Declaró Lorenzo en el caso efedrina
-
- copiado al portapapeles
-
- copiado al portapapeles
BUENOS AIRES (NA) -- El empresario Néstor Lorenzo, dueño de la droguería San Javier, vinculada a la denominada "mafia de los medicamentos", declaró ayer como testigo en la causa del triple crimen de General Rodríguez, admitiendo que conocía a Sebastián Forza, una de las víctimas.
Sin embargo aclaró que "no había ninguna deuda con Forza, subrayado que al ser "testigo" no tiene nada que ocultar respecto de los crimenes ocurridos a principios de agosto de 2008.
"Ratifiqué lo que vine a declarar hace un año con la fiscal (Ana María Yacobucci) que atendía el caso en ese momento. A Forza lo conocía del mercado de los medicamentos y no había ninguna deuda con él", sentenció.
Lorenzo, imputado en la causa de los medicamentos "truchos" que lleva adelante el juez federal Norberto Oyarbide, permaneció tres horas ante el fiscal de Instrucción de Mercedes, Juan Bidone.
Antes de retirarse a bordo de un taxi, Lorenzo mantuvo un breve contacto con la prensa, ya que según adujo explicará todo luego de que declare ante el juez Oyarbide.
"No tengo nada que ocultar y recién voy a hacer declaraciones cuando me ponga en contacto con el juez Oyarbide, al cual aún no he tenido acceso, así que les pido disculpas y en otra oportunidad voy a llamar y a hacer una conferencia de prensa", apuntó.
El fiscal Bidone citó a Lorenzo hace una semana, a pesar de que ese nombre había surgido tiempo atrás vinculado a Forza, por una transacción comercial entre la droguería San Javier y una empresa vinculada a la víctima.
Forza, junto a Damián Ferrón y Leopoldo Bina, desaparecieron el 7 de agosto de 2008 tras concurrir a una reunión de negocios en un shopping de la localidad bonaerense de Quilmes.
Luego de que los automóviles de Ferrón y Forza fueron hallados abandonados en Capital Federal, siete días pasaron de angustia para las familias de los desaparecidos.
El 13 de agosto los cadáveres de los tres hombres aparecieron baleados en un zanjón, cerca de la ruta 5, a la altura de General Rodríguez, con múltiples orificios de bala y maniatados.