Bahía Blanca | Sabado, 04 de mayo

Bahía Blanca | Sabado, 04 de mayo

Bahía Blanca | Sabado, 04 de mayo

¿Quién no se atendió con Beto?

Estábamos hablando con un amigo, "Yoni" (Juan Manuel) Castro Rendón... No sabía bien qué iba a estudiar cuando terminara el secundario. El se iba a La Plata a estudiar medicina y me enganché: "Me voy con vos", le dije. Así eligió ser médico Miguel Alberto Martorelli. Y aunque la manera no fue muy ortodoxa, su madre había visto algo.

 --Estábamos hablando con un amigo, "Yoni" (Juan Manuel) Castro Rendón... No sabía bien qué iba a estudiar cuando terminara el secundario. El se iba a La Plata a estudiar medicina y me enganché: "Me voy con vos", le dije.


 Así eligió ser médico Miguel Alberto Martorelli. Y aunque la manera no fue muy ortodoxa, su madre había visto algo.


 --Yo sabía que vos ibas a ser médico, te pasabas días y días operando a las palomas --sabia y sabía Rosita. La misma que papás, mamás y chicos vieron tantas veces llevarle el té a Beto mientras atendía.


 Las palomas estaban en el patio de esa casa de Güemes al 300 en donde Beto nació el 28 de agosto de 1932 y en donde todavía sigue mirando gargantas con ese palito de madera que tanto odiábamos cuando éramos chicos.


 En ese barrio que hoy es del macrocentro se crió Beto Martorelli. Dice que la calle era empedrada y que jugaba en la vereda. Que cuando quería tener una aventura se iba hasta calle Patricios "en donde está el Hospital Ferroviario (él todavía le dice así aunque desde hace un tiempo se llame Felipe Glasman). Ahí ya empezaba la zona de quintas". Todavía se acuerda cuando la partera que vivía enfrente se cruzó para hacer nacer a su hermana.


 Antes de hacer la primaria en la Escuela Nº 3 de calle Terrada y el secundario en El Nacional, Beto fue obligado a dormir la siesta.


 --Iba al jardín de infantes de María Auxiliadora. Las monjas me hacían dormir la siesta. Y como a mí no me gustaba la dormía así (cruza los dos brazos sobre el escritorio y pone la cabeza arriba).


 Después vino lo que define una "adolescencia bien bahiense" y la charla con el amigo Castro Rendón.


 En la Universidad de La Plata hizo una carrera pareja en la que no fue brillante, pero se las rebuscó. En tercer año paró por el servicio militar. Cuando volvió no pudo parar. Empezó a trabajar en el Hospital de Niños Sor María Ludovica.


 --Como no había gente y a pesar de que todavía estaba estudiando me nombraron jefe de guardia de los domingos. Me pasaba el día entero en el hospital.


 En septiembre de 1959 se recibió. Volvió. El patio de la casa del acopiador de cereales Miguel, papá; y de la mujer que servía el té, mamá; sería el consultorio del Doctor Martorelli. Se levantaron las paredes y el 1 de febrero de 1960 empezaron a llegar los chicos.


 A las 7 arrancaba. Llegó a hacer 40 visitas diarias a domicilio, atender más de 30 pacientes en el consultorio y hacer unas 30 operaciones semanales. Es que Beto tiene otro hito en la medicina bahiense: fue el primer cirujano infantil.


 Dice que pocas veces tuvo que darle una mala noticia a un padre.


 --Si alguna vez me pasó, me dieron ganas de disparar. Pero por suerte esta carrera es grata.


 Beto tuvo una aliada incondicional: Raquel Sosnitsky, "Puchi".


 --Tuve una mujer que me ayudó mucho. Ella se ocupó de criar a los chicos: Juan Miguel, Andrea y María Carolina. Me los traía al consultorio para que los viera.


 
* * *





 Beto dice que la relación médico-paciente cambió. Entiende que ya no hay tanto respeto por su profesión.


 --Sobre todo de las instituciones. Eso no quiere decir que nos tengan que tratar como dioses. Bueno... quizás ahora sea como tiene que ser... No sé.


 --¿En qué se equivocan los padres?


 --Lo mejor que puede hacer un padre es no estar en los extremos: ni ser el que jamás se preocupa por nada, ni el que está ansioso todo el tiempo. Guarda, sé que el equilibrio es difícil. La ansiedad que sobrepasa lo normal, perjudica al chico.


 Beto ya tiene 77, los cumplió el último agosto. Hoy comparte el consultorio con su hijo ("supongo que debo haber influido, pero no lo charlamos demasiado, cuando me di cuenta ya estaba estudiando medicina"). Todavía sigue atendiendo. Lo hace por gusto, aunque no le sobra el dinero.


