A 150 años de la primera estampilla
BUENOS AIRES (Télam) -- La primera estampilla postal del país, que ayer cumplió 150 años, no llevó la cara de un prócer, como podría esperarse, sino la de Ceres, diosa romana de la Agricultura; y tampoco la puso en circulación el Estado nacional, sino la provincia de Corrientes, el 21 de agosto de 1856.
Su promotor fue su gobernador, Juan Gregorio Pujol, quien de regreso de un viaje a París, trajo consigo un sello de la primera emisión francesa de 1849, que tenía la efigie de la diosa, con la idea de establecer un timbrado similar en Corrientes.
Esa primera estampilla tuvo el valor de un real, la moneda de curso legal en aquella época, signada por las intensas luchas intestinas que precedieron a la unidad nacional.
Como homenaje el Correo Oficial lanzará 100.000 ejemplares de un sello postal conmemorativo.
Desde 1821 Corrientes ya contaba con un servicio de correo gratuito, conforme a lo establecido por la Constitución provincial sancionada ese año.
"La correspondencia epistolar es sagrada y ninguna carta puede ser abierta por el gobierno y los jueces de la provincia, sino concurriendo grave presunción de contener proyectos sediciosos y hostiles contra la seguridad interior y exterior de la provincia", advertía la carta magna correntina.
También determinó que el servicio de correos quedaba a las órdenes directas del gobernador de la provincia, quien fijaba las tarifas postales.
Conforme con esto, en los años siguientes se establecieron estafetas, se asignaron fondos para el pago de los chasquis, se organizaron las postas, se fijó la retribución de sus empleados, se reglamentó su transporte y más tarde se tarifó el servicio.
En Corrientes, un decreto, de fecha 23 de abril de 1853, firmado por Pujol, establecía un correo semanal para toda la provincia que debía salir de la Administración General de Correos de esa capital, los jueves de cada semana, a las 11 del día y especificaba que la correspondencia girada era libre de porte por el momento.
Pero la crítica situación del erario público correntino no permitió que tal medida alcanzara a sostenerse: el 18 de febrero de 1856, Pujol dispuso la creación de un impuesto postal cuyas tarifas se fijaron por decreto el 29 de febrero de 1856.
De esta manera se estableció el franqueo previo y obligatorio de la correspondencia: el remitente debía abonar el porte al despachar sus cartas, tal como se realiza actualmente.
¿Cómo se hizo?
Para el grabado de la viñeta se contactó al inmigrante francés Matías Pipet que era panadero, pero que había sido aprendiz de grabador en su país natal.
Como modelo, le dieron a Pipet el sello de la primera emisión gala de 1849 con la efigie de Ceres.
En una placa de cobre, el aprendiz grabó las ocho piezas que formaron la primera y única plancha de impresión, con la que se hicieron las 17 emisiones lanzadas hasta 1880, año en que fueron nacionalizados los servicios postales.
Las primeras estampillas se imprimieron en tinta negra sobre papel de seda y tenían el contorno liso.