Rémoras urbanas que buscan un destino
Distintas circunstancias provocan que proyectos edilicios no alcancen a concretarse, muchos en su etapa de gestación, otros cuando ya han alcanzado cierto avance de obra.
Esos inmuebles a medio construir, envueltos en problemas judiciales, olvidados por sus propietarios y presos de su propio destino, se convierten, con el tiempo, en verdaderas rémoras urbanas, en la acepción que esa palabra tiene al definir "cualquier cosa que detiene, embarga o suspende"; en este caso, el desarrollo de determinada área de la ciudad.
El siguiente repaso rescata algunos de esos emprendimientos, cuyo futuro se define de buena manera con la palabra "incertidumbre", en una época en que la construcción vive su mejor momento de la historia bahiense y cuando decenas de inversores prefieren, por lejos, colocar sus dineros "en ladrillos" por sobre cualquier otra opción.
* De hotel de lujo a edificio de departamentos
La estructura de hormigón armado de tres pisos ubicada en la esquina de Saavedra y O'Higginas quedó detenida hace 26 años, cuando quebró la firma que levantaba en el lugar el bautizado "Hotel del Sol", categoría 4 estrellas, ideal para una ciudad carente aún de ese nivel de hotelería.
Como elemento positivo del fallido emprendimiento, quedó la plaza vecina, ahora llamada "Ricardo Lavalle", construida y donada a la comuna por el mismo grupo inversor. En estos días, la sociedad Gran Bahía SA anunció la prosecución de la obra, modificando su destino original por el de edificio de departamentos. Una excepción aprobada por el Concejo Deliberante permitirá mantener los 17 pisos del proyecto original, a pesar de que el código urbano actual no autoriza a construir, en ese sector, más de 8 pisos. La excepción exige que la obra se inicie antes de abril de 2007.
* De italianos, universidades y trabajadores
En 1929, la Sociedad Italia Unita inauguró su fastuosa sede social en la esquina de Mitre y Rodríguez, complejo edilicio que incluía el teatro Rossini. Por sobre la euforia de los italianos residentes en nuestra ciudad, el emprendimiento demandó más dinero del pensado y la crisis económica de la época les hizo perder el inmueble, rematado en 1938. A partir de allí, el lugar tuvo usos variados, hasta que, en 1950, fue expropiado para servir como sede a la Confederación General del Trabajo (CGT). Intervenido, baleado y clausurado en varias ocasiones, el lugar quedó inhabitable en 1987, cuando una bomba destruyó gran parte de su estructura.
Patrimonio arquitectónico de la ciudad, el edificio diseñado por el ingeniero Adalberto Pagano está ahora en manos del Centro Cristiano Camino de Dios, al cual se lo entregó en comodato la CGT. El trato es simple: A cambio de ocuparlo, sus miembros deben poner en condiciones algunos sectores del inmueble, para que, en un plazo acordado, la agrupación gremial pueda volver a ocuparlo.
* Molino Godio: Demolición y olvido
Dorrego y General Paz. Allí quedan las paredes del que fuera el molino "La Sirena", inaugurado en 1922 por Luis Godio. Fue uno de los más importantes del país y su harina para galletas era apreciada por todos. En 1980, el molino fue adquirido por un trust harinero que, para evitar futuras competencias, lo desguazó completamente y demolió parte de sus instalaciones. En venta desde entonces, la estratégica ubicación vive una espera eterna.
* Hotel, galería, centro de compras...
No es, aún, una rémora, pero el monumental edificio de la avenida Colón y Brown siempre ha sido motivo de preocupación, por su incierto destino. Habilitado en 1909 por la cadena hotelera "The South American Hotels Company", como hotel Sudamericano, funcionó en ese rubro hasta mediados de la década del 70, en que cerró su historia con el nombre de Ocean Hotel. A partir de ahí, modificó su uso con el efímero funcionamiento, en 1979, de las "Galerías Ocean". Luego, lo ocupó el Centro de Compras de la Cooperativa Obrera (1987-1997) y, hasta hace pocos meses, una casa de artículos domésticos. Desde entonces, nada sugiere un nuevo ocupante. No es rémora, pero preocupa el destino que le darán sus propietarios, habitantes de la Capital Federal.
* El terreno de la escuela Normal
Desde hace 32 años, se encuentra libre de uso y destino este terreno en la esquina de Brown y Villarino. Subdividido en tres lotes, que suman 2.160 metros cuadrados, en el lugar existió el edificio construido en 1909 por la Unión Vasca, entidad que nunca llegó a usarlo, ocupado, entre 1921 y 1970, por la escuela Normal Mixta. Mudada en 1970 esa institución a calle 11 de Abril al 400, en diciembre de 1973 comenzó la demolición del inmueble que, justo es decirlo, se encontraba en un lastimoso estado. Adquirido por la Corporación del Comercio, en la década del 90, los lotes fueron vendidos, en 2000, a integrantes de la familia Liberman, de nuestra ciudad.
* Covisur, ¿con un nuevo destino?
