Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Desde que apareció el guitarrero, en Olimpo solo cantan victorias

El formoseño Diego Ledesma reconoce que se lleva mejor con la “viola” que con el gol. Es vocalista y animador de un plantel aurinegro que viene dulce. Asegura que toca lo que le pidan y que cambió el folklore por el reggaeton. Además se animó a cantar en vivo: mirá el video.

Fotos: Rodrigo García y Jano Rueda-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

   El sabía que en algún momento le tenía que contar a La Nueva. y a los hinchas de Olimpo que su hobby pasó a ser el principal entretenimiento del plantel aurinegro en los viajes, en los asados y en las concentraciones.

   Diego Iván Ledesma se animó a hablar. Mejor dicho a cantar...

   Porque este formoseño de 26 años, introvertido, humilde y de perfil bajo, se desinhibe completamente con la guitarra y su voz.

   Sí, canta, y según sus compañeros lo hace muy bien...

   “No soy profesional, pero me defiendo con la `viola' y la entonación”, manifestó antes de aclarar que ya está en una etapa donde “canto lo que me piden”.

   —¿Estudiaste guitarra?

   —No, aprendí de caradura, mirando videos de youtube, sacando notas y temas. Como siempre me apasionó tocar la guitarra, un día, siendo adolescente, pasé por un negocio, vi una en la vidriera que me gustó y la compré. Todos los días, gracias a las redes sociales, aprendo un poco más, aunque considero que ya soy un guitarrista semi profesional...(risas).

   “El don de la música es hereditario, nací en una familia de cantantes. Mi tío (Rubén) es famoso en Formosa por ser el líder del grupo `Rubén Ledesma y su conjunto'. Tocan folklore y ya tienen un nombre instalado en el ambiente. Mi hermana (Rocío) también canta junto a su novio, y hace poco empezaron a vivir de esto porque les está yendo verdaderamente muy bien”.

   —¿Con qué género musical te defendés, o que es lo que más te piden tus compañeros?

   —De todo un poco, pero últimamente el reggaeton le viene ganando por goleada a la cumbia. Como la guitarra me acompaña a todos lados y los pibes lo saben, me piden temas constantemente. Toco lo que ellos quieren escuchar. Uhhh... me agrandé... (risas).

   —Además de la guitarra, ¿sos el disc jockey del grupo?

   —Si Lenci no concentra, como pasó en los últimos partidos, yo tengo que hacer la elección musical en un pendrive o en el teléfono. ¿Qué es lo que más se escucha? Hay muchos pibes en el plantel, entonces es todo música de movimiento, reggaeton del bueno.

   —Perdón, en el equipo hay jugadores de 40 años o más, ¿para ellos nada?

   —Uhhh... Furios y Vega están chapados a la antigua, así que imaginate lo que pueden escuchar. Se enojan cuando subimos el volumen de un buen reggaeton, pero no entienden que no nadie los acompaña con el tango o cuartetos cordobeses de la década del ochenta.

   —¿Cuál es el tema que mejor te sale en la “viola”?

   —”El amante”, de Nicky Jam. Me gusta mucho.

   —¿Qué compañero se suma para el canto?

   —Maxi Méndez entona muy bien, es especial para el karaoke. También Lucas Argüello es corajudo. Los pibes le ponen mucha onda y a veces se arma en serio, aunque siempre terminan cantando los mismos.

   —Sos todo un artista, tendrías que pasar la gorra...

   —Lo pensé, porque estoy ofreciendo un espéctaculo, pero no sé cuantos desprendidos van a colaborar... (risas).

   —¿Mejor músico que futbolista o al revés?

   —Ehhh... Soy más goleador con la guitarra...(risas).

 

Se vino sin avisar

   —En Olimpo llevás un gol en 14 partidos, poco para un 9.

   —Sí, creo que tiene que ver con dos cuestiones: no haber tenido continuidad y no haber aprovechado las chances que me dieron. Igualmente nunca tuve un entrenador que me diga: `vas a jugar 5 o 6 partidos como titular para ver si te ganás el puesto'. Cuando tuve continuidad hice varios goles, aunque soy un delantero que también cumple con otras facetas.

 

   —¿Podrías repasar tu carrera futbolística?

   —Las infantiles las hice en Vialidad, un club de barrio cerca de mi casa. Después pasé a Fontana para jugar en las menores, y con 17 años, estando en quinta, me llevaron a Atlanta, a Villa Crespo. En un año pasé de quinta a Primera, debutando a nivel profesional el 15 de marzo de 2012, con Carlos Roldán como entrenador. Fue en un partido por Copa Argentina, frente a Quilmes en el estadio del Bicentenario, en Catamarca.

   “En 2016 pasé a préstamo a Cambaceres (Primera C), al otro año volví a Atlanta, pero no me quedé. Fui a Fenix, después Sacachispas y ahora Olimpo”.

   —¿Cómo se dio la llegada a Olimpo?

   —Sergio Lippi (primer DT que tuvo el aurinegro en este Federal A 2019-2020) me llamó porque me conocía. Me dijo que estaba interesado en que yo arregle con Olimpo, aunque me aclaró que el 9 titular iba a ser Lenci. Me pidió que le de pelea a Fabricio, que compita con él por el puesto, y me recalcó que si yo estaba en Olimpo era por algo.

