Bahía Blanca | Miércoles, 30 de julio

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Siete acciones cotidianas para combatir el cambio climático

La evidencia científica muestra que es posible y resulta necesario contribuir también desde el plano individual.

El programa “Armonía con la Naturaleza” impulsado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que el agotamiento de los recursos naturales y la rápida degradación ambiental son las consecuencias del actual modelo insostenible de consumo y producción.

A pesar del alarmante diagnóstico de los expertos, la evidencia científica muestra que es posible y resulta necesario contribuir también desde el plano individual para combatir el cambio climático y así atenuar la crisis ecológica mundial.

“Desde el modo en que nos desplazamos, hasta la electricidad que utilizamos y los alimentos que comemos, podemos marcar la diferencia”, insta la ONU en el marco del citado programa, bajo el lema: "¡Actúa ahora!"

1) Ahorrar energía en casa

Tal como consigna la ONU, gran parte de la electricidad y la calefacción que utilizan los hogares del mundo funciona a base de carbón, petróleo y gas. Ante ello, el organismo recomienda “utilizar menos energía, reduciendo el uso de la calefacción y el aire acondicionado, cambiando a bombillas LED y electrodomésticos de bajo consumo, lavando la ropa con agua fría o tendiendo la ropa mojada en lugar de utilizar la secadora”.

La Coordinadora General de los Departamentos de Educación Socioambiental y de Investigación y Política Socioambiental de la organización argentina sin fines de lucro Eco House, María Aguilar, destacó que los grandes impactos son el resultado de la suma de pequeñas acciones.

Aguilar subrayó que la energía es el sector que más contribuye a la emisión de Gases de Efecto Invernadero en el mundo, pero también recalcó el rol que juega el individuo en esta problemática:

“Si se desglosa ese sector, nos encontramos con que el principal subsector que más emisiones causa es el consumo residencial y luego el transporte”.

Reducir el consumo de energía con acciones cotidianas tales como apagar las luces, usar el aire acondicionado en la temperatura óptima y aprovechar la luz solar al máximo pueden, en la suma final, contribuir a un cambio positivo mayor.

2) Optar por medios de transporte sustentables

La ONU destaca que “las carreteras del mundo están saturadas de vehículos, la mayoría de los cuales usan diésel o gasolina. Caminar o ir en bicicleta, en lugar de conducir, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y supone un beneficio para la salud y la forma física”.

El hecho cotidiano de elegir caminar o desplazarse en bicicleta no solo es bueno para el ecosistema, sino también para la propia salud. Las prácticas saludables, no obstante, implican un abordaje integral que incluya, indefectiblemente, la alimentación sana.

3) Elegir más alimentos de origen vegetal

Según un estudio publicado en la revista Nature por David Tilman, de la Universidad de Minnesota, y Michael Clark, de la Universidad de California en Santa Bárbara, las dietas basadas en frutas, verduras y legumbres son más sustentables para el planeta.

Tal como revela el informe, la creciente emisión de GEI que evidencia el sector alimentario se explica en gran medida por los altos niveles de consumo de productos de origen animal.

En tal sentido, la ganadería intensiva es una de las áreas más señaladas a la hora de referirse a la mitigación de gases de efecto invernadero.

Así lo explica el citado informe del PNUMA: “El metano es el segundo GEI más importante en términos del forzamiento climático antropogénico actual y las emisiones antropogénicas mundiales de metano siguen aumentando”. Las modificaciones alimentarias, añaden los autores, serán claves en la eventual reducción de GEI en la atmósfera.

En el mismo documento, los expertos instan a elegir una dieta con mayor presencia de alimentos de origen vegetal, ya que su producción genera menos emisiones de gases de efecto invernadero y requiere menos energía, tierra y agua.

4) Ser consciente de los desplazamientos

Según informa la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), el sector de la aviación es responsable por el 2.3 % del total de GEI. La buena noticia es que la asociación confirmó que las emisiones de carbono por pasajero han descendido más del 50% desde 1990. No obstante, el poder de decisión de las personas para elegir cuándo, cómo y con cuánta frecuencia viajar se torna crucial para continuar ese camino.

El PNUMA aconseja volar menos y contemplar otras opciones para reducir la distancia, como las reuniones virtuales o el desplazamiento por medios más sostenibles, como el tren.

5) Minimizar los desperdicios de alimentos

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) advierte en un reporte de 2013 que se desperdician 1100 millones de toneladas de alimentos vegetales al año, mientras que el desperdicio de alimentos de origen animal ronda los 175 millones de toneladas.

Estas cifras representan el 19 % de la producción total de alimentos de origen vegetal y el 3 % del total de alimentos de origen animal. El informe también reconoce que la mayor parte de ese desperdicio ocurre tanto durante la producción como en los hogares en partes iguales.

En un mundo en el que existen entre 720 y 811 millones de personas con hambre, según datos de la FAO, resulta imperativo invitar a las personas a repensar sus hábitos de consumo y tomar conciencia a la hora de comprar, consumir y desechar alimentos.

Datos más recientes compartidos en marzo de 2024 por el PNUMA advierten que, en 2022, se generaron 1050 millones de toneladas de desperdicios alimentarios. Esto supone 132 kilogramos por persona y aproximadamente una quinta parte de todos los alimentos disponibles para el consumo humano.

6) Reducir, reutilizar y reciclar

El cuidado y la responsabilidad a la hora de consumir es una gran acción individual a la hora de generar cambios. Es importante ver qué productos se compran, de dónde vienen, qué tipo de packaging utilizan, si es posible reducir la cantidad de plástico y si se puede recuperar o reutilizar el envase.

El concepto de reducir, reutilizar y reciclar puede hacerse extensivo a distintos hábitos domésticos, como el lavado de platos o la higiene dental. Hacer foco en el consumo responsable implica repensar la forma en que se vive.

Además, los aparatos electrónicos, la ropa y otros artículos que compramos generan emisiones de carbono en cada eslabón de la cadena de producción, desde la extracción de las materias primas hasta la fabricación y el transporte de los productos al mercado.

Ante ello, la ONU recomienda comprar menos, adquirir productos de segunda mano, reparar lo que se rompe y reciclar.

7) Estar informado y participar de cuidado de la Tierra

El mejor regalo para la Madre Tierra es la educación y la participación. Hay muchas personas que buscan participar, pero tienen muy poca información, lo que les impide reconocer el problema y actuar en consecuencia.

“No se puede cuidar lo que no se conoce, por lo que lo primero que hay que hacer es trabajar mucho en la educación, instruyéndose desde donde se pueda. Todos podemos hacer esa pequeña acción, todos los días, desde nuestros hogares, para cuidar el planeta y honrar la vida”.