Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Quejas por la cantidad de palomas en el centro y un especialista propone la solución

Se calcula que hay unas 100.000, cuando en realidad debería haber 30.000. Se descarta cualquier tipo de maltrato hacia esos seres vivos.

Sergio Prieta / sprieta@lanueva.com

   Algunos historiadores cuentan que las palomas llegaron al país a través de Domingo Faustino Sarmiento, aunque otros relatan que las trajo el cervecero Emilio Bieckert, en 1870, tras un viaje que hizo a Alemania. La leyenda cuenta que este último tuvo problemas para ingresarlas en la Aduana y en un acto de protesta abrió las jaulas y las dejó en libertad.

   Sea cual sea la verdad, lo único seguro es que ninguno de los dos imaginó que después de un siglo las palomas serían un problema en todo el país.

   La velocidad con la que se reproducen –unas 10 crías por año por cada ave-- y la falta de un depredador natural generaron que la gobernadora María Eugenia Vidal las declarara plaga en territorio bonaerense en abril de 2018.

   Desde ese entonces, el animal considerado símbolo de la paz debe ser combatido para preservar la salud de “las personas y los bienes”, según dice el decreto firmado por la gobernadora.

   En Bahía el problema es más que evidente en pleno centro y alcanza con darse una vuelta para notar que no hubo ni hay políticas para dar soluciones. Veredas llenas de excremento, edificios invadidos, balcones con redes e incluso algunos locales cerrados se convierten en palomares y el olor es nauseabundo.

   Lo sufren vecinos que deben escucharlas durante las noches y los monumentos, los edificios históricos y la fachadas de casas o escuelas. Una paloma defeca entre 25 y 75 veces por día y la limpieza debe ser permanente.

   En la peatonal Drago los comerciantes probaron de todo: redes, alambrados, pinches y hasta cuervos de plástico que cuelgan en balcones o desde los techos para ahuyentarlas y evitar que formen nidos.

   “Las primeras 24 horas veían al cuervo y ni se acercaban, pero después de varios días se acostumbraron y ahora hasta duermen al lado de su depredador. Y hasta lo defecaron”, se quejó uno de los comerciantes afectados.

   En Capital Federal y otras provincias argentinas ya pasaron por lo mismo. En Buenos Aires decidieron soltar halcones, que son depredadores naturales, para que hagan su trabajo y en otras provincias aplicaron métodos similares.

   En España hubo polémica porque hasta 2015 se usaban trampas para atraparlas y luego las mataban con gases, aunque desde entonces y por las acciones de entidades proteccionistas hubo un cambio positivo.

“La Nueva.” consultó por el tema a Matías Insausti, flamante subsecretario de Medioambiente del Municipio.“Por el momento no tenemos una decisión sobre qué hacer, pero es algo que estamos analizando”, respondió.

También se le preguntó al veterinario Alberto Tellarini, quien se dedica a rescatar, curar y recuperar aves –incluidas a las palomas-- en su casa. “Lo hago porque tengo mucha empatía con las aves y veo que no hay nadie que las proteja”, dijo.

   “En Bahía estamos ante un problema real: el último censo de palomas, realizado en 2017, estimaba unas 80.000, aunque en la actualidad se calcula que llegamos a los 100.000 ejemplares. Lo recomendado sería tener un 10% de la población humana, es decir, unas 30.000”.

   “No queremos que las maten pero la realidad es que nos traen muchísimos problemas. El excremento de palomas nos tapa las canaletas, mantiene las veredas sucias y a veces el olor es insoportable. Hemos hecho reclamos al Municipio pero nadie hace algo por miedo a la reacción de los proteccionistas”, se quejó el propietario del café Muñoz, Roberto Torre.

   Otros comerciantes molestos por el tema mostraron los inconvenientes que generan las palomas en sus negocios e incluso confesaron que el tema le fue planteado al intendente Héctor Gay en una reunión de meses atrás.

   “Las quejas tienen sustento y se debe buscar una solución”, dijo Tellarini.

   Al mismo tiempo explicó que en Europa, e incluso en otras provincias argentinas, como San Juan, se buscó una salida ética y humana al problema.

   “Se utiliza un alimento con Nicarbacina, que es un anticonceptivo natural para palomas y no tiene riesgos para humanos ni para el medioambiente”, contó.

   “Los resultados han sido muy buenos ya que en apenas 5 años han logrado reducir la población de palomas hasta en un 80%”, explicó.

    Lo más complicado de utilizar ese método es que el alimento se les debe dar al menos durante 150 días del año y que para ello habría que destinar personal municipal.

    "En apenas 4 o 5 años se podría tener un control sobre esas aves", dijo.

    Sin embargo mientras el Municipio define qué hacer o cómo hacerlo -o incluso no hacer nada-- explicó que para no tener palomas se debe evitar darles alimento, colocar un CD colgado en balcones o ventanas y mantener una limpieza permanente para que no haya riesgo sanitario.

   Sin enfermos en Bahía

   El excremento de palomas causa varias enfermedades: Clamidiosis, Histoplasmosis y Salmonelosis, entre otras.

   Desde el área de Epidemiología del Hospital Municipal informaron que no tienen registros de bahienses atendidos y que una sola persona en lo que va del año tuvo que recibir asistencia por contraer una enfermedad vinculada a las aves y que se supo que fue tras comprar una cotorra en Buenos Aires.