Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Primera vez que un puntaltense está a cargo de una misión de Naciones Unidas

Ríos es infante de Marina con el grado de contralmirante. El organismo supranacional lo puso al frente de los cascos azules que controlan la paz entre India y Pakistán.

Fotos: Armada Argentina y Naciones Unidas

La disputa entre India y Pakistán por Cachemira es uno de los conflictos latentes a tener en cuenta en 2023. Sus protagonistas tienen arsenales nucleares. A esta bomba de tiempo se le suman China, que ocupó un sector, y voces independentistas cada vez más resonantes.

En ese convulsionado lugar del mundo está el contralmirante Guillermo Pablo Ríos, el primer argentino y el primer militar en ser designado al frente de una misión de paz de la Organización de Naciones Unidas.

Este infante de Marina puntaltense fue propuesto por su vasta experiencia en misiones en el extranjero y su perfil de carrera. Asumió el 10 de julio del año pasado como jefe de la Misión para el Mantenimiento de la Paz entre India y Pakistán y jefe del Grupo de Observadores Militares, con más de 40 militares y 70 civiles de diferentes nacionalidades a su cargo supervisando el alto al fuego entre ambos países.

“Soy puntaltense y viví muy de cerca la relación de la Armada con mi comunidad. Aunque no vengo de una familia militar, muchos de mis amigos estaban vinculados con la Marina. La guerra de Malvinas me motivó a entrar a la Armada cuando terminara el secundario”, cuenta Ríos. Además, su padre era docente en la Base de Infantería de Marina Baterías y de acompañarlo fue conociendo el trabajo: “Eso contribuyó a que me inclinara por ser infante. Ya en la Escuela Naval Militar afiancé mi inquietud y egresé como guardiamarina de Infantería de Marina en 1987”.

Su experiencia en misiones internacionales inició en Chipre 1993, hace tres décadas, cuando por primera vez la Argentina formó parte de un contingente de tropas de paz. Era un joven teniente de fragata en una fuerza de unos 100 hombres de la Armada, en su mayoría infantes.

“Fue muy profesional. Había mucho por hacer y por conocer, y tuvimos una actuación destacada. Por eso la Armada continuó enviando personal”, dice Ríos. Actualmente, en Chipre está desplegado el contingente número 60 de cascos azules argentinos y en unos días partirá desde acá otro.

Además de Chipre, en 2007 formó parte de la fuerza de paz que supervisó la tregua en Palestina. “Fui como observador y me tocó ser desplegado a las Alturas del Golán, en el límite entre Siria e Israel. Allí fui jefe de un equipo de observadores de más de 9 nacionalidades”, detalló.

Antes, integró una misión humanitaria en Angola, cuando Argentina decidió aportar expertos en desminado y solicitó ingenieros anfibios a la Armada y al Ejército. "Como teniente de navío fui asignado por seis meses en el marco del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Fuimos con el rango de supervisores en desminado humanitario. La Armada nos envió en comisión a Cascos Blancos como expertos civiles para asesorar a las fuerzas angoleñas creadas para la remoción de campos minados”, contó.

Del 2002 al 2003 formó parte de un intercambio como oficial de adiestramiento en un regimiento de marines estadounidenses. Y entre 2016 y 2018 fue agregado naval de Defensa en Rusia; a su regreso asumió como jefe de Educación de la Escuela de Guerra Naval.

En 2019, fue nombrado comandante de la Fuerza de Infantería de la Flota de Mar, en Puerto Belgrano, y durante los años más duros de la pandemia fue comandante de la Infantería de Marina en Baterías. Hasta mediados del año pasado, fue director general de Educación, Adiestramiento y Doctrina del Estado Mayor Conjunto.

 

Décadas de conflicto

La misión inició en 1949 y es de las más antiguas de la ONU. Tras la independencia de India, sus territorios musulmanes se separaron y formaron Pakistán, excepto Cachemira, que quedó dividida por una disputa que terminó en guerra. La ONU intervino imponiendo una línea de control en la región.

Es allí donde están apostados los puestos de control militar: tres del lado indio y seis del pakistaní. La sede de la misión funciona seis meses en Islamabad, capital de Pakistán, y luego se traslada otros seis meses a Srinagar, al norte de la India.

“Los contingentes cumplen el mandato de Naciones Unidas de evitar que los conflictos se agraven. Patrullan y poseen la fuerza operativa para imponer algún tipo de acción para mantener la paz —explica Ríos—. Por otro lado, los observadores militares son expertos que conocen el funcionamiento de las fuerzas armadas de cada país y llevan adelante inspecciones según los acuerdos vigentes.”

Para Ríos, el desafío está en aplicar todo lo aprendido en casi 40 años de servicio, en esta “experiencia personal y profesional única”. “Tengo una total gratitud con la Armada Argentina, porque he podido cubrir distintos puestos relevantes dentro de la Infantería de Marina. Es un honor representar al país y a la Armada”, concluyó.