Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Un tiempo marcado por la necesidad de navegar las aguas embravecidas de la política

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la capital provincial.

   Fuertes estallidos de pirotecnia política y el recrudecimiento de contagios por una nueva ola de la pandemia dibujan un fin de año complejo sobre el mapa de la provincia de Buenos Aires.

   Un raro guiño del destino hizo que fuera un 28 de diciembre, “Día de los Santos Inocentes”, el de la maratónica sesión de una Legislatura bonaerense que en un sprint final, y ya en el período de sesiones extraordinarias, aprobó el Presupuesto y las leyes impositivas, la creación de nuevos ministerios, el nombramiento de funcionarios en organismos estatales, y la reforma de la ley que limita las reelecciones de los intendentes, legisladores, concejales y consejeros escolares.

   Justamente, ese último punto que tanta polémica generó en todo el arco político, logró lo que en mucho tiempo no se había logrado, cerrar la grieta ideológica de la “agenda política”. Es que, al menos por un rato y por intereses cruzados, tuvieron que ponerse de acuerdo oficialistas y opositores para poder llegar finalmente al número necesario para sacar la reforma de los calurosos recintos de sesiones de Diputados y Senadores.

   Y así festejaron los intendentes de todos los colores, y festejaron por lo bajo los legisladores con la sensación del deber cumplido.

   Pero donde no hubo festejos fue en el campamento de Juntos. Esta ley provocó un cisma hacia adentro de la coalición opositora, que ya se venía anunciando, y que significó que legisladores vidalistas y de la Coalición Cívica votaran en disidencia con su propio bloque.

   Es más, el senador bahiense Andrés De Leo, presidente de los “lilitos” de la Coalición Cívica en la Provincia, fue muy duro en su mirada. “Hoy se le dio la espalda a la gente”, dijo

    Más o menos en los mismos términos se pronunció el massismo parlamentario después que la Legislatura mayoritariamente le facilitase “luz verde” a un proyecto de ley, alejado de la realidad y en medio de una sesión extraordinaria entre las fiestas de fin de año, que permite la reelección de los intendentes por un período más y que en definitiva, “solo beneficia a un puñado de dirigentes políticos que se alejan cada vez más de la realidad ciudadanía”, dijeron legisladores del Frente Renovador que capitanea el tigrense Sergio Massa.

    Desde el esquema oficialista del Frente de Todos consideraron que las modificaciones aprobadas a la ley que “limita las reelecciones indefinidas”, son un “parche” y que en definitiva, "la legitimidad a los intendentes se la da el pueblo con su voto” en cada turno electoral.

   Para no pocos el proyecto que se votó fue una especie de caballo de Troya, porque el autor fue un senador platense de Juntos,  Juan Pablo Allan, que bajo el pretexto de subsanar el error cometido en la reglamentación de la ley motorizada por la ex gobernadora María Eugenia Vidal, y votada durante la gestión de Cambiemos, eliminó el famoso artículo 7, que tomaba como primer mandato al comprendido entre 2015/19, dando vía libre así a una nueva reelección a quienes fueron electos en 2015.

    En el Senado bonaerense fue el debut de Christian Gribaudo como presidente del bloque de Juntos, y no fue de los mejores, porque la primera votación fue dividida. Ahora vendrá el verano y las vacaciones, y cuando todo decante se verá hasta donde llegan las cicatrices de dicha jornada.
Quizás quienes más costos pagaron hacia adentro, fueron los radicales, quienes por su configuración histórica, son un partido con mucho debate interno, y donde sus dirigentes deben dar explicaciones de lo que dicen o hacen.
En los foros boina blanca la bronca de los radicales de a pie, era mucha y en crecimiento. “Hay que desensillar hasta que aclare”, dijo un viejo correligionario, parafraseando a un ex presidente.

   Quizás la realidad haga su trabajo, y el comienzo del 2022 con la pandemia de Covid que parece tomar nuevamente impulso, borre de la agenda mediática este tema. Pero lo que es seguro, que marcas quedaron.
La inocultable exposición pública que logró la discusión legislativa en torno de la ley que permite a los intendentes ser reelectos por un periodo consecutivo más, puede derivar en “costos políticos” a pagar en un futuro electoral.  Los cruces entre el vidalismo residual y los jefes comunales de JxC seguramente tengan nuevos capítulos de fuego cruzado. Uno de ellos, es el intendente platense Julio Garro, de fuerte participación entre aquellos que promovían cambiar la legislación.

    A diferencia de ministros, alcaldes municipales y legisladores del oficialismo gobernante del Frente de Todos, el gobernador Axel Kicillof, dejó hacer.

   No se exhibió  dispuesto a mover un dedo ni a pagar el “costo político” de exponerse en un tema que provoca ruidos y que, en definitiva, tampoco está al tope de sus propias necesidades políticas.

   Los funcionarios que responden al entorno gubernamental  de calle 6 entienden que es una reforma que le alivia el futuro político a intendentes propios y ajenos.

    El objetivo de Kicillof es otro. Debe afinar la puntería de su gestión para activar la “recuperación económica" ampliando los niveles de inversión pública en infraestructura que además, permita generar empleo en la Provincia.  El debate legislativo por la reelección de los intendentes terminó opacando la sanción del Presupuesto bonaerense y la ley impositiva 2022. Como así también, la ley de ministerios y los pliegos para designar nuevos funcionarios bonaerenses y directores del Banco Provincia.