Bahía Blanca | Sabado, 30 de agosto

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Luz, cámara... y no se calla

Si algo no se le puede negar a Miguel Arbós es que sepa de cine. Ahora bien, estar de acuerdo con sus apreciaciones, ya es otro tema. Este guionista y director de cine de 45 años, que estrenó en el medio como asistente, ni más ni menos, que de Alejandro Doria, Luis Puenzo --fue asistente de dirección en la oscarizada La historia oficial--, Héctor Olivera, Marcelo Piñeyro, Juan Bautista Stagnaro y Carlos Galettini, y que enseña en la cátedra de dirección de la carrera de Imagen y Sonido de la UBA, no encuentra restricciones a la hora de analizar su hábitat.
Luz, cámara... y no se calla. Aplausos. La Nueva. Bahía Blanca


 Si algo no se le puede negar a Miguel Arbós es que sepa de cine. Ahora bien, estar de acuerdo con sus apreciaciones, ya es otro tema.


 Este guionista y director de cine de 45 años, que estrenó en el medio como asistente, ni más ni menos, que de Alejandro Doria, Luis Puenzo --fue asistente de dirección en la oscarizada La historia oficial--, Héctor Olivera, Marcelo Piñeyro, Juan Bautista Stagnaro y Carlos Galettini, y que enseña en la cátedra de dirección de la carrera de Imagen y Sonido de la UBA, no encuentra restricciones a la hora de analizar su hábitat.


 Está convencido de que, al compás de los tiempos, el cine se ha vuelto un "nicho" eminentemente comercial y de que, conveniencias mediante, mucha producción nacional "basura" se convirtió en "una verdadera obra de arte".


 Dice que trabajar en Buenos Aires implica morir en el intento y tratar de estrenar una película lejos de los lobbies, un drama.


 "Por eso, en líneas generales prefiero trabajar en el interior", asegura.


 "En Buenos Aires algunas cosas se volvieron un problema. Cortar el tránsito para filmar exteriores de una película, representa uno de ellos. No me gusta filmar los frentes, como en televisión. Pretendo trabajar como se hace en cine, desde diferentes ángulos, que la vida parezca la vida y no una foto con un telón de fondo, y para eso hay que pedir permiso para cortar la calle y los vecinos, minutos después, te están haciendo una manifestación. En el interior eso no ocurre", distingue.


 Consecuente con esa idea, Arbós se encarga personalmente de promover sus películas. En su filmografía se cuentan tres, incluyendo Los esclavos felices que acaba de estrenar en nuestra ciudad y la vecina Punta Alta. De ahí el motivo de su visita a este medio.


 "Hago de todo --comenta--: Publico avisos, contrato a un chico para que reparta volantes sobre la película, visito a las autoridades para lograr algún apoyo, pago los permisos para las pegatinas de afiches y soy capaz de invertir el valor de un departamento. Eso fue lo que perdí con mi película anterior, Campo de sangre, que filmé en La Pampa".

Promoción y decadencia




 -- Coincidirá en que el cine argentino está viviendo uno de sus mejores momentos con una cantidad de producciones y premios récord durante 2003?


 -- Quiero separar la idea del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de sumar kilómetros de exhibición de la producción nacional --una idea excelente que por primera vez yo estoy aplicando-- de la promoción del cine argentino en el exterior a través de los festivales internacionales.


 "Para obtener premios internacionales hoy hay que hacer películas fuera de foco, sin verdaderos actores y sobre tres problemáticas puntuales que venden en el exterior, como son los cartoneros, los desaparecidos o la decadencia social.


 "Los festivales están divididos de tal manera que el jurado que determina qué películas son interesantes está integrado, en muchos casos, por algunos de los críticos que más conocemos y que calificaron esos filmes de excelentes, aunque para el espectador medio resulten verdaderos bodrios.


