Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Un invento bahiense protegerá al silo bolsa de aves y de roedores

Lo desarrollaron investigadoras del CONICET y de la UNS. Permitirá la liberación prolongada de repelentes.

Las doctoras Ana Grafia (izq.) y Silvia Barbosa. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Guillermo D. Rueda
grueda@lanueva.com

   Envase flexible para liberación prolongada de repelente.

   Es la denominación del invento registrado por la Universidad Nacional del Sur y el Conicet, con la autoría de las doctoras Silvia Barbosa y Ana Grafia. Básicamente propone la incorporación —a través de una tecnología económica, segura y versátil— de una película en silos bolsa —y en bolsas— con capacidad de contener el ataque de roedores, aves y alimañas diversas.

   El invento ya está patentado en la Argentina, así como posee la extensión del PCT (contribuye a inventores particulares, y a grandes empresas mundiales, a proteger y promover sus innovaciones) en el extranjero.

   “Conocíamos el tema y, cuando Ana (por Grafia) comenzó a hacer la tesis doctoral en 2008, se profundizó la búsqueda de alternativas”, sostuvo Barbosa, en la sede de la Planta Piloto de Ingeniería Química (Plapiqui), situada en La Carrindanga y que depende de Conicet y de la UNS.

Silvia Barbosa, investigadora del Conicet y de la UNS.

   “Teníamos un problema para solucionar; es decir, poder incorporarle un repelente al silo bolsa con una metodología sencilla y barata, ya que de otro modo nadie lo iba a comprar”, agregó.

   “Trabajamos en la modificación superficial del polímero, que es polietileno, que se utiliza para el silo bolsa”, añadió Grafia.

   “Son partículas que sirven como soporte para absorber y contener la droga que es el repelente; y no solo eso, estas partículas son ‘recargables’ si el repelente deja de tener efecto por acción externa (lluvia, viento y demás), o por su propia evaporación en el tiempo”, afirmó.

   La modificación superficial se hace mientras se construye el silo bolsa, o la bolsa para semillas u otros productos, por ejemplo.

Ana Grafia, investigadora del Conicet y de la UNS.

   “La bolsa se sopla, y nosotros diseñamos un método, más un proceso, para modificar e incluirle algo en la superficie que retendrá al repelente. Esa bolsa ya no tiene una superficie igual. Al ojo se aprecia igual y a la mano también, ya que son nanopartículas de muy bajo costo”, explicó Barbosa.

   “Si no se ponen esas partículas, el polímero no absorberá el repelente; resbalará”, indicó Grafia.

   “Vale aclarar que el repelente se lo ponemos a mamíferos. Esto es, si tuviéramos una bolsa que ya contara con el repelente afectaría al hombre, que también es un mamífero. Y no podría manipularla”, dijo.

   Barbosa también sostuvo que se hizo un sistema para que trabaje en dos pasos. “Incluimos esa modificación en la superficie, que se hace durante la fabricación del silo bolsa y, luego, la persona le coloca el repelente que desee con la metodología convencional que se utiliza en el campo. Por ejemplo, la de fumigación y no lo afecta porque usa máscara”, dijo.

   Generalmente se pulveriza. En el caso de que llueva, y se advierte que el repelente ya no está, se puede repetir el proceso y cargar de nuevo. Y tantas veces como sea necesario.

   “Si no llueve, no se debe recargar salvo que se exceda el tiempo de efectividad del repelente, que es más de 6 meses en el caso de mamíferos”, admitió Grafia.

   Actualmente, algunos productores pulverizan diferentes repelentes sobre el silo bolsa, pero claramente es un producto que termina deslizándose.

   Barbosa sostuvo que esta tecnología ha sido probada a escala industrial y es totalmente compatible con los sistemas de producción de envases plásticos flexibles en cualquier escala.

   Respecto de la disponibilidad del producto, la doctora Barbosa dijo que trabajan con una empresa que hace polietileno, la misma que les financió el escalado (la posibilidad de llevarlo a una máquina real).

