Bahía Blanca | Sabado, 11 de mayo

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Un corazón "así" de grande

Cuando su abuelo "Pepe" lo llevó de la mano al vecino El Nacional tenía 5 años de edad. Pocos podrían imaginar --con esa edad, él menos que ninguno-- que Federico Susbielles, "Chubi" para muchos, habría de ser uno de los elegidos que enriquecería el prestigio al básquetbol bahiense. Sin embargo, a poco que comenzó a deambular por los rectángulos rápidamente iría ganando un nombre en las categorías inferiores. Hizo la escuelita, donde recibió los primeros aprendizajes de Carlos Hernández y Gustavo Iraola, y luego fue siguiendo los pasos acorde con su edad: premini, mini, cadetes y juveniles.
Un corazón "así" de grande. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca


 Cuando su abuelo "Pepe" lo llevó de la mano al vecino El Nacional tenía 5 años de edad. Pocos podrían imaginar --con esa edad, él menos que ninguno-- que Federico Susbielles, "Chubi" para muchos, habría de ser uno de los elegidos que enriquecería el prestigio al básquetbol bahiense.


 Sin embargo, a poco que comenzó a deambular por los rectángulos rápidamente iría ganando un nombre en las categorías inferiores. Hizo la escuelita, donde recibió los primeros aprendizajes de Carlos Hernández y Gustavo Iraola, y luego fue siguiendo los pasos acorde con su edad: premini, mini, cadetes y juveniles.


 No son pocos los que recuerdan sus duelos en las inferiores con Juan Alberto Espil, el fabuloso encestador que todavía sigue sacudiendo las redes en Europa. Cuando El Nacional-Liniers se topaban, era fija que las gradas se poblaban para presenciar el choque de dos pibitos que prometían mucho.


 "Juan era dos años mayor que yo, pero como con edad de cadete, me incluían paralelamente en juveniles, nos enfrentamos al menos en cuatro finales. ¿Cómo me iba? Yo creo que bien... pero el que ganaba siempre era él", reconoció abriendo una sonrisa de oreja a oreja.


 "Al principio él dependía mucho de su hermoso tiro externo, pero a medida que incorporaba cosas a su juego, la verdad es que me complicaba bastante".


 Federico se confiesa admirador de Espil.


 "Juan es un gran tipo. Aparte que es una persona que quiero mucho, lo considero muy inteligente y muy completo. Nunca dejó de aprender aún siendo capitán y figura de la selección mayor argentina", subrayó.

¿Y por casa?




 Indudablemente que la trayectoria del ex escolta de "los chivos" es impresionante. Difícil de equiparar. Pero Federico Susbielles tuvo lo suyo. Y no fue poco.


 Casi imberbe, a los 14 años de edad, debutó en primera frente a Pacífico y en cancha de los verdes. Vaya paradoja, ya que desde siempre es el club de sus amores.


 A los 15, hizo su primera experiencia en la Liga "B", frente a Sporting, en Punta Alta".


 A todo esto "Chubi" --apodo diminutivo de su apellido, que le impuso Martín Fassano, un ex compañero (hoy médico) del Colegio Don Bosco-- venía cosechando títulos desde sus comienzos.


 Veamos: subcampeón provincial de premini y campeón bonaerense en mini, cadetes y juveniles, integrando el combinado bahiense. Cosecha completa. Como era precoz en aptitudes, siendo cadete integró paralelamente las selecciones de Bahía (en cadetes) y de Provincia (en juveniles).


 No extrañó, para nada, que Guillermo Vecchio en 1986 lo convocara para alistarse en la selección argentina de cadetes.


 "Ojo, no era el único de por acá. También estaba Leonardo Montivero y del resto podría mencionar a Gabriel Cocha, Marcelo Nicola, Claudio Farabello y Ernesto Michel. Nos fue bien", expresó lacónicamente.


 Claro, en Cúcuta, Colombia, derrotaron en la final a Brasil y se consagraron campeones.


 Dos años después fue "número puesto" en el equipo nacional de juveniles. Esta vez fue Alberto Finger el entrenador que lo reclutó.


 "A los que te mencioné antes, podría agregar al malogrado 'Palito' Cerutti, Diego Ossela, Leonardo Diebold y Jorge Racca. También nos fue bien".


 Para no perder la costumbre, contribuyó a que la Argentina subiera al tope del podio sudamericano a expensas, otra vez, de Brasil.

Un verde que madura




 Casi paralelamente, a favor de los pergaminos conseguidos en las divisiones formativas y de menores, Federico Susbielles tuvo espacio para dar otro rumbo a su carrera.


