Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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"Sólo quiero ser reconocido como el hijo de Discépolo"

CIUDAD DE MEXICO (Télam) -- Desde hace más de cuatro décadas, un mexicano está empeñado en una complicada batalla jurídica para lograr ser reconocido en Argentina como hijo del compositor, letrista, dramaturgo y cineasta Enrique Santos Discépolo, fallecido en 1951. Ya no reclama ninguna herencia. "Lo único que me interesa ahora es que se me reconozca oficialmente en Argentina como hijo de Discépolo", afirma.




 CIUDAD DE MEXICO (Télam) -- Desde hace más de cuatro décadas, un mexicano está empeñado en una complicada batalla jurídica para lograr ser reconocido en Argentina como hijo del compositor, letrista, dramaturgo y cineasta Enrique Santos Discépolo, fallecido en 1951.


 Ya no reclama ninguna herencia. "Lo único que me interesa ahora es que se me reconozca oficialmente en Argentina como hijo de Discépolo", afirma.


 Se trata de Enrique Luis Discépolo Díaz de León -64 años, divorciado, padre de dos hijas- quien en 1967 viajó por primera vez a Buenos Aires en compañía de su madre para reclamar, sin éxito, la herencia del creador de tangos emblemáticos, como Yira Yira, Uno y Cafetín de Buenos Aires.


 Nacido en abril de 1947, tuvo dos padrinos de bautismo argentinos: el actor Luis Sandrini y la actriz y cantante Tita Merello, quienes en ese momento eran pareja y vivían en México.


 "Me llamo Enrique por mi padre y Luis por Sandrini", relata Discépolo Díaz de León, quien viajó varias veces a Buenos Aires, residió por largas temporadas e inició dos procesos judiciales por filiación en 1967 y 1968 sin resultados positivos, intentando rescatar una historia que se remonta a tres años antes de su nacimiento.


 En 1944, Discépolo conoció en México a Raquel Díaz de León, una actriz de 18 años que comenzaba a incursionar en el cine y en ese momento era amante del famoso intérprete de boleros Agustín Lara. Se enamoraron e iniciaron una relación, a pesar de que el compositor estaba en pareja con Tania, una cantante de tangos nacida en España y cuyo verdadero nombre era Ana Luciano Divis.


 Discépolo regresó a Argentina y el romance con Raquel continuó a través de apasionadas cartas clandestinas. En febrero de 1946 él retornó a México y se fueron a vivir al mismo edificio en el que estaban Merello y Sandrini.


 Pero cuando Tania se enteró de la relación, viajó a México, amenazó con suicidarse arrojándose del balcón de un octavo piso y logró volver a la Argentina con el autor de Cambalache en enero de 1947. Tres meses después nacía Enrique Luis.


 Enrique Luis cuenta que perdió los dos juicios que inició a fines de la década del 60. El primero, porque aún no existía la prueba del ADN. Y el segundo, "por un mal manejo del abogado, que no sé si estuvo `vendido' o no".


 "En aquel entonces -relata- Tania era una persona muy conocida, con gran influencia en los ambientes artístico y judicial. Tenía un bar cercano a Tribunales, al que asistían muchas de las personas que trabajaban allí".


 En 1999, cuando la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC) estimaba que los derechos de autor por los tangos de Discépolo ascendían a 20.000 dólares mensuales, Enrique Luis inició una nueva demanda basándose en las nuevas técnicas que, como la comparación del ADN, permiten establecer el vínculo biológico entre dos personas, pero tampoco tuvo éxito.


 En septiembre de 2004 la Corte Suprema de Justicia rechazó definitivamente su planteo, con las firmas del presidente Enrique Petracchi y los ministros Carlos Fayt, Augusto Belluscio, Antonio Boggiano, Juan Carlos Maqueda, Raúl Zaffaroni y Elena Higthon, mientras que Adolfo Vázquez votó en disidencia.


 Actualmente, Enrique Luis dice que no reclama ninguna herencia. "Lo único que me interesa ahora es que se me reconozca oficialmente en Argentina como hijo de Enrique Santos Discépolo", insiste.

La historia con Tita.




 En 1967 Raquel Díaz de León y su hijo llegaron a Buenos Aires para reclamar la herencia de Discépolo. Tita Merello admitió públicamente por televisión que conocía todos los detalles de la historia y, para que pudieran costear la permanencia en el país y para afrontar la causa legal, les entregó 300.000 pesos que le habían pagado por una actuación en Canal 13, lo que provocó la enemistad por siempre con Tania.