Bahía Blanca | Sabado, 18 de mayo

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“El estadio parecía una caja de zapatos”, dijo un neuquino que estuvo en Olavarría

Oriundo de Centenario, de paso por Bahía Blanca para volver a su hogar, Lucas Giordano aseguró que se tardó demasiado en habilitar alternativas para evacuar a la masa y que los cacheos fueron poco exhaustivos.
Fotos:Gentileza Lucas Giordano y Facundo Morales - La Nueva.

   “El estadio estaba todo cerrado, parecía una caja de zapatos”, contó a La Nueva. el neuquino Lucas Giordano quien viajó con sus amigos Mauricio "Pirucho" Contreras y Raúl "Pela" Micolich desde Centenario -Neuquén- hasta Olavarría para vivir la denominada Misa Ricotera que finalmente terminó con una avalancha humana y con un saldo de dos muertos y varios heridos y gente perdida.

   El Indio Solari se presentó el sábado por la noche en un predio de 15 hectáreas preparado para algo más de 150 mil personas. Sin embargo, distintas fuentes aseguran que al recital concurrieron más de 300 mil.

El neuquino Lucas "Garra" Giordano (izq.) con el "Pela" y "Pirucho".

"El lugar era chico. Recién cuando todo colapsó, abrieron unas puertas alternativas, una especie de planchuelas, para que la gente saliera por los costados", contó.

   "Si las hubieran abierto antes se hubiera descongestionado de mejor manera y no hubiese habido, como hubo, gente que se desmayaba a la salida. Se armó una especie de embudo”, evaluó.

   El neuquino opinó que tanto al Municipio de Olavarría como a la producción del Indio el evento se les fue de las manos y que hubo muchos fallos e irregularidades.

   "Si esperaban un evento para 200 mil personas el predio tenía que ser, por lo menos, para 300 mil. Además, en el cacheo no te revissban la mochila y la gente entraba con botellas de vidrio. Tampoco te pedían las entradas", dijo.

   Por otra parte, pudo ver gente orinando y durmiendo en cualquier lado, campings estaban desbordados y ni un solo espacio habilitado para arrojar residuos.

   En principio, en el sector en que se ubicó junto a su grupo -entre la torre 3 y la 5- cuando comenzaron los disturbios y la avalancha, ni Lucas ni sus amigos advirtieron la magnitud de lo que estaba pasando.

   “Estábamos muy cómodos en nuestro sector. Nos enteramos de lo que pasaba por las pantallas. El Indio paró el recital y empezó a decirle a la gente que se corra, que pare un poco. Identificó a los que estaban excedidos y les decía que se fueran para atrás”, comentó.

   “Tuve más miedo afuera del estadio que adentro porque había varios que estaban descontrolados. Afuera estába más aspero”, dijo.

   Lucas ya había visto al Indio en el Estadio Único de La Plata y la impresión que se llevó del recital fue muy distinta. Se trató de un evento mucho más contenido y organizado.

   “Esto fue a campo libre y faltó más seguridad. También fueron diferentes las circunstancias porque la gente siempre piensa que es el último recital del Indio y cada vez se colapsa más”, señaló.

   Aseguró que durante los disturbios hubo gente que se volvió imparable.

   “Por más que pongas seguridad, policía, hay gente que no la podés parar. Hay masas de gente que no podés controlar. En la terminal todo fue un desastre”, agregó.

   Resaltó el accionar de la Policía de Olavarría que, ya finalizado el show, lo acompañó a encontrar su auto, ya que temía que se lo hubieran robado como le había pasado a algunas personas que hacían la denuncia en la comisaría.

    “Me gusta mucho su música, el ritual del recital, la previa, todo y compartirlo con mis amigos. Lamentablemente, siempre está opacado por mucha gente que no va a divertirse, como en este caso quienes quemaron todo en la terminal, sino a especular si pueden mandarse alguna c...”, expresó.

   Esta vez, como sucedió en Cromagnon, la Misa se transformó en un velorio.