Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

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La justicia absolvió al único acusado del crimen

Otro de los crímenes más resonantes de la historia delictiva contemporánea de nuestra ciudad y la región, el homicidio de Claudia Daiana Méndez (17), quedó impune, luego que ayer la justicia absolviera, por falta de pruebas, al único acusado de haber consumado el hecho. Los jueces Claudia Cecilia Fortunatti, María Eloísa Errea de Watkins y Guillermo Mércuri, del Tribunal en lo Criminal Nº 2, entendieron que ni en la causa ni en el juicio, se sumaron elementos incriminatorios contra Erwin Hardy Fernández Valenzuela y, por ese motivo, ordenaron su libertad, bajo caución juratoria, teniendo en cuenta que el fallo no está firme.
La justicia absolvió al único acusado del crimen. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca

 Otro de los crímenes más resonantes de la historia delictiva contemporánea de nuestra ciudad y la región, el homicidio de Claudia Daiana Méndez (17), quedó impune, luego que ayer la justicia absolviera, por falta de pruebas, al único acusado de haber consumado el hecho.


 Los jueces Claudia Cecilia Fortunatti, María Eloísa Errea de Watkins y Guillermo Mércuri, del Tribunal en lo Criminal Nº 2, entendieron que ni en la causa ni en el juicio, se sumaron elementos incriminatorios contra Erwin Hardy Fernández Valenzuela y, por ese motivo, ordenaron su libertad, bajo caución juratoria, teniendo en cuenta que el fallo no está firme.


 Es que el fiscal Eduardo Zaratiegui --quien ayer estuvo representado por su colega María Marta Corrado-- apelará la resolución ante el Tribunal de Casación Penal de la Provincia.


 La madre de la víctima, en tanto, recibió con suma tranquilidad la decisión de los magistrados, ya que suponía una definición así, debido a que creía en la inocencia del sospechoso.


 A su vez, criticó la investigación que llevó adelante el fiscal Christian Long --quien no participó del juicio por estar de licencia-- y se lamentó porque el caso vuelve a fojas cero.


 De una forma similar, ya habían quedado sin condena los homicidios del menor Federico Margiotta, cometido en Coronel Pringles y por el cual llegaron a juicio dos comerciantes de esa ciudad y el de la estudiante Ruth Utriera, perpetrado en un surgente ubicado detrás de la ex Lanera San Blas y que derivó en la absolución de cuatro imputados.

Pocas certezas




 Antes de analizar lo atinente a la eventual autoría de Fernández Valenzuela en el delito, el tribunal tampoco acreditó la materialidad del hecho, tal como lo había sostenido el fiscal, al entender que no se demostraron la fecha exacta del homicidio, ni tampoco el lugar.


 Sí consideró probado, en base a los elementos reunidos, que la adolescente fue estrangulada con posterioridad a las 13.30 del viernes 21 de noviembre de 2003, mediante la presunta utilización de un cinturón náutico azul, que apareció en su cuello cuando se encontró el cadáver, el 7 de diciembre siguiente, en un descampado a la vera de las vías del ferrocarril, a la altura de la calle Méjico.


 "No obstante el encomiable esfuerzo puesto de resalto por el señor agente fiscal en sus alegatos, tendiente a acreditar a través de prueba indiciaria la relación que vincule al imputado como autor del hecho y las contradicciones señaladas por el particular damnificado, no encuentro que las circunstancias tomadas como indicios... lleven a un grado de certeza tal que formen la sincera convicción de que el encartado antes nombrado --y tan solo él-- sea el autor de la muerte de Claudia Daiana Méndez", expresó en sus fundamentos la jueza Fortunatti, quien contó con la adhesión de sus pares.


 Luego de analizar los alegatos de las partes, se inclinó por el planteo absolutorio del abogado defensor Leonardo Gómez Talamoni.


 "Nada... nos permite dilucidar qué le ocurrió a Claudia Daiana Méndez luego que se separara del joven Cristian Gabriel Lillo (su novio), en inmediaciones del mercado Thompson, el 21 de noviembre de 2003, aproximadamente a las 13.30", señaló la magistrada.