 "El Nacional desarmó su equipo porque se retiró de la Liga B, de modo que pasé a Pacífico, firmando mi primer contrato profesional. Corría el año 1986 y el 25 de marzo, cuando tenía 17 años debuté en Liga Nacional contra River, en Neuquén. Estaban en el plantel Marcelo Richotti, Carlos De Battista, Ariel Rodríguez, Jorge Ferrini, Héctor Ceballos y el refuerzo extranjero era Manuel Forrest", dijo Federico Susbielles, haciendo alarde de una memoria envidiable.


 Ese equipo, inolvidable, perdió en semifinales frente a Atenas de Córdoba, en Tres Arroyos.


 "Todavía hoy, sigo creyendo que Pacífico estaba para lograr el título, aunque para mí era todo nuevo. Fue una temporada en la que aprendí muchas cosas, fundamentalmente de Marcelo Richotti que era un ejemplo en todo y al lado de quien era muy fácil jugar".


 Para la temporada siguiente Pacífico armó tarde su equipo. Pero como había conseguido el apoyo de un sponsor importante, se crearon expectativas altas.


 "Creo que esa vez Héctor Campana no vino a Pacífico sólo debido a que había posado para "El Gráfico" con la camiseta de River, porque lo demás estaba todo arreglado. En su lugar contrataron, de última, a Germán Filloy, que llegó lesionado", apunta.


 Sin embargo, un brote inflacionario, de tantos... frustró todo, al punto que Pacífico debió desertar de la Liga.


 "Me resultó una experiencia terrible. Sus dirigentes y sus jugadores eran un auténtico reflejo de una gran barriada. Humilde, trabajadora, esforzada, que no se entregaba nunca. Por eso había ganado el sentimiento de la ciudad toda. Se hacían muchas veces sacrificios personales. Sinceramente, creo que esa etapa de Pacífico no fue suficientemente valorada", subraya con emoción.

Producto genuino




 Con 1m91 de talla, "Chubi" era un escolta extraño. Subía la pelota y la pasaba como un "2", pero como no tenía tiro exterior confiable, definía como un "3" o "4". Y, por cierto, su casillero de anotaciones siempre fue importante. Una idea clara lo dan los cómputos estadísticos. Con más de 250 partidos, su promedio trepa a 15,2 puntos por juego.


 "Recuerdo que (Julio Lamas) decía que no tenía contenido de gol, pero "León) Najnudel replicaba que sí, que lo tenía, sólo que los hacía de otra manera", nos comenta Susbielles.


 Ocurre que sus especialidades ofensivas pasaban por sus cortes a la zona del trapecio y, también, prenderse en los rebotes ofensivos, de los que siempre sacaba buen provecho.


 Fue, esencialmente, un jugador de equipo, muy inteligente para leer el juego y entregar a sus compañeros la cuota que necesitaban sea cual fuere el rubro. Por ejemplo, era un soberbio defensor.


 "Era lo que mejor sabía hacer", admite. "Podía y, de hecho, en ocasiones lo hacía, defender del 1 al 5", añade.


 De ejemplar conducta, fuerte físicamente y duro de cabeza, acaso su mayor atributo haya sido su entrega sin reservas. Fue un luchador sin concesiones y, por lo tanto, un jugador valiosísimo en los pasajes en los que un pleito se define.


 "Eran los únicos momentos en que metía montones de tiros libres, porque por lo general me tocaba jugar las pelotas bravas".


 Reconoce que le faltaron años de formación, porque se sumó muy jovencito a la Liga Nacional, pero podía compensar esa falencia con una enorme fuerza de voluntad y afán de aprendizaje.


 Sin temor a errores, es posible afirmar que Federico Esteban Susbielles refleja la más rancia estirpe de las características del jugador bahiense. Brindándose siempre por entero, con un corazón "así" de grande.

Pruebas al canto




 Tras el retiro de Pacífico de la competición liguera, Susbielles pasó al Peñarol MdP que orientaba Heriberto Schonwies en la Liga corta de 1990. Inicialmente le fue muy bien, pero sufrió una lesión que lo obligó a terminar la temporada en recuperación.


 "Se me cortó el ligamento intraperóneo, una lesión extraña. Sucedió que me caí, me pisaron y se me cortó el ligamento. Me hicieron un injerto y al tiempo pude seguir jugando", narra.


 Las temporadas 1991-92 y 1992-93, las hizo en Ferro, reclutado por Antonio "Chiche" Gornatti y donde conoció a Héctor Kriscautzki, un dirigente que lo impresionó vívamente.


