Cómo era hacer la "colimba" en los 70
Anahí González
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En el año 2011, el autor Néstor Rubiano se presentó por iniciativa propia ante la secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de La Pampa y presentó un escrito de tres páginas en el que narró haber sido testigo de la presencia de civiles detenidos en el Regimiento de Granaderos a Caballo mientras realizaba el Servicio Militar Obligatorio asignado a ese cuerpo en el año 1977.
La experiencia vivida como “colimba” durante esa época lo marcó a fuego y lo motivó a escribir “Entre el honor y las dudas...El Soldado”, libro en el que reunió testimonios de camaradas y otros ex-soldados de diferentes unidades militares de todo el país.
En las páginas del libro y a lo largo de 27 testimonios circulan desde denuncias de maltratos, abusos y humillaciones hasta la existencia de conductas aberrantes de los militares en servicio.
Las crónicas recopiladas revelan que haber sido soldado en aquellos momentos (1977-1978) significaba obedecer órdenes, ejecutar consignas a rajatabla, o de lo contrario, ser castigado con rigor militar.
“El haber contado mis vivencias como soldado y la de otros camaradas le permitirá al lector conocer parte de nuestras vidas en el momento y lugar en el que nos tocó estar al servicio de la patria”, dijo el autor.
Rubiano aseguró que su experiencia como soldado la transitó "envuelto" en un velo de animación y orgullo por integrar un Regimiento histórico de gran notoriedad nacional, creado por el General San Martín.
Sin embargo, pronto la experiencia tuvo aristas traumáticas no sólo en su caso sino para la mayoría de los soldados que aportan sus vivencias.
“El Soldado Granadero en esa época debía prestar servicios de seguridad y de escolta presidencial. El Regimiento cumplió órdenes de sumar soldados a servicios de patrullas, allanamientos y custodia de civiles detenidos dentro de la unidad, hasta incluso una mujer embarazada”, señaló.
“Por otra parte, varios militares oficiales a modo de "zares" tenían dentro de la unidad caballos de salto para prácticas deportivas y utilizaban soldados, como esclavos, y unidades de transportes del regimiento para llevar sus animales a las diferentes contiendas deportivas como si fueran misiones castrenses. Y los soldados debían cumplir a rajatabla con los caprichos y las diversiones de los mandamases de entonces”, reveló.
Su experiencia no fue mejor. El 28 de marzo de 1978 el autor sufrió "el más duro e injusto" abuso de autoridad de toda su vida militar.
Por no haber nombrado a un cabo del modo en que éste esperaba que lo hiciera le dio un “baile” prolongado que incluyó patadas por el cuerpo y le valió una fractura en la muñeca.
Por su parte, el recluta Daniel Leone, clase 58 del escuadrón Montevideo brindó un duro testimonio.
Aseguró que un teniente primero le realizó una propuesta sexual y, ante su negativa, lo dejó ir. Sin embargo, días después, el oficial se enteró de que este “soldadito arisco” le había contado el episodio a un compañero del escuadrón. Le puso una pistola en la cabeza y le dijo: “No te mato ahora porque voy preso pero te voy a hacer c...en cualquier momento”.
Miguel ángel Bigiatti quien realizó la colimba en Campo de Mayo durante la última dictadura militar prestó guardias en 1978 en el hospital militar y brindó testimonio en la justicia en 2011.
Comentó que fue tal el padecimiento que recibieron como conscriptos que “un conocido del puesto 5 se pegó un tiro en la mano para zafar de la colimba. A otro colimba lo hicieron practicar un ejercicio cuerpo a tierra mientras el oficial le disparaba cerca del cuerpo. Un disparo le dio en la cabeza. Agonizó y murió”.
La mayoría de los testimonios muestran las crudas realidades del ámbito militar en esos años.
Para el escritor el Caso Carrasco desató una serie de "fuerzas" populares y sacó a la luz todo tipo de irregularidades que se venían dando en unidades castrenses.
Omar Carrasco cumplía el servicio militar en Zapala, en el grupo de artillería 161 del Ejército Argentino, en 1994, cuando desapareció. Su cuerpo fue hallado en el cuartel un mes después de la desaparición con signos de torturas. El 31 de agosto de ese año, el entonces presidente Carlos Menem puso fin al servicio militar obligatorio.
“A la distancia veo que el regimiento al que tuve la suerte de pertenecer, distó en mucho, y por qué no en todo, de aquel que el Gran General José de San Martín creó y dirigió con dignidad”, dijo Rubiano.
El investigador -autor de varios libros como Tras el rastro de Vairoleto y La vuelta de los Forasteros- contó haber visto al general Jorge Rafael Videla entrar armado a la Casa de Gobierno y aportó las voces de ex combatientes de Malvinas.
El libro, editado por Remitente Patagonia, se expuso en la Feria del Libro de Buenos Aires.