 Acerca de los dichos de un testigo de identidad reservada, quien declaró haber estado presente en una reunión en la cual el acusado discutió acaloradamente con la joven, por una cuestión de drogas, los magistrados aclararon que no hay "corroboración" de ese elemento con otros acumulados.


 Explicaron que al menos otras dos testigos desmintieron a aquel, al sostener que no estuvieron presentes en el supuesto encuentro.


 "Sólo queda la versión del testigo... sobre la existencia de una supuesta reunión en donde se consumió drogas y alcohol y en la que se produjo una discusión por dinero entre el imputado y la víctima, circunstancia ésta desmentida por todos los demás participantes de la misma", manifestó Fortunatti.


 Dijo que tampoco se acreditó que en esas circunstancias haya perdido la vida Daiana, "máxime cuando este mismo testigo (de identidad reservada) dijo haber visto a la víctima con posterioridad a la supuesta discusión, amén de tampoco poder fijar temporalmente la ocurrencia de la misma".


 "Los restantes indicios valorados por el agente fiscal no llegan a conformar, a criterio de la suscripta, presunción alguna de autoría para el procesado", amplió.


 En cuanto a las transcripciones telefónicas, señaló que "no puede derivarse lógicamente indicio alguno de autoría en contra del imputado, por cuanto no surge quiénes son los interlocutores de las mismas".

El cinturón




 Respecto de la eventual propiedad de Fernández Valenzuela del cinturón usado en el crimen, los jueces advirtieron que el procesado utilizaba ropas de sus compañeros de vivienda --según se probó en el juicio-- y que sólo aquel testigo de identidad reservada hizo alusión a que la prenda sería del sospechoso.


 "El novio de la joven, Cristian Gabriel Lillo, manifestó ante el tribunal que él tenía un cinto similar y que le había regalado uno igual a Daiana, creyendo que era el que tenía puesto la última vez que la vio", informó Fortunatti.


 "De lo expuesto surge que no existe elemento probatorio alguno que acredite que el cinto con el que se le causó la muerte a Claudia Daiana Méndez, haya sido de propiedad del imputado", destacó.


 Por otra parte, hizo mención a los informes policiales reunidos, que reflejan seis líneas de investigación, "de las cuales no surge mención específica alguna al imputado", salvo la posible vinculación entre el grupo de "Los chilenos" (que Fernández Valenzuela integraba) y la familia Gómez.


 "Especialmente con Karina Gómez, a quien directamente sindican como implicada en forma directa en el homicidio... por problemas derivados de la droga o por razones pasionales, atento haberse interpuesto ésta (la víctima) en una relación sentimental que mantenía Karina Gómez", continuó.


 Por último, la doctora Fortunatti resaltó que de la indagatoria al detenido no surgieron mendacidades que pudieran cambiarle la opinión formada en cuanto a su absolución.


 "No encuentro que existan elementos de prueba suficientes para tener como legalmente acreditada la participación del procesado Erwin Hardy Fernández Valenzuela en el hecho descripto en el punto anterior, por el que se le causara la muerte a Claudia Daiana Méndez", finalizó.

"Lamento que mi hija es un caso más impune"




 Una dura crítica al encargado principal de la investigación del crimen de su hija, que derivó en el juicio oral, emitió ayer Cecilia Cofré, una vez conocida la sentencia.


 Con notable entereza y tranquilidad, la madre de Daiana reconoció que "lo sentí en mi corazón que este hombre no tenía nada que ver. Vi que los testigos que declararon durante todos estos días del juicio mentían mucho, hubo cosas que no son ciertas, que yo, como mamá, veía que no son ciertas".


 Dijo que el titular de la UFIJ Nº 5, cuando tomó la causa, "se inclinó por esta banda de 'Los chilenos' (integrada por Fernández Valenzuela) y hacia una parte de mi familia, que también sentí en un principio que no tenía nada que ver, porque si bien tienen antecedentes, nunca pensé que podrían llegar a tanto. Yo me inclino más por el boliche (que funcionaba en el club Villa Mitre) adonde mi hija iba".


 En el mismo sentido, sostuvo Cofré que el caso "se trabajó muy mal, lo único que lamento es que mi hija es un caso más impune, que no se hizo justicia, que el fiscal Long trabajó mal y no dio la cara, cuando tendría que haber estado hoy, acá".


