"Yo vi el horror", aseguró una vecina del geriátrico en el que hacían comer su propio excremento a los ancianos

Redacción de La Nueva.

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   Una vecina de Tres Arroyos, madre de una de las empleadas del geriátrico clausurado, contó que a su hija le pedían que medicara a los ancianos "para que no molestaran" y que la alimentación del lugar era "pésima".

   Paola Olivera le relató a La Nueva. los tormentos que le ocasionaban a los ancianos internados y además a un hombre con autismo que solía estar también en la casa de Güemes al 1.300.

   "Yo vi el horror", manifestó y señaló que le dijo a su hija que no cumpliera con las ordenes que le daban respecto a la medicación porque "podía matar a alguno".

   "Comían sobras. Ellos [los dueños] traían papas hervidas con pedazos de fideos de su casa y algún paquete de salchichas", explicó la mujer que agregó que no era raro que tomaran menores de edad para cuidar a los ancianos.

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   "Yo vi al autista comiendo su propio excremento. A veces lo tenían atado de pies y manos a una cama o lo encerraban en el galpón del patio, donde dejaban la ropa sucia", agregó al relato.

   En el mismo sentido, Franco Guardia ratificó los dichos de Paola y señaló que escuchaba "los gritos desde mi casa".

   Fuentes judiciales explicaron que todavía se aguarda el informe médico que consigne el estado de salud de los ancianos y que será derivado al fiscal Carlos Lemble. Las fuentes explicaron que actualmente se está "averiguando si hubo un ilícito". (Agencia Tres Arroyos)