Vivencias y apostillas
* Antes de comenzar el acto, el ministro de Economía, Martín Lousteau, compartió una acalorada charla con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, con caras serias y gestos duros al inicio y sonrisas al final.
En medio de la breve conversación --que los también ministros Carlos Tomada (Trabajo) y Jorge Taiana (Relaciones Exteriores) presenciaban en silencio--, Moreno hizo ademanes con uno de sus dedos índices sobre el cuello, simbolizando un corte por la yugular, a lo que Lousteau prefirió responder con una tensa risa y no hacerse cargo.
* Un grupo, concentrado en la catedral metropolitana de Buenos Aires, marcó su diferencia al alzar carteles con la leyenda "señores del campo vinimos solos, no nos mandó nadie".
Una coqueta mujer, que se acercó a Plaza de Mayo para escuchar el discurso presidencial, resaltó que era "autoconvocada" y expresó su "apoyo absoluto a la redistribución del capital".
* Un hombre decidió disfrazarse de gorila para participar de la concentración en apoyo al gobierno nacional, en alusión a la tradicional caracterización de los antiperonistas.
"Hay que parar a los gorilas de la Sociedad Rural" era uno de los cánticos de los militantes que caminaban por Diagonal Norte hacia la Plaza de Mayo. El disfrazado, por su parte, continuaba bailando y provocaba risas.
* Uno de los bares, ubicado sobre avenida de Mayo, resultó visiblemente beneficiado por la marcha, luego de que unas treinta personas decidiera escuchar el discurso presidencial desde sus mesas.
Apenas comenzó el acto central, el grupo entonó las estrofas del himno nacional y, al grito de "vamos, Cristina", pidió bebidas bien frías. (DyN)