 --Conozco gente que hizo plata con la medicina. Yo, no. Reconozco que me di mis gustos, me compré mi casa, tengo dos autos chotos... --dice con su estilo que siempre tuvo algo de ironía.


 Sigue repartiendo palitos de la selva antes que los chicos dejen el consultorio. Dice que no sabría qué hacer si abandonara la medicina y que la va a seguir ejerciendo hasta que se sienta útil.


 --En la medicina todo es a favor: salvar una vida es impagable. Es una satisfacción que no te puede quitar nadie.


 Sabe que tiene que salir a caminar, "pero ya es un poco tarde". Y disfruta más de la familia: de Puchi y de los 11 nietos. Eso que no podía hacer cuando atendía tanto. Y ya sabe lo que quiere que se diga de él.


 --Que fui un médico honesto.

Maximiliano Palou/"La Nueva Provincia"

"Se me pone la piel de gallina"






 Sebastián Cassola tiene 15 años. Fue paciente de Beto. No se olvida y le quiso rendir un homenaje. Por eso en diciembre de 2008 creó un grupo en la red social Facebook y le puso "Quién no se atendió con Beto Martorelli?". Ya tiene más de 820 miembros.


 "Es un grandísimo pediatra y una muy buena persona. Quise hacerle un reconocimiento, por eso lo del grupo. Nunca me imagine que llegara a ser tan grande. Me impresionó mucho que gente que está viviendo en el exterior se uniera y comentara sus vivencias. Es mi manera de agradecerle tantas cosas que hizo por mí y por toda la gente que atendió. Es un humilde homenaje", dice Sebastián.


 Beto dice: "Esto del Facebook me da una sensación de bienestar. Se me pone la piel de gallina cuando veo gente que está en Comodoro Rivadavia, Europa o los Estados Unidos y me escribe esas cosas...".


 Le dejan estos mensajes:

* "¡Qué grande Beto! ¡Por Dios! Lo sigo viendo cada vez que me pasa algo por más que ya no soy un nene. Me cosió tantas veces que ya ni me acuerdo. Una vez me abrí la ceja y me cosió en el sillón de la casa. No habrá otro pediatra igual" (Manuel Giménez).

* "A mí me diagnosticó brillantemente un Síndrome Urémico Hemolítico hace 38 años y por eso la estoy contando. Al que me curó y me cosió tantas veces, al que le comíamos las galletitas Variedades que comía con el té que le servía su mamá y al que le desarmábamos el consultorio en nuestras visitas, ante su mirada divertida, le mando un gran cariño" (Mariana Albisu).

* "Beto, qué no decir de usted, nunca voy a olvidar el día que me atendió en su casa: fuimos con mi señora y la beba con mucho miedo, pero lo más lindo fue la tranquilidad con la que nos fuimos. Nos atendió en su casa y no me quiso cobrar un peso. Gracias, médicos como usted, hay pocos" (Ignacio Ezequiel Bucchi).

* "Sos un orgullo para todos los que te queremos. Te merecés este homenaje y muchos más. Todavía te sigo consultando sobre las nanas de mis hijos... Y vos siempre estás con la palabra justa, el diagnóstico exacto y tranquilizador" (Ana Neme).

* "Mi mamá Sabina iba asustada y le preguntaba por qué no hablaba... Le dijo que se quedara tranquila, que cuando empezara a hablar no iba a parar... ¡Tal cual!" (Alejandra García)

* "Vamooooooooos Beto. Sos mi ídolo. Lo que me divierto con tus juguetes. Los palitos de la selva que me das cuando me voy" (Guido Torello)

* "El mejor médico, lejos. ¿Quién no quería agarrarle todo lo que tenía en el escritorio. Me acuerdo de la latita que bailaba y de los palitos de la selva que te daba al final de la consulta" (Luciano Santos)

* "Tremendo ídolo. Me acuerdo de los palitos de la selva, el loro, la cigüeña, etc. También que después de revisarme, mientras hablaba con mi vieja, yo me entretenía toqueteando todo y mirando las 1.500 fotos que tenía en la pared" (Guille Torre)

* "Gracias por haber salvado mi vida cuando era muy chiquita. Me atendiste siempre y a cualquier hora. Eso demuestra la pasión por la vocación y el amor por los pacientes. No me olvido de los palitos de la selva. Un capo" (Romi Infosori)

* "¿Quién diría que primero tenía que visitarte como paciente y después de 40 años como visitador médico? Me acuerdo cuando estuviste al lado mío con Chiche Grosso calmándome el dolor por la quemadura del pie izquierdo" (Alejandro Luis Sandoval)