Bahía Blanca | Domingo, 17 de agosto

Bahía Blanca | Domingo, 17 de agosto

Bahía Blanca | Domingo, 17 de agosto

Avenida Colón, desde el corazón del fuerte hasta el horizonte y el mar

Un par de cuadras por un espacio emblemático, donde la arquitectura escribe en piedra la historia de la ciudad.

No se recuerda qué necesidad o deseo impulsó a los fundadores de Zenobia a dar esta forma a su ciudad, y por eso no se sabe si quedaron satisfechos tal como hoy la vemos, crecida quizá por superposiciones sucesivas del primero y por siempre indescifrable diseño”. Italo Calvino, Las ciudades invisibles

Unas pocas cuadras son más que suficientes para que la avenida Colón cuente parte de su historia. La calle que evoca al marino Cristóbal Colón fue originalmente la calle central de la Fortaleza Protectora Argentina, el fuerte fundacional instalado en 1828, entre Estomba y Brown.

Principios de la década del 40, modesta calle

La calle tenía una continuidad un tanto desdibujada en la plaza Rivadavia, a la que atravesaba. Se la llamaba por entonces Buenos Aires, denominación que mantuvo en parte de su recorrido hasta 1948, en que fue rebautizada como Hipólito Yrigoyen –de Estomba hacia el lado del arroyo Napostá.

Es claramente una avenida distinta, de las pocas con que cuenta el centro, que se la puede analizar por tramos, ya que va modificando su estética a medida que se avanza hacia el puente Colón.

Este recorrido es reducido, comienza en Brown y termina en Italia. Evita las cuadras de la manzana fundacional y recorre no más de 500 metros, suficientes para admirar su arquitectura, descubrir detalles, ornamentos, lugares históricos y tomar conciencia de cómo, más allá de algunas intervenciones cuestionables, mantiene un paisaje muy valioso desde la estética.

Una arquitectura que siempre aporta dos elementos adicionales a su condición artística y espacial. Es otra mirada de la historia, escrita en piedra y testigo insobornable de la misma.

Las fachadas decoradas

En los tiempos del historicismo, siglo XIX, se diseñaba a partir del revival de los estilos pasados –clásico, renacentista, gótico, barroco— y una singular combinación de los mismos, lo que se llama eclecticismo. De esas formas han derivado los frentes cargados de molduras, ornamentos y detalles decorativos de todo tipo. Ese legado lo constituyen verdaderas obras de arte, desde lo artesanal y lo artístico. En esta calle, su presencia marca quizá la estética general del recorrido.

Arquieto Luoni, el hombre ed la rosa.

El detalle art nouveau

Un componente particular en muchas viviendas de la ciudad es la disposición de una marquesina de hierro y vidrio sobre su puerta principal. Aparecen incluso en obras de estilo, con la irrupción de hierro y vidrio, dos materiales propios de la revolución industrial y de la arquitectura industrial. La inspiración de este elemento deriva de la obra del arquitecto Héctor Guimard (1867-1942), que impuso el modelo en el diseño art nouveau de las entrada del metro de París, en el año 1900.

Entrada al Metro, París, 1900

La mirada al detalle

A la altura del 300, en un lote de reducido frente, se encuentra la conocida como Casa Ducós, en referencia a quien fuera su primer propietario, el vecino Ricardo Ducós.

Fue diseñada en la primera década del siglo XX por el arquitecto alemán José Baüerle, autor de muchas obras en nuestra ciudad, entre ellas el teatro Don Bosco de calle Rondeau 119. Inventariada como bien patrimonial, es una vivienda que despierta admiración y es necesario detenerse frente a ella y recorrer con tranquilidad todas y cada una de sus partes.

Su torre, las columnas del balcón, el rostro de una mujer, los ornamentos, la rejería, el patio. Belleza en estado sólido.

Asomarse a la ciudad

Las viviendas con balcones siempre venden, aunque es curioso lo poco habitual que es ver gente en ellos. Como si el clima no fuera el adecuado, como si conformara una costumbre ajena a nuestras formas el salir a ese afuera.

La firma

Una expresión utilizada en otros tiempos en la moda era, al adquirir una prenda, prestar atención a que tuviese “la marca en el orillo”. Esto es, en el borde de su terminación se solía poner el nombre del fabricante.

En arquitectura, al menos hasta mediados del siglo XX, el orillo era algún rincón de la fachada, donde grababan su firma el proyectista y el constructor.

Es el caso de este inmueble de líneas simples, que tiene bajo relieve el nombre de dos referentes de la historia local. “Enrique Cabré”, arquitecto, que en este caso prescindió de su apellido completo, Cabré Moré. Y por el otro, “Empresa Constructora Cabré”, fundada por el catalán Pedro Cabré Salvat. Detallar las obras realizadas por esta familia excedería el espacio disponible en este lugar.

Destinos de hoteles

Un clásico de la ciudad. La fachada ladrillera del Hotel Austral, un edificios con aires marplatenses, inaugurado en diciembre de 1953. Fue diseñado por el arquitecto Ricardo Klammer y construido por la firma Germani y Cía.

El edificio en la década del 40.