 "Pese a que teníamos un aceptable equipo, con Teddy Colter, Jorge Martín, Randy Owens y Robert Henderson, zafamos milagrosamente del descenso. Le hicimos 3-0 a Echagüe de Paraná, pero fue una barrida mentirosa. En rigor, le ganamos 2 juegos por un punto y el otro por dos. Incluso, el primero de ellos nos lo adjudicaron a favor --video mediante-- dos horas después de terminado el partido, porque los árbitros no podían salir del club".


 Fue un triunfo épico, ya que los de Caballito perdían de 15 restando 4m30s y lo remontaron con un parcial de 16-0, siendo "Chubi" el abanderado de la reacción.


 "Luego, en cancha nuestra, que estaba repleta de hinchas, cerramos el pleito ganado por un punto. A falta de 20 segundos, Echagüe estaba en posesión. Le dieron la bola al americano de ellos y éste la retuvo hasta casi el límite, pero cuando se aprestaba para penetrar le robé la pelota tirándome al piso".


 Los viejos aficionados de Ferro todavía hoy recuerdan a "Chubi" con cariño, agradecimiento y admiración, porque dio muestras de una personalidad de elegido dentro de un rectángulo.


 "A la temporada siguiente se armó un equipo mejor. Vino Miguel Cortijo y... tuve que variar mi forma de contraatacar. Estaba acostumbrado a Richotti, pero Miguel me obligaba a correr por la paralela. El entregaba su asistencia sobre el filo, lo único que tenía que hacer yo era poner la bandeja".


 Fue una buena temporada para Ferro y muy buena para Susbielles, cuya planilla-resumen lo catapultó a figurar entre los cuatro mejores nacionales y al puesto 15/16 con los extranjeros incluidos, no obstante que en playoffs fue rápidamente eliminado por Peñarol.

Cambios de casaca




 En 1995 jugó en casa, para Estudiantes, que ya por entonces dirigía "Paquito" Alvarez y contaba con Del Sol, Gil, Ferrari, Pettoroso, Iglesias y los estadunidenses Mike Higgins y Ken Leeks.


 "Arrancamos muy mal, perdiendo los 7 primeros juegos, pero terminamos más que aceptablemente. Iba bastante gente a la cancha. Después al otro año, tuve algunas diferencias y me fui a Gimnasia de Comodoro".


 Otra vez, "Chubi" tuvo gran temporada, pero a la siguiente volvieron a molestarlo las lesiones. Dos veces el tendón de Aquiles y otra de menisco. Aún así, y sólo 11 días después de una operación, retornó al equipo y fue figura.


 Su trayectoria como profesional la terminó con seis años en el TNA.


 "Haber ido a Luz y Fuerza de Posadas fue la mejor decisión de mi vida. Allí conocí a la que hoy es mi señora, una gran mujer", enfatiza.


 También firmó para Racing de Avellaneda, Central Entrerriano de Gualeguaychú, Echagüe de Paraná y Lanús.


 "Al TNA lo conozco bien. Disfruté mucho porque es un torneo muy folklórico. Además, como se juega una vez por semana me permitía estar más tiempo con mi familia y, paralelamente, había logrado una madurez como basquetbolista que me permitía gozar más el juego", reconoce Susbielles.


 Su retiro como profesional se produjo cuando cumplió 30 años.


 "Mi hija conocía una ciudad por año, con los problemas que ello acarrea. Además, tantos entrenamientos, viajes y partidos no me dejaban avanzar en mis proyectos personales, así que decidimos, con mi esposa, regresar a Bahía".


 La última etapa es muy reciente y bien conocida. En 2001 entrenó inferiores en El Nacional. Posteriormente, ya en Pacífico, produjo un hecho largamente comentado. Al cabo de tres años y medio sin jugar, volvió a vestir su querida casaca verde, club que preside desde 2004.


 "Nos habían expulsado a Lliteras y debíamos jugar contra 9 de Julio la semifinal por el ascenso. Ganamos la serie eliminando al gran rival de barrio, aunque luego cedimos frente a Estudiantes".


 A los 34 años, se dio el gusto de bajar 18 rebotes. Más allá de la inactividad y del paso del tiempo, dejó en claro que su corazón seguía bombeando fuerte.

Cada cosa en su lugar




 Que Federico Susbielles resultara un deportista temperamental por excelencia, no quita que haya sido a la vez analítico. La siguiente frase es una muestra.


 "Si, es verdad que varias veces anoté 30 o más puntos pero, para ser sincero, yo disfrutaba mucho cuando hacía de todo un poco. Mi meta era ser un jugador de rendimiento parejo".


