Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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Memorias en primera persona

En 1932, llevado por su padre, comenzó sus estudios del bandoneón con José Antinori. En 1938 creó la Orquesta Típica Ritmo de Juventud con la que actuó en todos los escenarios de la época y en las emisoras LU2, LU3 y LU7. La orquesta perduró hasta 1968. "Siempre tuve mucho cariño por lo que hacía ¿entendés..? Al principio costó mucho. No era lo mismo aprender en Punta Alta que en Buenos Aires, donde había profesores de alto nivel. Acá, el mismo maestro era un principiante. Así que uno tenía que hacerse al criterio propio.




 En 1932, llevado por su padre, comenzó sus estudios del bandoneón con José Antinori. En 1938 creó la Orquesta Típica Ritmo de Juventud con la que actuó en todos los escenarios de la época y en las emisoras LU2, LU3 y LU7. La orquesta perduró hasta 1968.


 "Siempre tuve mucho cariño por lo que hacía ¿entendés..? Al principio costó mucho. No era lo mismo aprender en Punta Alta que en Buenos Aires, donde había profesores de alto nivel. Acá, el mismo maestro era un principiante. Así que uno tenía que hacerse al criterio propio.


 "Pero siempre nos animamos a las ideas nuevas, ésas que se producen en el momento menos esperado, que por ahí suceden cuando uno está dando vueltas por su casa haciendo nada. ¡Eso es lo que pasó! ¡Así fue como lo seguimos!


 "Por decirte algo: yo empecé a hacer Matices de mi ciudad mientras esperaba a que Víctor llegara a almorzar. Cuando él lo tomó, le hizo un solo de piano fantástico, tan increíble que Godoy, en Radio El Mundo, lo puso seis meses de cortina musical y esto dio inicio al Grupo Volpe Tango Contemporáneo", señala casi sin pausas.


En otra vereda.





 En los 60, el movimiento de vanguardia en la música del tango y la influencia piazzoleana fueron ganando la preferencia y afirmando un estilo.


 Por entonces, junto con su hijo Víctor en el piano, Antonio formó el Trío Contemporáneo, formación que fue aceptada por la crítica y el público porteño.


 "Muchos asocian a los Volpe con Piazzolla. Pero nuestro estilo siempre fue más dinámico, y mucho antes de escuchar a Piazzolla yo ya hacía arreglos que se salían de la estructura cuadrada como baldosa. Siempre incluimos en el repertorio temas difíciles. Los cuatro bandoneones tocábamos los `staccatos' y ligados a dos manos, para sonar como ocho ¡que no lo hacía nadie, ni acá ni en Buenos Aires!


 "Si se quiere comparar, Volpe y orquesta íbamos detrás de Osvaldo Caló o de Enrique Mario Francini-Armando Pontier, y cuando Troilo encabezó la avanzada, lo seguíamos un paso atrás.


 "A Piazzolla recién lo escuché en el año '47, en el Tango Bar. Reemplazaba a Atilio Stampone en el piano y tenía a Roberto Di Filippo en el bandoneón. ¡Escuchar a Piazzolla producía impotencia! Los demás tocábamos el tango para bailar que pedía la gente, no para escuchar. Piazzolla, iba por lo puro artístico.


 "De todos modos, nosotros, en nuestra oferta, ya estábamos en otra vereda", agrega.


El legado.





 Con el Trío Contemporáneo, en 1984, Antonio Volpe grabó el disco Matices de mi ciudad, trabajo presentado en el tradicional Viejo Almacén de San Telmo.


 En 1981, creó el Grupo Volpe Tango Contemporáneo. Ocho años después grabó con esta formación Más allá de la costumbre; y, en 1990, Tango del ángel.


 Varios de los temas --compuestos junto a Víctor-- incluidos en esas placas, han recibido una excelente acogida en medios porteños. Diferentes programas radiales han adoptado como cortina musical Más allá de la costumbre y Ciudad de asombro, por citar algunos.


 "Víctor es un fenómeno. Hace lo que nadie. Yo, si tuviera que tocar con otro pianista, lo extrañaría terriblemente.


 "Cuando estamos en el escenario, a veces hacemos dos solos. ¿Te imaginás? No debe haber muchos que tengan esa satisfacción".


Tiempos modernos.





 En 1996, el Grupo Volpe Tango Contemporáneo viajó por Chile, España y Bolivia, y como solista Antonio Volpe llegó a Fermo, Italia, junto a la Orquesta Sinfónica Provincial de Bahía Blanca.


 "Muchos continuamos, pero hubo un tiempo en que el tango decayó. Y no tuvo la culpa ni la avanzada ni Piazzolla. En una noche del Buenos Aires del 60, creo que llegué a escuchar diez orquestas en escenarios distintos: en el Picadilly estaba Miguel Caló y la iniciación de la orquesta de Francini-Pontier; en el Saint-Sussy, actuaba Osmar Maderna; en el Marabú, Carlos Di Sarli; en la (confitería) Ruca, Troilo; en otro local Salgán... ¡Era una cosa de locos, che! Claro, los músicos estaban con rostros cadavéricos de tanto ensayo. La competencia era mucha...


 "Si después decayó, fue porque se prefirió a la música foránea y esto se ve hasta hoy. ¡En la difusión, no escuchás un tango ni disfrazado de mono y eso es fundamental!


 "Hace unos años ya se está viendo una recuperación del gusto por el tango, que comenzó con el baile. Pero además, se lo escucha. ¡Y no puede ser de otra manera! El tango se baila y se escucha en todo el mundo y es una maravilla. La Argentina es una maravilla. ¡Falta que lo aprendamos nosotros!"