todos juntos”.
En los últimos encuentros volvió a aparecer el tema de alentarse, pero en este caso para tener en cuenta el momento previo al partido y el entretiempo.
“Surgió la idea de hacer carteles con frases para el vestuario: “Trabajo en equipo”, “Nunca te rindas”, “Confía en vos”, “Soñá a lo grande” y “Mantente humilde”. Fueron frases que se dieron a partir de lo que sienten los propios jugadores de la categoría 2003. En una de sus últimas fechas del torneo, como forma de agradecimiento a la categoría por haber sido parte del espacio durante el año, se les hizo entrega de un presente: la bandera con los respectivos colores del Club Villa Mitre y una frase que también fue conversada en grupo: “Son grandes aquellos que nunca se dan por vencidos”.