Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Loica pampeana: ¿qué se debe hacer para salvarla de la extinción?

“Las amenazas son muchas y, entre ellas, están las consecuencias de un modelo de vida que no considera a la naturaleza como un factor crucial para la salud y el bienestar humano”, dijo el investigador Agustín Alvarez.

La loica pampeana es una especie única que se encuentra sólo en los distritos de Bahía Blanca, Saavedra, Tornquist y Puan. / Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva. y gentileza Cristóbal Doiny Cabré, Valentina Asgrizze, Fernando López, Santiago Vitale y Agustín Alvarez.

“Al depender estrictamente del refugio, el alimento y los sitios de nidificación que le proveen los pastizales pampeanos, la ganadería intensiva o cualquier práctica productiva que atente contra el suelo y la cobertura vegetal nativa, se elimina todo tipo de posibilidad de reproducción para la loica pampeana, así como otras especies. A la destrucción del hábitat se le suman diversas amenazas que no son sino otras consecuencias de un modelo de vida que no considera a la naturaleza como un factor crucial para la salud y el bienestar humano”.

Para Agustín Álvarez, licenciado en Biología, estudiante de doctorado de la Universidad Nacional del Sur y quien sigue a la loica pampeana en los campos de la zona desde 2021, esta es la realidad de una especie única refugiada en los distritos de Bahía Blanca, Saavedra, Tornquist y Puan.

“Hoy en día, su carácter de rareza, más que con una cuestión de afinidad específica por un hábitat con determinadas características, tiene que ver con aprovechar lo poco que le han dejado”, agregó.

También dijo que, en la Argentina, la loica pampeana solía habitar todo tipo de pastizales desde Buenos Aires hasta San Luis y Corrientes, pero que estos ambientes han desaparecido casi en su totalidad, a excepción de aquellos lugares donde la agricultura aún no es rentable (y donde la ganadería de baja intensidad permite la subsistencia de pastizales naturales).

“El uso indiscriminado de agroquímicos, entre otros efectos, contamina a los insectos de los que se alimentan las aves, y traslada sus impactos a lo largo de toda la cadena trófica, ocasionando desde modificaciones en el comportamiento hasta la infertilidad y la muerte en una cantidad de especies de animales autóctonos”, aseguró.

“Además, el cambio climático, en una región semiárida donde naturalmente ocurren sequías cada cierta cantidad de años y los veranos son extremadamente calurosos, está ocasionando incrementos en la frecuencia y la intensidad de los eventos climáticos extremos”, sostuvo.

El Lic. Agustín Álvarez estudia a la loica pampeana en los campos de la zona desde 2021.

En este sentido, Alvarez indica que conocer la verdadera dimensión y el efecto de los distintos factores sobre las últimas poblaciones de loica pampeana es crucial para diseñar estrategias que se dirijan a las principales causas de amenaza y resulten en medidas de conservación efectivas.

“Cuando se trabaja con especies en peligro de extinción resulta determinante dilucidar en qué parte del problema se deben concentrar los esfuerzos para generar un impacto positivo, al tiempo que se realizan pequeñas acciones para preservarla mientras se desarrollan las estrategias a una mayor escala de tiempo”, explicó.

“Es sabido que cuando se pierde una especie vegetal o animal no sólo se abandona su rol en el ecosistema, sino los servicios ecosistémicos que brinda, como pueden ser el control de insectos, plaga o la regulación de los nutrientes del suelo”, dijo.

“Además, los valores culturales y la inspiración que las especies nativas representan para las personas que viven en contacto con ellas no deben ser desestimados, puesto que distintos estudios han demostrado que un gran porcentaje de la gente que reside en áreas rurales recuerda, no sin nostalgia, las épocas en las que encontraban más diversidad de fauna y flora en el campo, pero los contextos sociales y las necesidades económicas los llevan a tomar decisiones productivas que no contemplan la conservación de la biodiversidad”, describió.

El investigador también comentó —en diálogo con La Nueva.— que la Argentina es uno de los 10 lugares con más especies de aves en el mundo, así como integra el top 10 de los países que más áreas naturales han perdido en este siglo.

“Como habitantes de este planeta necesitamos que se desarrollen modelos productivos que consideren la conservación de la naturaleza y de sus recursos, antes de que el modelo extractivista nos empuje a nosotros mismos al punto crítico al que ya llevó a muchas especies de plantas y animales en todo el mundo, tal como la exposición a la que, hoy, está la loica pampeana”, aseveró.

El equipo de la UNS y el INTA monitorean los nidos para determinar cuál es la fase más vulnerable del ciclo de vida de la Loica Pampeana. / Fernando López

El área de distribución de esta ave se redujo a menos de una décima parte y, donde antes sus pechos rojos deslumbraban —dijo— a quienes caminaban las llanuras, el encuentro se ha vuelto una rareza, ya que hoy cuenta con una de las máximas categorías de amenaza a nivel nacional. En Uruguay la situación es igual de crítica, mientras que en Brasil la especie se encuentra extinta desde hace décadas.

“En el pastizal pampeano es donde halla su alimento, principalmente insectos que caza en forma directa del suelo o desentierra al caminar entre la vegetación, allí donde también construye sus nidos, ocultos como una pequeña tacita de pastos sobre la tierra”, señaló.

“Es que este es un ecosistema donde, por distintas razones biológicas y climáticas, evolucionaron muy pocas especies de árboles, y las aves se han adaptado a nidificar a ras del suelo o sobre la vegetación del pastizal”, sostuvo Alvarez.

Biólogos, estudiantes y voluntarios colaboran en tareas de campo en el estudio de la loica pampeana. / Santiago Vitali

“Estos mares dorados pueden despertar una sensación de monotonía, pero alojan una gran diversidad de plantas únicas de esta región, con pequeñas flores y semillas que se adhieren a los animales y se dispersan por el territorio”, amplió.