Con más de 35 años de abandono, el musgo es muestra contundente del tiempo transcurrido desde la construcción de esta estructura de hormigón armado, en la esquina de Chiclana y Pueyrredón, que serviría para alojar un edificio de departamentos, impulsado por la cooperativa de viviendas Covisur, entidad que no tuvo un final feliz. Es, sin dudas, uno de los edificios fallidos que más tiempo llevan detenidos. Sin embargo, su futuro es alentador: Adquirido por un particular en remate judicial, en estos momentos, un estudio de arquitectura local analiza su readecuación a los nuevos tiempos.
* En calle Alvarado: Siameses de evolución dispar
Construido a principios de la década del 90, este singular edificio de calle Alvarado al 400 está conformado por dos conjuntos de departamentos independientes, aunque, en rigor, sus proyectistas lo pensaron como una estructura única. Con el tiempo, cada cuerpo conformó su propio consorcio, con diferente resultado. El complejo de la izquierda se terminó, está debidamente ocupado, mientras el de la derecha espera ser, algún día, digno hermano siamés. Adquirido por una empresa constructora de Viedma, algunos indicios sugieren su pronta reactivación.
* Edificios en quiebra
Dos obras importantes que, por años, seguramente, guardarán su condición de rémora. Una, vecina al club Napostá, y, otra, ocupando el terreno donde estuviera la vivienda de la familia Alsogaray (demolida para dar lugar a este emprendimiento), en calle Zelarrayán al 200. Son construcciones que llevaba adelante la empresa del empresario Carlos de Mendieta, la cual quebró (y su dueño desapareció), en 1999. Acreedores, afectados, transferencias de terrenos poco claras y una conocida burocracia judicial aseguran un extenso período de quietud en ambas estructuras.
* El Centro Cívico
Imposible pensar una nota sobre rémoras urbanas sin mencionar lo que todos conocen como el edificio del Centro Cívico, a mitad de la primera cuadra de calle Drago.
La estructura lleva la bonita cantidad de 38 años de ejecutada. Ubicado en un sitio de privilegio, el lugar serviría para alojar la biblioteca de la UNS y su departamento de Humanidades. Pero, en 1968, la casa de estudios superiores cambió de planes y la estructura de hormigón fue adquirida por la provincia. Un primer convenio con la comuna sirvió para definir que el lugar funcionaría como Centro Cívico. Desde entonces, han pasado ministros, intendentes, comisionados, ingenieros, interesados y notas periodísticas. Pero el "monumento a la burocracia" o "el elefante blanco", como también se lo menciona, sigue su espera. Ahora, la Municipalidad está autorizada a enajenar el inmueble. Los contactos están, el momento aparece como propicio.
* Oficinas, quincho y efecto Tequila
Hace 20 años, en 1986, la empresa Piro y Ruiz comenzó la construcción de un monumental edificio en calle Sarmiento esquina Lamadrid, con la idea de ocupar dos pisos con oficinas y el resto destinarlo a departamentos unifamiliares. El efecto Tequila barrió con esos sueños y la estructura quedó terminada y detenida. Con un curioso remate en su azotea, donde se ubicaría el quincho del edificio, y un subsuelo para cocheras, el inmueble fue adquirido, hace poco más de un año, por un inversor local que, aseguran, en poco tiempo pondrá en marcha el emprendimiento, respetando en gran parte el proyecto original.
* Corralón Vieytes: Un frente que espera
En calle Vieytes al 900, funcionó la empresa Corralón Vieytes, dedicada al rubro de la construcción, que alcanzó un importante desarrollo a fines de la década del 80. Fue entonces que comenzó la remodelación de su sede, colocando un impactante frente integral de aluminio y vidrio. Diferentes circunstancias llevaron al cierre de la firma, poco tiempo después, sin que terminara esa obra. Las quejas de vecinos y paseantes por el desprendimiento de vidrios fue moneda corriente. Hoy, el aluminio luce su noble comportamiento frente al paso del tiempo.
Otras que sí
"Llegaremos un día, y tanta ruina de la fantasmal casa será esplendor,
puesto que el hombre, entonces,
vendrá a morarla".
Braulio Arenas
En los últimos años, varias rémoras abandonaron esa condición, para ser parte de la buena estructura urbana local. Dos esquinas estratégicas, Zelarrayán e Yrigoyen (funcionó el restaurante Roma) y Mitre y Sarmiento (operó la financiera SIC), salieron del oscurantismo, para convertirse en un atractivo punto de locales comerciales. El edificio de Vialidad Nacional en calle Montevideo se está terminando, una inconclusa estructura de hormigón en Sarmiento y Granaderos se convierte en torre y la cegada esquina de Sarmiento y Zelarrayán va tomando vida.
Según fuentes oficiales, existen cerca de 50 "esqueletos" abandonados, en la ciudad. Estructuras que, en tiempos de crisis, son duros testimonios de la misma, pero que, en época de bonanza, ofrecen un terreno, generalmente bien ubicado, y una parte clave de la obra ya resuelta, componentes tentadores para cualquier inversor de estas tierras.