   “Cuando me preguntó si estaba dispuesto a ir a Bahía, saqué los pasajes apenas cortamos la comunicación. No dudé ni un segundo. Imaginate que preparé todo para viajar a Bahía y a mi señora (Andrea) ni siquiera se lo comenté”.

   —¿Cómo?

   —Me casé en mayo de 2019 y dos meses después, sin avisarle, viajé para Bahía. Esa decisión me trajo un montón de problemas y casi una ruptura matrimonial... (risas). Ella es de Capital Federal, tiene su trabajo y en ese momento no podía acompañarme. Igual ahora estamos bien, viene cada tanto, aunque en julio, cuando surgió lo de Olimpo e hice lo que hice estuvo a punto de asesinarme... (risas).

   —¿Cómo es vivir solo en Bahía?

   —Es una tranquilidad acorde a mi forma de ser y de vivir. Me habían dicho que hacía frio y viento, pero el calor es insoportable.

   —Pero vos estás acostumbrado, en Formosa el verano tiene días de hasta más de 40 grados.

   —Sí, pero no es el mismo calor. Allá es seco y podés respirar, acá es húmedo, transpirás y te cuesta salir a la calle. En ninguno de los dos lados podes vivir sin aire acondicionado.

 

“Olimpo, como mínimo, debe estar en la B Nacional”

   —¿Qué te falta para afianzarte como el 9 titular de Olimpo?

   —Un poco de continuidad. Es lo que estoy buscando, aunque yo tengo buena predisposición juegue, tenga que ir al banco o no sea convocado. Abaurre, al llegar, me dio toda su confianza y me ubicó de titular. Hice un gol (contra Deportivo Maipú), pero en la semana previa al siguiente encuentro (ante Cipolletti) se me “agarró” el nervio ciático y me tuve que inyectar tres veces para que me calme el dolor. Probamos y no llegué, pero si respondía bien iba a estar otra vez entre los once.

   “Después el equipo ganó 5-0, ¿qué iba a cambiar el DT? Ni yo siendo el entrenador me ponía...(risas). Equipo que gana, gusta y golea, no se toca”.

   —Llegó Abaurre y el equipo resurgió de las cenizas. ¿Cuáles fueron los cambios puntuales?

   —Cada técnico tiene sus formas, aunque Abaurre nos pidió que seamos más intensos y que nos teníamos que convencer a atacar más, que si no arriesgábamos íbamos a seguir en el fondo de la tabla. Nos dijo que no importaba si errábamos 50 situaciones, pero que las debíamos generar porque tarde o temprano el arco se iba a abrir.

   “A su vez hizo un cerrojo defensivo para cuidar nuestro arco; trabaja mucho en los movimientos tácticos de retroceso, cuida los detalles, sabe explicar lo que pretende, tanto en forma individual como grupal”.

   —A vos, particularmente, ¿qué consejo te dio del puesto? El también jugaba de 9.

   —Me gusta porque labura mucho sobre lo que cree que está bien, y eso hace que nosotros sigamos adquiriendo confianza. Está convencido, le mete como loco. Planifica las tareas con el objetivo de ir a buscar el arco de enfrente y, además, todo lo que te dice y te recalca en la semana, pasa en la cancha el día del partido.

   “Está encima del plantel, nos pide que seamos directos y que intentemos hacer lo que creamos que esté bien”.

   —Del mano a mano que erraste el domingo (pateó fuerte y por arriba del travesaño con el arquero casi vencido), ¿no te dijo nada?

   —No, pero le di de zurda, con la de apoyo... Le dije al ayudante de campo: “lo erré para ponerle más suspenso a la victoria” (risas). Ya ganábamos 2-1, ¿para qué un gol más?... (risas)?. Si algo nos faltaba, era ganar sufriendo.

   —¿Te hiciste el canchero?

   —Ja,ja...Algo así. Mis compañeros me dijeron de todo, se cagaban de risa, pero yo les contesté que quería ver si estaban fuerte del corazón... (risas). Igual me quede con bronca por esa pelota, si le daba más esquinado y un poquito más bajo, entraba.

   —¿En que se parecen la B Metro y el Federal A?

   —El Federal A nunca lo había jugado, y es más duro que la B Metro. Te pegan por todos lados y no te cobran nada. Juego mucho de espaldas, los riñones los tengo a la miseria de los rodillazos y puñetazos. A los 26 años ya empiezo a sentir los roces. Después de cada partido te duele todo, desde la nunca hasta los pies.

   —¿Estás adaptado al mundo Olimpo?

   —Sí, me gusta mucho. Salvo en Atlanta, nunca había estado en un club como este. Es gigante, popular y muy activo. Tiene que estar, mínimo, en una B Nacional.

 

¿DT o contador?

   “Cuando puedo hago algunos cursos de asistente contable, me llevo muy bien con los números y siento que no me cuesta”, señaló Diego, quien enseguida aseguró: “es el paso previo a hacer la carrera de contador en la Universidad”.

   “Sería un contador de alguna empresa porque no tengo ninguna posibilidad, al menos por ahora, de contar con un emprendimiento propio. Me apasionan los balances y liquidar sueldos, así que le voy a meter para adelante. Necesito involucrarme en algo con salida laboral”, recalcó el centrodelantero formoseño, quien a su vez ya se anotó en la carrera --de 3 años de duración-- de director técnico profesional de fútbol en la escuela que funciona en Bahía (Corrientes 891).

 

Video: "El Amante", por Diego Ledesma en guitarra