“Es esta diversidad de pastos, hierbas y pequeños arbustos la que sostiene la variedad de insectos, aves, mamíferos y demás animales pampeanos. Y es que en este sentido, la preocupación por la desaparición de la loica pampeana se debe a que se trata de un síntoma más de la pérdida de ecosistemas enteros”, mencionó.

Perspectiva social y futuro sostenible

Alvarez contó que, producto de las recorridas que se realizan por la región en búsqueda de esta errática y sensible especie, se da con productores interesados en aprender sobre las maneras en las que se puede producir, al mismo tiempo que se conservan pequeños refugios de biodiversidad.

“Así, actualmente se está desarrollando un proyecto de encuestas y entrevistas para interpretar el conocimiento que tienen los productores agropecuarios sobre la fauna y la flora, la valoración que hacen de ella, su interés por la conservación, la posibilidad de implementar nuevas prácticas y, además, evaluar la creación de políticas públicas que recompensen a aquellos que se preocupan por la conservación de la naturaleza en sus campos”, explicó.

Se parte de la certeza de que la loica pampeana, como muchas otras especies de las pampas, se encuentra bajo amenaza por la modificación y la pérdida de los pastizales (su hábitat).

“Así, la mejor manera posible de salvar a estas especies es proteger y recuperar los ambientes de los cuales dependen”, expresó.

“Las estrategias para hacerlo en los momentos y lugares indicados se están desarrollando desde las universidades, y su aplicación debe ser en conjunto con los agropecuarios”, dijo.

“Son muchos los pequeños y medianos productores que se interesan por proteger a la naturaleza en sus establecimientos, pero no conocen las maneras en las que pueden hacerlo, o no se encuentran en una situación adecuada para afrontar el compromiso”, agregó.

“Mediante el acercamiento entre los actores involucrados, y el desarrollo de planes que impulsen y premien los esfuerzos de estos pequeños y medianos productores, la conservación de los ecosistemas emblemáticos de nuestra región puede quedar en nuestras manos. Y esa es una excelente noticia”, comentó Alvarez.

El papel de la Universidad Nacional del Sur

En la Universidad Nacional del Sur, el Grupo de Estudios en Conservación y Manejo estudió a la Loica Pampeana en Bahía Blanca por primera vez en 2003, y en 2021 se gestó el proyecto actual, encabezado por los biólogos Agustín Álvarez, Natalia Cozzani, Rodrigo Tizón y Sergio Zalba.

En este marco se están desarrollando un proyecto de doctorado en Biología y dos tesis de licenciatura en Ciencias Biológicas, financiados por la Universidad Nacional del Sur, Conicet, INTA y Neotropical Grassland Conservancy.

En el establecimiento agropecuario El Chasicó, de la familia Doiny Cabré, se creó un refugio de vida silvestre para la protección de la loica pampeana. / Agustín Álvarez

Los ejes temáticos varían desde el estudio de la reproducción de la especie, pasando por sus movimientos estacionales y su rol ecológico como depredador de insectos, hasta los factores del terreno y del paisaje agropecuario que hacen posible su supervivencia en el sudoeste bonaerense.

“Hemos aprendido que la loica pampeana puede convivir con el pastoreo de baja intensidad en pastizales naturales, pero resta entender cómo se ve afectada por el uso de la tierra a una escala más amplia, ya no en un lote, sino en el campo vecino y en la región en general”, comentó Alvarez.

“Transversalmente a todos estos trabajos se tratan las temáticas fundamentales para la conservación de la especie y de su ecosistema, que son el contexto social y las nuevas formas de producir en el campo”, dijo.

“Comprender la manera en la que la gente que vive del campo aprecia a la naturaleza, y las medidas de manejo que resultan más adecuadas en cada contexto socioeconómico, son las claves para elaborar estrategias conjuntas para la protección del pastizal pampeano y de su fauna emblemática”, añadió.

El emblema de las Pampas

Los pastizales, los ecosistemas naturales de la región pampeana, se encuentran dentro de los más amenazados del país, como es el caso para los pastizales de todo el mundo.

Estos mares de pastos se han visto extremadamente modificados en el nombre del progreso y una mejor calidad de vida. Con el tiempo hemos aprendido que una mejor calidad de vida no es posible en entornos donde la diversidad natural pasa a un segundo plano, y las especies de plantas y animales son llevadas al borde de la extinción. En este sentido, el caso de la loica pampeana es uno emblemático de la región pampeana, y de Bahía Blanca en particular.

Esta especie de ave, de nombre científico Leistes defilippii, está emparentada con otras dos de loicas o pechos colorados de nuestra región, muy similares en su plumaje pero con comportamientos, roles ecológicos y hábitats diferentes. Mientras sus parientes abundan en Buenos Aires y otras partes del país, la loica pampeana atraviesa una situación crítica. Supo ser una de las aves más abundantes de todas las pampas y la provincia de Buenos Aires, como lo relataron Guillermo E. Hudson y tantos otros naturalistas y científicos que atravesaron la región durante el siglo XIX.

“En las grandes llanuras monótonas, donde la mayoría de las aves pequeñas poseen plumajes grises o marrones, y en el invierno cuando no hay flores para satisfacer el deseo del ojo por un color brillante, es encantador encontrarse durante el viaje con un ejército de estas loicas: sus pechos carmesí, no tan brillantes como los tonos de algunas especies tropicales, parecen entonces brillar con un extraño esplendor sobre el verde sombrío de la tierra, y el avistaje produce un efecto estimulante en la mente”, dijo el escritor y naturalista argentino-británico (1841-1922).