Arturo Capdevila
Hace 89 años, en abril de 1925, visitó nuestra ciudad el abogado Arturo Capdevila, “exquisito poeta y distinguido intelectual” cordobés, invitado por la Asociación Cultural local.
Capdevila, de 36 años de edad, dio una conferencia en el Teatro Municipal, generando “una excelente impresión” ante una sala colmada. Acompañado por amigos y admiradores, el huésped recorrió la ciudad y poco antes del mediodía visitó en su despacho al comisionado municipal, el médico Enrique González.
En su presentación habló sobre “Cagliostro, evocador de espectros”, referida a la vida del Conde Alessandro di Cagliostro, médico, alquimista y alto masón de las cortes europeas del siglo XVIII. Los asistentes experimentaron una íntima emoción, desde el comienzo hasta el fin de la conferencia, subyugados tanto por la riqueza y abundancia de imágenes como por la profundidad de los conceptos. Terminada la charla, Livia Malbrán de Rodríguez declamó la poesía “Santificado sea”, que revivió la emoción del poeta en esos versos armoniosos y límpidos. Ese mismo día, Capdevila tomó el tren Via Pringles de regreso a la capital, pocos días antes de iniciar su viaje de observacion y estudio a Europa.
Capdevila obtuvo el Premio Nacional de Literatura en los años 1920, 1923 y 1931, y la Sociedad Argentina de Escritores le otorgó el Gran Premio de Honor en 1949. Amigo de Miguel de Unamuno, fue miembro de la Real Academia Española de la Lengua. Publicó numerosos ensayos sobre filosofía de la salud y problemas como el cáncer, la lepra, las enfermedades mentales y otros. Entre su obra se destacan El poema de Nenúfar (1915), El libro del bosque (1948), El amor de Schehrazada (1918), La casa de los fantasmas (1926), Historia de Dorrego (1949), Nueva imagen de Juan Manuel de Rosas (1945) y El pensamiento vivo de San Martín. Murió en Buenos Aires, en diciembre de 1967.