Sombras en relieve
Hace 88 años, en junio de 1924, el cine Odeón, de Alsina 33, anunció la presentación de Las sombras en relieve, uno de los espectáculos más novedosos de esos tiempos.
"El Odeón, en el deseo de retribuir el creciente favor que el público le dispensa, ha adquirido una película que permite al espectador experimentar la sensación del relieve observando la pantalla". De esta manera, resumió la empresa la presentación de la primera película que podría verse en fantásticas tres dimensiones, generando "un fenómeno de lo más sorprendente" que se prestaba, dado el carácter de sus escenas, "a las emociones más diversas".
El secreto para que estas visiones fueran reales respondía al uso de anteojos especiales que cada asistente recibía al momento de adquirir su entrada. Estaban provistos de dos vidrios o "láminas de mica" de colores complementarios, por ejemplo rojo y azul.
Esos lentes generaban las condiciones necesarias para el relieve, es decir, "la visión binocular". "Los personajes y objetos en movimiento parecen salirse de la pantalla y acercarse al espectador o alejarse de él. Hay momentos en que se sufre la ilusión de tenerlos al alcance de la mano o que se va a chocar contra ellos", se explicó.
Aquella jornada inaugural, organizada en secciones ronda y noche, fue de tanta expectativa como decepción. Es que, ocupadas todas las butacas por ansiosos bahienses equipados de los singulares lentes, la máquina que proyectaba las sombras no funcionó. Fue así que cada asistente se retiró del lugar, con el dinero reintegrado de su entrada, y la frustración de no haber presenciado su primera película en 3D.