Bélgica encontró en el banco la solución para vencer a Argelia
Bélgica tuvo en el Mundial un debut más complicado de lo esperado, teniendo en cuenta el rival, el nivel de sus jugadores, sus resultados previos y las expectativas con las que arribó a Brasil.
Argelia fue un hueso realmente duro, sobre todo en el primer tiempo. Finalmente, tras comenzar en desventaja, se impuso por 2-1 por el Grupo H.
El equipo europeo no logró encontrar los caminos en la etapa inicial ante un elenco africano que consiguió el gol a los 24 minutos mediante un penal ejecutado por Feghouli y luego se retraso por completo.
Bélgica, candidato a ser la revelación del certamen, tuvo total control de la pelota, pero se cansó de dar pases intrascendentes hacia los laterales, sin generar sorpresa y sin provocar desniveles en materia ofensiva. Al no profundizar, no le quedó otra que probar de larga distancia.
Witsel y Chadli ensayaron remates de larga distancia, pero el arquero Mbolhi respondió sin demasiadas dificultades.
Eso fue lo único de los belgas en una pobre primera mitad. Argelia se conformó y jamás trató de estirar la diferencia. El 1-0 era demasiado premio para uno y mucho castigo para el otro.
Pero en sólo nueve minutos, el partido cambió. En el complemento los europeos fueron más explosivos y comenzaron a tirar la pelota al área y allí encontraron las dificultades de los argelinos.
Fellaini y Mertens ingresaron desde el banco y tuvieron la fortuna de erigirse en los jugadores desequilbrantes para dar vuelta el marcador: primero con un cabezazo y luego, con una contra, en el único momento en el que Argelia se animó a salir.
Para Bégica fue una reacción importante, teniendo en cuenta que muchos lo tildaron de candidato. Argelia, en tanto, cumplió un dignísimo papel.