Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El Hogar del Anciano, un modelo de lugar

   La voluntad de contar con un espacio para alojar a personas mayores sin techo propio se inició  en 1929, con un grupo de damas.

   Pocas instituciones tan emblemáticas como el Hogar del Anciano, que ha celebrado en estos días sus 90 años de existencia, en pleno crecimiento y manteniendo su rol esencial en la sociedad.
   La voluntad de contar con un espacio para alojar a ancianos carentes de hogar se inició en 1929, cuando un grupo de damas bahienses dio los primeros pasos buscando un espacio que brindara calidez y abrigo a quienes no tenían recursos.
   Este comienzo tuvo lugar en una casona de calle Falucho 170, donde fueron recibidos los primeros 23 ancianos. El día de la inauguración, el intendente municipal, Florentino Ayestarán, expresó su emoción por tan significativo logro. 
   "Debo destacar el alto valor social del esfuerzo de estas damas del Hogar, pues han logrado suplir la negligencia oficial para amparar la vejez", dijo. Estanislada Peredo de Saffores, presidenta de la comisión fundadora, mencionó que el lugar haría llevadera la situación de los ancianos, "no por limosna, sino por el derecho que les asiste como seres humanos y que la sociedad tiene la obligación de velar por ellos".
   Un par de años después, en 1932, el hogar se mudó a la propiedad donada por el vecino Adelino Gutiérrez, propietario de Casa Muñiz, una casa quinta ubicada en Sixto Laspiur 1800, llamada La María, propiedad que ocupaba más de una manzana, con "amplias dependencias, bosque, huerta y jardines". 
   Las damas del Hogar habían pedido a Gutiérrez facilidades para adquirir una parte de esa finca. Gutiérrez aceptó la forma de pago ofrecida, "reconociendo su deber de contribuir a esa misión caritativa".
   Horas después, Gutiérrez informaba a la presidenta de la comisión que donaba su finca de 15.000 metros cuadrados, gesto definido como "un gratísimo acontecimiento", por este diario. "En estos días en que flota en el ambiente una tibia brisa que acelera el ritmo de la vida, pareciera que un hálito suave tocara los espíritus y los agitara en emoción generosa", se dijo.
   Aquel esfuerzo de las damas bahienses, a aquel gesto de un vecino se ha sumado a lo largo del tiempo el esfuerzo de otras generaciones, que han sabido respetar el legado, lo han  cuidado y lo han hecho crecer cada día más.