Bahía Blanca | Sabado, 05 de julio

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El paso de Caballos Salvajes por La Carrindanga y el mítico puente Canessa

A fines de 1994 se instaló en nuestra ciudad el equipo de filmación de Caballos Salvajes, para rodar algunas secuencias del exitoso film. 

Se cumplen 30 años del momento que los actores Héctor Alterio y Leonardo Sbaraglia pudieron verificar el pésimo estado del camino La Carrindanga, puntualmente a la altura del puente Canessa, a 12 kilómetros de nuestra ciudad.

Fue en ese sitio que en noviembre de 1994 se instaló el equipo de filmación de la película Caballos Salvajes, en su marcha hacia la Patagonia, escenario elegido por el director del film, Marcelo Piñeyro, para contar la mayor parte de la historia.

En nuestra ciudad estuvieron una semana, filmando escenas en ese camino y en una estación de servicio de la Ruta 3 Sur.

La escena en La Carrindanga muestra el momento en que Alterio y Sbaraglia pierden el automóvil deportivo en el que viajaban, luego de que un descuido derivara en su caída a las aguas del arroyo Napostá, debajo del mencionado puente.

Luego de sufrir ese percance –que los obligará a los protagonistas a seguir su viaje en ómnibus— ambos muestran su resignación y fastidio, sentados en un camino que se advierte repleto de baches y piedras sueltas --incluso Sbaraglia simula jugar al fútbol con esas piedras--  situación musicalizada luego con el tema Cotton Fields (Campos de algodón), de Creedence Clearwater Revival.

Una serie de notas realizada por un programa de TV local permite disponer de algunas imágenes del campamento montado por el equipod e filmación e incluso el momento en que una grúa “rescata” de las aguas al vehículo.

El conductor y animador Carlos Velaustegui entrevistó en aquel momento a los protagonistas del film. “Eran muy jóvenes y atentos. Recuerdo la escena que filmaron en un bar de la ruta 3, donde Cecilia Dopazo vuelca un café sobre uno de los actores. Cómo Piñeyro no quedaba convencido con la toma, hizo repetir varias veces, así que volaron decenas de tazas”, recuerda.

Terminado el trabajo en la ciudad, el grupo siguió viaje a las ciudades de Trelew y Puerto Madryn.

Caballos Salvajes fue estrenada en las salas porteñas en agosto de 1995. Un mes después se presentó en el cine Visión 2 de nuestra ciudad, donde se mantuvo en cartelera durante 40 días.

El film fue un éxito, con más de un millón de espectadores en el país, y hace un par de años fue incluido en la plataforma Netflix.

La trama

José (Héctor Alterio) es un hombre de 70 años que se siente estafado por el banco donde guarda sus ahorros, decide atracarlo y darse a la fuga. Allí conoce a Pedro (Leonardo Sbaraglia), un joven empleado de la entidad. Aunque no hay nada que los una, Pedro siente una conexión con José y juntos escapan del lugar con una fuerte suma de dinero y comienzan una huída.

A ellos se unirá Ana (Cecilia Dopazo), que no sabe qué hacer con su vida. Los tres escaparán juntos de sus perseguidores, personal policial y allegado al banco.

Es muy interesante la banda sonora del film, con varios temas de Andrés Calamaro –entre ellos Algún lugar encontraré y Sin documentos--, y la canción En el país de la Libertad, de León Gieco.

Dopazo, Alterio y Sbaraglia.

La frase

“La punta que vale la pena estar vivo” es una frase emblema de la película. La misma fue pronunciada por Alterio en Playa Cerro Avanzado, un atractivo lugar de aguas turquesas ubicado a 15 kilómetros de Puerto Madryn, con vistas a la Península de Valdés.

Marcelo Piñeyro sentía que a esa escena de Alterio en la playa  le faltaba algo, “un detalle”. Llamó entonces a Aída Bortnik (1938-2013), guionista de la película, que le pidió que le describiera como era el lugar donde estaba. Entonces le dijo al director: “Decile a Alterio que grite “La puta que vale la pena estar vivo”. Así se hizo.

El puente Canessa y su embalse

Desde fines del siglo XIX los vecinos, hacendados, agricultores y comerciantes de la zona planteaban la necesidad de un puente que les permitiera cruzar el arroyo Napostá para acceder con sus mercaderías a la estación Adela Corti.

En 1908 el Ministerio de Obras Públicas consideró construirlo, luego de una campaña impulsada por el Touring Club Argentino que llevó el expediente a la comisión administradora del fondo de puentes y caminos. La obra se ubicaría en el camino que todavía no tenía un nombre y que desde principios de los 60 se conocería como La Carrindanga.

La licitación se realizó en septiembre de 1911 y a principios de 1912 la empresa Gladel y Cía inició las tareas de desmonte y la construcción de los pilares donde se apoyaría la estructura metálica procedente de Alemania. El paso fue habilitado a fin de ese año y rápidamente referenciado con la vecina estancia propiedad de Juan Antonio Canessa y de su mujer, María Arbuco. En ese lugar funciona hoy una empresa dedicada a la extracción y venta de áridos.

Hoy es un punto de encuentro de cientos de ciclistas que, partiendo a la altura del parque de Mayo, tienen al sitio como lugar de llegada.

El puente también se volvió muy renombrado cuando en la década del 40 los técnicos de hidráulica de la provincia consideraron que el bajo donde se ubica era el sitio ideal para embalsar las aguas del Napostá. Esa obra, centenaria como idea, sigue pendiente y de manera periódica se vuelve a plantear la importancia de su ejecución.