 La entrevistada se manifestó esperanzada y con impulso para seguir adelante y llegar al esclarecimiento del delito, pese a tener en claro que la causa "está en fojas cero".


 "Dios me da la fuerza que tengo, pienso unirme a (Julio) Moretti (padre de Luciana, también víctima de un homicidio) para seguir investigando, creo que acá pasa por el boliche", adelantó.


 "Soy conciente de todo lo que estoy viviendo, pero estoy muy tranquila, porque tampoco quería que pagara una persona inocente en el caso de mi hija; tendrá otros antecedentes, pero siento en mi corazón que no fue", agregó.


 Cofré recalcó que quiere "que pague el que fue".


 "No que, por conformarme a mi, como madre, agarren a cualquier persona porque tiene antecedentes y la acusen", concluyó.


 A su turno, la abogada representante de la particular damnificada, Viviana Lozano, reconoció que llegaron al juicio con cuatro preguntas sin respuestas: "cómo, cuándo, dónde y por qué" y que se retiraron con cinco: "cómo, cuándo, dónde, por qué y quién".

"Alguien va a pagar por esto"




 El abogado Leonardo Gómez Talamoni está convencido de que la trama de los testigos de identidad reservada, para incriminar a su asistido, fue armada y recalcó que "alguien va a pagar por esto".


 Sobre el resultado del fallo, reconoció que "es lo que estábamos esperando hace dos años y medio, lástima todo este tiempo transcurrido, pero peor es para la madre (de la víctima), que tiene a su hija muerta y no tiene a los autores del hecho todavía".


 "Ellos (por los allegados a Daiana) sabían perfectamente, al igual que yo, que estábamos ante una persona inocente, que hace dos años y medio que está con sus huesos en la cárcel y no me cabe duda alguna que alguien va a pagar por esto, porque alguien trajo a estos testigos de identidad reservada a declarar en un principio y, culpa de ellos, Fernández Valenzuela estuvo detenido; alguien va a pagar por esto", insistió.


 Consultado acerca de las críticas que emitió Cecilia Cofré contra el fiscal Christian Long --cabeza visible de la investigación--, Gómez Talamoni aclaró que "hace su trabajo".


 "No sé si fue el fiscal... Long es un filtro, creo que los testigos de identidad reservada no pueden hilvanar dos frases, nunca pudieron haber hecho la declaración que hicieron en fiscalía. Fueron con un libreto armado y el fiscal quizás no los filtró bien, no hablo del juicio (por Eduardo Zaratiegui), que agarró este fierro caliente e hizo lo que más pudo", expresó.


 Preguntado si creía que desde la fiscalía se orquestó la línea que llevaba a Fernández Valenzuela, el letrado dejó algunos planteos abiertos.


 "No sé si se armaron desde la fiscalía, desde la policía o ellos mismos (por los testigos), cosa que dudo. Alguien trajo a estas personas para esclarecer un crimen que no estaba cerca de esclarecerse y con eso lograr bajar la presión que había por un crimen no esclarecido", opinó.


 Acerca de la posibilidad de esclarecer definitivamente el asesinato, Gómez Talamoni aclaró que "había seis o siete líneas de investigación" y que "algunas apuntaban a mi defendido, a las hermanas Gómez, a otras personas..."


 Por último, admitió que el entorno del boliche (de Villa Mitre, al cual la víctima concurría) "algo debe tener que ver" y cotejó la situación con el homicidio de Luciana Moretti, registrado en Ingeniero White.


 "Pasó algo parecido, era una chica de la misma edad, en el mismo boliche, relacionadas con la droga; creo que se tendría que haber profundizado por ahí", destacó el abogado.

Aplausos. Un grupo de jóvenes allegados a Fernández Valenzuela aplaudió la resolución del tribunal, en medio de la lectura de la parte resolutiva de la misma y una vez concluida, mientras que el imputado, luego de estrecharle la mano y abrazarse con su abogado, y cuando era conducido hacia la alcaidía, alcanzó a demostrar públicamente su satisfacción por el fallo.