Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Reservas y negociación con el FMI: al dólar le espera un verano muy movido

Los primeros meses del año arrancan muy fuertes en términos de vencimientos y no hay dólares en el BCRA para pagarlos.

Francisco Rinaldi / frinaldi@lanueva.com

    El verano viene muy caliente. Y no solo por las altas temperaturas: con el continuo combustible de la emisión de pesos, reservas del BCRA en caída y vencimientos de deuda impagables sin un acuerdo con el FMI, el dólar libre marchará al compás de la posibilidad de un arreglo con el organismo multilateral que le pueda bajar la fiebre al mercado.

    Es que los coletazos del dólar informal son un termómetro de las consecuencias de una emisión de pesos en alza, la que, según posteó en su cuenta de twitter el economista Gabriel Caamaño, ya supera el 4,4% del PBI (sin contabilizar la última semana del año), de forma que se convirtió en la segunda más elevada desde 2001. La divisa de EE.UU. en este segmento cerró ayer en 207 pesos en la city porteña y en 211 en nuestra ciudad.

    Así, con más pesos en la calle y desconfianza generalizada, arribar a un arreglo con el FMI sería la única forma de evitar un descalabro cambiario mayor, que afecte, por la vía de la inflación, a los castigados salarios de los trabajadores argentinos.

    Pero no es sencillo y enero empieza muy movidito: de acuerdo con el periodista y economista Maximiliano Montenegro, arranca con vencimientos de deuda por 1.773 millones de dólares, de los cuales, U$S 718 millones hay que cancelarlos con el Fondo Monetario.

    El gran problema, que los agentes mejor informados del mercado ya conocen de sobra, es que las reservas del Banco Central son insuficientes para afrontar ese monto.

    Es que descontando a las reservas brutas, que totalizan unos 38.860 millones de dólares, aquellos ítems que no se pueden usar de forma inmediata, como el swap con China (U$S 20.000 millones), los encajes sobre los depósitos en dólares (U$S 11.500 millones del sector privado más alrededor de 2.000 millones del sector público) y préstamos internacionales de dólares (3.150 millones), el nivel de reservas netas rondaría los 2.000 millones de dólares, de acuerdo con las estimaciones del analista Amilcar Collante.

    Otras estimaciones, donde se sustraen otros ítems, como la del economista Gabriel Rubinstein, sitúan las reservas netas en niveles incluso inferiores (924 millones de dólares).

   Pero independientemente de los cálculos, ya desde marzo el Banco Central no contaría con dólares líquidos para pagar, ya que ese mes vencen nada menos que U$S 4.200 millones (más de la mitad con el Fondo).

    De allí el apuro del Gobierno por arreglar con el organismo multilateral, algo que su ministro de Economía, Martín Guzmán, no ocultó en sus últimas declaraciones a la prensa, cuando dijo al diario español El País que pretendía cerrar “lo más rápidamente posible” con el Fondo.

    “El Gobierno no debería seguir tirando de la cuerda. Patear para marzo lo del FMI es mucho tiempo y el BCRA no cuenta con reservas netas en su activo para aguantar mucho más”, señaló a La Nueva Collante.

    Con todo, el ritmo del mercado cambiario la marcará la cercanía -o no- de un arreglo con el organismo nacido en los históricos acuerdos de Bretton Woods, tras el inmenso crédito otorgado a la Argentina durante el gobierno de Mauricio Macri. 

¿Devaluación?

    Otro de los puntos complicados es una posible suba del tipo de cambio oficial, ya que durante 2021, la suba del dólar en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) fue de apenas un 25,5%, muy por debajo de los precios minoristas (+51,2%).

     El problema es que, a la luz de un eventual arreglo con el Fondo, el “sinceramiento” del oficial es una de las primeras solicitudes. De hecho, una completa investigación de la economista argentina Noemí Brenta advierte que durante los períodos de vigencia de acuerdos con el FMI (21 entre 1956 y 2004), la inflación promedio fue superior a otros, porque el organismo suele pedir la devaluación de la moneda doméstica como exigencia pevia para un arreglo, además de aumentos de impuestos y tarifas públicas.

   El reloj está corriendo.