Club Deportivo Alsina
Decenas de clubes que hoy ya no existen marcaron la historia de la ciudad.
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Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 84 años, en agosto de 1940, celebró su tercer año de existencia el club Deportivo y Recreativo Alsina, uno de los tantos clubes locales.
Si bien es conocida la gran cantidad de clubes barriales que funcionan en la ciudad, hay también un vasto listado de entidades que han dejado de existir. Uno de ellos es el club Deportivo y Recreativo Alsina, fundado en 1937.
La entidad nació por iniciativa de vecinos de las calles Corrientes, Alsina y Buenos Aires (actual Hipólito Yrigoyen), unidos con el propósito de formar “un hogar común” donde pasar momentos de grato esparcimiento y al mismo tiempo brindarle al barrio un espacio que se preocupe “por su adelanto físico y mental”.
Su primer presidente fue Mario Cigno, que junto a sus compañeros luchó denodadamente por el adelanto de una institución que en 1940 ya contaba con más de cien asociados.
El campo de deportes estaba en Alsina al 900, con dependencias para distintas actividades. Uno de esos puntos fue el cultural, con la instalación de una biblioteca con “una apreciable cantidad de volúmenes”. A eso sumaba veladas teatrales y bailes. Otra propuesta era el ajedrez, con numerosos adeptos y colaboradores expertos que generaban gran entusiasmo. También se practicaba ciclismo, participando corredores libres, y el campo de deportes contaba con dos canchas de bochas para torneos internos.
En una sección especial había blancos para la práctica de tiro al blanco con armas de poco alcance, y, como no podía ser de otra manera, contaba con una cancha de básquet, piso de tierra y comodidades para practicar “ese hábil deporte”.
Por último, no faltaban los juegos, entre ellos naipes y sapo, con torneos periódicos entre los asociados. En 1940 la entidad era presidida por Francisco Decamps, siendo secretario el vecino José Blanco y tesorero el señor Esteban Calvo. Salú.