   “Ahora estamos trabajando con una empresa para aplicarlo a otro tipo de bolsa, que no es silo, sino para bolsa de semillas para utilizarlo contras las ratas”, comentó la investigadora.

   También dijo que, si bien están en contacto con varias empresas, todavía no con firmas que hacen silo bolsa en el país. “No se dio aún, pero estamos abiertos al diálogo, claro”, dijo Barbosa, quien es de Olavarría y reside en nuestra ciudad desde hace 30 años.

   En relación a los costos, sostuvo que la carga de las partículas es extremadamente económica y que, además, el repelente comercial no es caro.

   “Con la gente del INTA analizamos un balance entre lo que se pierde si hay un agujero en el silo bolsa y lo que se gana si se aplica esta tecnología. Como si fuera un seguro en realidad. Y ese balance es altamente positivo”, definió.

   “No podemos calcular aún un valor real, ya que habría que adecuar la maquinaria y es una amortización en tiempo”, añadió Grafia, quien es cordobesa de La Carlota y se radicó en Bahía Blanca en 2008.

   “Lo interesante del proceso es que en el mismo soplado del silo bolsa se suman las partículas, y dichos elementos son más baratos que el propio plástico. Es muy poco el costo”, dijo.

  Respecto del repelente, y además de los convencionales de mercado, desde el Conicet y la UNS se está elaborando un repelente orgánico. Para tal caso, se trabaja en otra evaluación de patentamiento.

   Se trata de un producto orgánico que actúa por contacto y por olor, y que es aplicable respecto de aves, mamíferos e insectos.

   “Los peludos no se acercan por el olor, pero ponen su boca... Si la colocan se van a acordar toda la vida. Las aves tienen un primer contacto con las patas, porque no hacen el agujero volando. Primero se apoyan y luego hacen la perforación. El efecto será en ese momento”, amplió la investigadora.

   Grafia sostuvo que los piches y los peludos no rompen el silo bolsa en busca de comida, sino que lo hacen para refugiarse. “No comen el grano. Eso se ha comprobado”, dijo.

   “Los que lo pican lo hacen porque (el silo bolsa) brilla”, agregó Barbosa.

Hacia Israel

   La tecnología del envase flexible para liberación prolongada de repelente fue presentada por el Conicet —y ganó el concurso— en el Sinaptec, el programa de la Dirección de Ciencia y Tecnología del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

   Por este logro, la ingeniera Romina Mabel Cuello, de la gerencia de Vinculación Tecnológica del CONICET, viajará a Israel. 

   Allí, los líderes recibirán una mentoría a cargo de expertos de importantes universidades de Israel en ese país, adecuando el entrenamiento a las necesidades de los proyectos ganadores. Los ganadores visitarán instituciones de investigación y desarrollo, centros de innovación, a expertos y referentes del ecosistema de innovación y del científico-tecnológico, y posibles inversores. 

Todos los ganadores del concurso Sinaptec. / Foto: Conicet.

   Israel posee uno de los ecosistemas más innovadores del mundo en la creación de startups y transferencia tecnológica, lo que convierte a esta misión en una oportunidad clave para las tecnologías ganadoras.

   Las otras tecnologías ganadoras fueron Recubrimiento antimicrobiano, presentado por la Universidad Nacional de San Martín. Permite prevenir la contaminación post-limpieza de superficies con acción prolongada en el tiempo.

   Con ANTZ, un controlador biológico de hormigas cortadoras de hojas, fue distinguida la Universidad Nacional de Quilmes y la Fundación Barceló, por Sags, una nueva estrategia terapéutica para el tratamiento en leucemias y linfomas T a través de la inducción de apoptosis por superantígenos.

   Asimismo, por CruziVax, una vacuna para la prevención y tratamiento de la enfermedad causada por la infección mal de chagas (Trypanosoma cruzi), fue premiada la Universidad de Buenos Aires.