 Es serio y reflexivo de carácter, pero sabe dividir las aguas.


 "Tengo sentido del humor. No me molestan las bromas aunque dentro de un determinado contexto, porque cuando trabajo, trabajo. Cuando jugaba tenía otra disposición".

Vivencias




 Recuerdos, "Chubi" Susbielles atesora a montones. Lo que sigue es un extracto de sus narraciones.


 * "Si bien de cada entrenador uno recoge algo, para ser sincero aprendí mucho viendo y estudiando a otros jugadores".


 * "No practiqué activamente otras disciplinas, pero me gusta el fútbol. Mucho.


 * "Claro, mi deporte favorito es el básquetbol y lo sigo toda vez que me sea posible, aunque últimamente anduve muy ocupado".


 * "¿Qué jugadores elegiría como compañeros de equipo. Con los de Pacífico de 1988 (Richotti, De Battista, Ariel Rodríguez, Ceballos, Forrest) jugaría toda la vida. Lo hacíamos de memoria, era una orquesta que siempre se daba al límite".


 * "En el Mundial de Japón, a la Argentina la veo disputando la final. Mi única preocupación es la poca actividad que está teniendo (Fabricio) Oberto".


 * "Cierta vez, jugando de visitante, perdimos un partido de Liga Nacional. Durante la cena antes del regreso, noté al presidente de nuestra delegación muy apesadumbrado. Estuvo como dos horas acodado a la mesa y tomándose la cabeza. 'Bueno, perdimos, pero dentro de unos días tenemos revancha. No se lo tome así', traté de alentarlo. Fue ahí cuando me enteré que no tenía dinero para pagar la comida. Usé mi tarjeta personal... Cuento esto, y no te menciono el club, porque así como viví grandes alegrías, también me tocó compartir momentos difíciles".


 * "A propósito de dificultades, y de los formidables esfuerzos que hacen los clubes ligueros, recuerdo una del incomparable Néstor "Pechuga" Martinelli, un máster en el manejo del reloj en cancha de Pacífico. Cierta vez, estando el club en problemas, "enfermó" a una supuesta tía y le habló a Alemania a un familiar real, pidiéndole 10.000 dólares para poder darle debida atención. Se los giraron y, automáticamente, los puso a disposición de club. En Pacífico hubo y hay gente de esa madera tan especial".


 * "Mi abuelo 'Pepe', el que me inició en el básquetbol, había jugado en los años 30 ó 40, junto a los Bournaud (Abel, Alejandro y Héctor) y de Juan Mendiburu. Murió en la cancha de fútbol de Pacífico, y yo estaba junto al él mirando el partido".


 * "De mis entrenadores de selección nacional puedo decir que Edgardo Vecchio es incapaz de mantener buena relación con jugadores en torneos que no sean cortos. De Alberto Finguer, que es un maestro, un pedagogo del básquetbol".


 * "Sólo una vez me expulsaron. Jugando por Luz y Fuerza (Posadas) contra Siderca (Campana) en el TNA hubo una falta fuerte, un entrevero con Carl Amos y nos expulsaron. Habían transcurrido sólo 16 segundos. No, no llegamos a la piñas".


 * "No sé si contártelo, porque ahora puede sonar pedante. Pero te digo la verdad. 'Manu' Ginóbili me impresionó, y mucho, cuando jugaba en menores. Advertí que era distinto. Lo fui siguiendo en varios partidos. Ahora también lo sigo... pero por TV".


 * "Como muchos otros basquetbolistas bahienses, me sentía afortunado porque creía que era una especie de embajador del deporte de mi ciudad, representando parte de lo que fue y es Bahía. Pero a partir de Emanuel Ginóbili, apenas quedamos a la altura de un secretario del cónsul... Es formidable, casi increíble, cómo "Manu" la proyectó en todo el mundo".

Personal




 Federico Esteban Susbielles nació en Bahía Blanca, en calle 25 de Mayo al 200, el 6 de octubre de 1970.


 Contrajo enlace con la misionera Daniela Kornel, de cuyo matrimonio nació Luisina (10 años) quien, desde el lunes 15 de mayo, tiene en José a su hermanito.


 "Chubi" hizo sus estudios secundarios en el Colegio Don Bosco.


 Fue profesional del básquetbol hasta 2001 y luego dueño del restaurante "Leyendas".


 Es actual director ejecutivo de PAMI, cargo que ejerce desde agosto de 2004.

Enrique Nocent/"La Nueva Provincia"