Brasil, uno de los grandes exportadores de prostitutas
BRASILIA (EFE) -- Brasil es actualmente uno de los grandes "exportadores" de prostitutas del mundo y los principales destinos de esas mujeres son España, Italia, Holanda y Portugal.
Suiza, Venezuela y Surinam están también en la lista de destinos preferidos por las prostitutas, que en su mayoría son reclutadas por redes internacionales dedicadas al tráfico de mujeres.
La Policía Federal brasileña tiene en curso cientos de investigaciones sobre esas redes, en colaboración con las autoridades de los países receptores.
Otro estudio, hecho en 2003 por la Asociación Brasileña de Defensa de la Mujer, la Infancia y la Juventud (Asbrad), arrojó que 70.000 brasileñas que dejaron el país se prostituyeron.
Datos de la Policía Federal dicen que los dueños de burdeles de países latinoamericanos suelen pagar a las redes de tráfico de mujeres hasta 3.000 dólares por contar con una prostituta brasileña y que esa suma se eleva a casi 9.000 dólares en Europa.
Los dueños de los burdeles europeos, en general, envían a sus emisarios para contratar agentes en Brasil.
El informe del diario "O Globo" agrega que cuando llegan a Europa, las mujeres se vuelven rehenes de los empresarios de la noche, que cobran por sus pasajes, hospedaje y alimentación, así como muchas veces les retienen los pasaportes, configurando así un virtual secuestro.
Marina Oliveira, de la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen, dijo al periódico que ese intenso tráfico de prostitutas siembra desconfianza y lo relacionó con los recientes problemas migratorios entre Brasil y España.
No obstante, aclaró que cuando una prostituta de origen pobre es deportada, no hay ninguna repercusión social, pero el gobierno y la sociedad reaccionan cuando eso afecta a jóvenes de la clase media, como ocurrió con los últimos casos de brasileños no admitidos en España.
Hijos del drama.
El diario publica también un informe de la Alianza Global contra el Tráfico de Mujeres, en el que se aborda otra cara dramática de ese tráfico de prostitutas, que es la de los hijos que muchas de esas mujeres dejan en Brasil cuando viajan al exterior.
"Cuando parte, la mujer promete volver en tres meses, que es el tiempo que cree necesario para ganar el dinero que puede cambiar la vida de su familia, pero eso no ocurre y la deuda que contrae a veces sólo se paga en cinco años", explicó Marcel Hazeu, miembro de una de las organizaciones afiliadas a la Alianza.
Los niños quedan entonces con familiares y sin referencias de sus madres, que pasan a ser una especie de "fantasmas" en sus vidas.