 "Diciendo esto me he ganado el enojo de más de uno, motivo por el cual estreno mis películas en el interior".
-- ¿Alguno rescatable...?
-- Reconozco en el Nuevo Cine Argentino a cuatro o cinco autores de veintipico de años: Pablo Trapero, Adrián Gaetano, Lucrecia Martel y Damián Szifrón, quien con 29 años y haciendo lo que está haciendo es "Gardel".




 "Después hay un grupo muy grande de cineastas que en su mayoría surgen de la Universidad del Cine de Antín (donde los niños ricos que tienen tristeza filman a los pobres desde arriba de un auto), que ganan premios internacionales al `rolete' pero realizan películas que son invisibles para el gran público".

Los límites de la impunidad




 -- ¿Los filmes que usted realizó no tratan indirectamente sobre esa decadencia social que cita como interesante para el exterior?


 -- No. En todo caso, las tres películas que hice, todas tratan sobre la impunidad. Carlos Monzón pensó que, como ídolo social, jamás iba a ser condenado; Ronzatti, el protagonista del segundo filme, descuartizó a la mujer y como funcionario del gobierno de turno, supuso lo mismo; y el líder de la secta del tercero, lo dice al final de la cinta. La impunidad es el tema que sin dudas me moviliza.


 -- Y no forma parte de una realidad decadente


 -- Sí, pero la realidad atraviesa a las distintas épocas, y la moda se queda en la coyuntura. Si el presidente Kirchner logra bajar el nivel de desocupación un siete por ciento dentro de veinte años la gente no va a saber quiénes eran los cartoneros porque esos muchachos habrán entrado a trabajar en una curtiembre o una fábrica.


 "El tema de los desaparecidos, si bien nos marcó, `ya fue' al menos desde el punto de vista cinematográfico, porque ya se hicieron muchas películas y muy bien sobre el tema. Si se lo va a retomar, se debe hacer con cierto compromiso.


 "Yo hice Campo de sangre, un policial basado en un hecho real, ninguna obra maestra. El día que fue estrenada competía en un cine de Martínez, con otras dos argentinas muy conocidas y muy laureadas. Pero frente a la puerta de las salas comprobé que la poca gente que ingresaba a verla se quedaba hasta el final, a diferencia del público que asistió a las otras dos, que se retiraba en mitad de la exhibición porque ya no las toleraban".


 -- ¿Un nuevo "mal argentino"?


 -- No. El Señor de los Anillos, que tantos premios recogió, dentro de veinte años va a ser una "basura", como lo es hoy para muchos Los cazadores del Arca Perdida que en su tiempo fue un éxito y en la actualidad la dan en televisión como relleno de programación. Así es el negocio.


 -- ¿Es para tanto?


 -- Es que hace diez años, ganaban cinco, seis o siete Oscar películas como El Padrino, Atrapado sin salida o Taxi driver. ¿Qué tiene que ver el filme de Peter Jackson con aquellos? Jackson ideó una saga dirigida directamente por el señor que hizo los efectos especiales.


 -- A simple vista, usted se parece bastante a un Quijote...


 -- No lo creas. Daniel Burman, de quien soy amigo, me dijo que su película Un crisantemo estalla en Cincoesquinas resultó a su criterio la peor de la historia del cine y la crítica se la calificó de excelente, mientras que Esperando al Mesías, una de sus preferidas, fue calificada de buena.

María Inés Di Cicco/"La Nueva Provincia"

Ficha técnica

"Los esclavos felices"
* Dirección: Gabriel Arbós.
* Guión: Gabriel Arbós y Alfredo Silleta.
* Fotografía: Facundo Flores.
* Elenco: Laura Agorreca, José Luis Alfonzo, María Fiorentino, Alejo García Pintos, Jorge Marrale, Nicolás Pauls, Horacio Peña, Roly Serrano, Alicia Zanca.
* Género: Drama.
* Procedencia: Argentina (2003).
* Duración: 100m.
* Para mayores de 13 años. En Cinemacenter.