Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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El Papa declaró beato a Ceferino Namuncurá

El decreto fue promulgado ayer, durante una audiencia en el Vaticano. Venerado en nuestro país, el joven mapuche es el primer aborigen argentino en camino de la santidad. Como un paso previo a la santidad, al atribuirle el milagro de curación de una joven cordobesa enferma de cáncer de útero, el Papa Benedicto XVI firmó ayer el decreto por el cual declaró beato al argentino Ceferino Namuncurá.




El decreto fue promulgado ayer, durante una audiencia en el Vaticano. Venerado en nuestro país, el joven mapuche es el primer aborigen argentino en camino de la santidad.











 Como un paso previo a la santidad, al atribuirle el milagro de curación de una joven cordobesa enferma de cáncer de útero, el Papa Benedicto XVI firmó ayer el decreto por el cual declaró beato al argentino Ceferino Namuncurá.


 La determinación fue anticipada por "La Nueva Provincia" el jueves, tras los anuncios extraoficiales de la comunidad salesiana. La ceremonia se cumplirá el 11 de noviembre, en Chimpay, la pequeña localidad rionegrina donde nació Ceferino.


 La decisión del Sumo Pontífice se conoció durante una audiencia privada en el Vaticano con el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.


 En la víspera, Benedicto XVI autorizó a la Congregación a promulgar una serie de decretos, entre los cuales se encuentra el que declara beato a Ceferino Namuncurá, conocido como "El Lirio de la Patagonia", y a la monja venezolana Candelaria de San José.


 "Esto nos permite descubrir que un patagónico especial supo vivir su fidelidad al Evangelio, por eso queremos proponerlo a los jóvenes como modelo de proyecto de vida",
indicó el padre Vicente Tirabasso, inspector provincial de la región Patagonia.



 El prelado explicó que la ceremonia del 11 de noviembre consistirá en una gran concentración de religiosidad popular, una peregrinación de pocos kilómetros y la celebración de la Eucaristía.


 Ceferino había nacido en Chimpay, el 26 de agosto de 1886, y falleció en Roma el 11 de noviembre de 1905.


 Para acceder a la beatificación, una junta médica del Vaticano estudió un milagro atribuido a Namuncurá mediante el cual una mujer de Córdoba, de 24 años, que le rezaba al joven mapuche, se curó íntegramente de un cáncer de útero y hasta pudo concebir nuevamente. Este hecho, ocurrido en el 2000, fue inexplicable para la ciencia y corroborado con estudios médicos que acreditaron la desaparición de la enfermedad.


 Este milagro llegó a Roma desde Córdoba, donde se estudió durante cuatro años. El secretario de la Congregación, monseñor Michele Di Ruberto, explicó que es un milagro espléndido, que honra al próximo santo, a la Iglesia y a toda la familia salesiana.


 El reñi (hermano, en araucano) Ceferino fue el sexto hijo de Manuel y de Rosario Burgos, una mestiza cautiva, y su nombre surgió del almanaque: San Ceferino, Papa y mártir de la iglesia católica.


 A los seis años mostró una clara disposición para aprender a leer y escribir, virtud captada por el padre salesiano Domingo Milanesio. Este religioso, que fue su maestro, comprobó que el pequeño era poseedor de una inteligencia y un tesón poco comunes, ya que aprendía con velocidad, se expresaba con precisión y su caligrafía era excelente.


 Cuando tenía 9 años, Ceferino le pidió a su padre que lo enviara a estudiar a Buenos Aires. Así, ingresó al Colegio San Francisco de Sales, en Hipólito Yrigoyen y Quintino Bocayuva, del barrio de Almagro. Poco después siguió estudiando, calle de por medio, en el Colegio Pío IX.


 Durante su formación leía, trabajaba y meditaba, pero también, silenciosamente, era consumido por la tuberculosis, mal que terminó muy pronto con su vida.


 Ya resuelto a profesar viajó a Viedma, en un intento de monseñor Cagliaro, vicario apostólico de la Patagonia, por restablecer su salud. En esa ciudad, Ceferino ingresó al noviciado, retomó sus estudios de latín y ejerció como sacristán, hasta 1904, cuando Cagliaro fue trasladado a Roma y lo llevó con él, para que allí fuera atendido por los mejores médicos del Vaticano.


 El 27 de septiembre de ese año, el prelado obtuvo una audiencia con el Papa Pío X, luego santo, encuentro cuyo motivo fundamental fue el de presentarle a Ceferino, quien lo acompañaba.


 En la entrevista, y tras una breve salutación en italiano, el indiecito le obsequió al Sumo Pontífice un quillango de guanaco y recibió a su vez, una medalla de plata.


 La enfermedad siguió afectando su salud y, finalmente, el 'santito de la toldería', como lo definiera el historiador Manuel Gálvez, murió el 11 de mayo de 1905, en el hospital romano de los Hermanos de San Juan de Dios.


 Inicialmente sepultados en Italia, sus restos fueron repatriados en 1924. Hoy descansan en de Fortín Mercedes. (Télam).






Otros beatos que
profesaron en la Argentina












 La beatificación de Ceferino se agregó a la lista de quienes vivieron o evangelizaron en nuestro país y que recibieron esa declaración, tales como Laura Vicuña, el salesiano Artémides Zatti, Nazaria Ignacia March Mesa y Tránsito Cabanillas.

* Laura Vicuña, nacida el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile y radicada años más tarde en Junín de los Andes, murió a los 13 años al ofrecer su vida por el acercamiento de su madre a Dios.
* Artémides Zatti nació en Reggio Emilia, Italia, en octubre de 1880 y llegó a la Argentina como inmigrante en 1897. Ingresó al aspirantado salesiano, donde enfermó de tuberculosis y, una vez trasladado a Viedma, le pidió a la Virgen su curación y prometió dedicarse a los enfermos que lo rodeaban.
* La lista de beatos se completa con las religiosa Nazaria Ignacia March Mesa y Tránsito Cabanillas. En tanto, otros procesos de beatificación son los de Fray Mamerto Esquiú y el Cura Brochero, que aguardan un avance en la Santa Sede.