En el tiempo ha perdido las letras que identificaban su nombre sobre la marquesina de hormigón –letras iluminadas con neón—pero conserva las originales de hierro amuradas al frente. Cuando se inauguró la avenida Colón había modificado su nombre, siendo entonces su dirección Avenida Eva Perón 159.

El segundo hotel ya no existe y su edificio es parte de una esquina sin destino, un inmueble camino a la ruina, cercado desde hace años para evitar accidentes por el riesgoso estado de sus fachadas. Inaugurado en 1909 como hotel Sudamericano, fue el establecimiento más lujoso de Sudamérica en su tipo.

Funcionó como tal hasta fines de los 70, cuando cerró esa historia con el nombre de Ocean hotel. Fue luego un Centro de Compras y desde hace diez años está desocupado, su interior es nido de palomas y otras plagas y cada día que transcurre su estado se vuelve más calamitoso. Cuando se lo construyó se dijo que la obra era poco menos que "Un palacio mágico". Está a punto de desaparecer.

La esquina de la discordia

Avenida Colón y Vieytes. Estación de servicio de la que fuera petrolera nacional, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, ahora reducida a YPF. Fue a principios de siglo un almacén de ramos generales. Cuando la adquirió, la petrolera anunció que iba a construir un complejo estación de servicio-cocheras-terminal de ómnibus.

La casona de principios de siglo

 

Entretanto en el lugar se montó una cancha de basquet, la cual utilizaban escuelas locales para las clases de gimnasia e incluso el seleccionado de ese deporte en sus entrenamiento.

Alumnos de la Escuela Normal, gimnasia en el lugar.
El mismo lugar, abierto y ordenado.

Cedida al Automóvil Club Argentino, durante años funcionó un surtidor en la vereda. Se la llegó a llamar “La esquina de la discordia”, porque nunca se terminaba de definir su destino. Desde fines de los 90 luce su imagen actual, con una cubierta sobre la zona de surtidores que evoca, con su corte a inglete de los extremos, al Grande Arche De La Défense de París.

El Arco de la Defensa, París.

A pocos metros otra esquina, otro terreno que supo ser ocupado por una estación de servicio, de las primeras en su tipo que hubo en la ciudad.

Estación Colón, de la "Westin"
Casas californianas de la ESSO

Primero estuvo la West Oil, con un edificio muy puro, luego siguió un chalét californiano de la Esso y, por último, una fisonomía acorde a los nuevos tiempos. El lugar lleva más de una década desocupado con un cerco de obra que poco tiene que ver con lo que sucede en el lugar y que convierte a la esquina en un verdadero adefesio.

Chaperío, afiches y dejadez.

Pax Vobiscum

Un edifico particular es el que desde 1941 ocupa el episcopado, la Curia. Fue diseñado por la Dirección General de Arquitectura y construido por la empresa Polledo Hnos.

De cuatro pisos, presenta un frente severo, carente de molduras y “de modernísimas líneas”, según una publicación de la época. Su terminación es símil piedra pulido al agua y presenta un zócalo de dos metros de mármol rosado. Su interior es poco menos que desconocido para la mayoría de los bahienses.

El negocio de construir

En la avenida Colón y Saavedra se ubica esta hermosa vivienda construida en 1934. Diseñada por el arquitecto Ernesto Guiraud –el mismo que proyectó la actual sede de la Biblioteca Rivadavia en avenida Colón 31— y construida por Pascual Arcuri,

La obra fue promocionada como una buena inversión –“El dinero bien empleado en edificar produce excelente renta”— y también por su calidad artística: “Detenerse ante un edificio nuevo, de estilo moderno, de distribución excelente, es siempre agradable”.

Estaba organizada en cuatro viviendas, dos por planta. Las ubicadas sobre la avenida tenían dos dormitorios, pieza de costura, comedor, halla, vestíbulo, cocina, baño y pieza de servicio, con una renta estimada de $ 140 mensuales.

El estilo de art decó, náutico, se destaca en la esquina curva, donde originalmente se ubicaba una ventana en la planta baja, hoy readecuada para funcionar como local.

Lamentablemente para el edificio, la decisión de pintar ese sector –en un violeta furioso, y uno vecino de blanco, es totalmente desacertada y agresiva, al ocultar esa maravilla que es el revoque símil piedra, afectando a todo el conjunto.

Sobre calle Saavedra, las dos puertas de acceso al lugar, resueltas en hierro y vidrio, dan cuenta con contundencia del estilo referido.

Un tigre en descanso

“Tigre, tigre, que te enciendes en luz,/por los bosques de la noche/¿qué mano inmortal, qué ojo/osó idear tu terrible simetría?”. William Blake

Otro frente llamativo. Sobre la puerta de la izquierda tiene grabado un nombre y una fecha: “E. Castrillo, 1929”. La referencia es al comerciante Enrique Castrillo, dejando afuera de la leyenda a su mujer, María García, que tenía en el lugar un taller de vulcanizado.

La foto de 1939 --gentileza del Archivo de la Memoria de la Universidad Nacional del Sur-- es un testimonio maravilloso. El garage es parte de la construcción original. El tigre es casi centenario, la avenida Colón conservaba su adoquinado, se ven los rieles del tranvía eléctrico cuyo servicio había sido cancelado el año anterior y en la vereda se advierte un histórico surtidor.

La casona llena de detalles, 1939

Sobre la derecha, la entrada al garaje “El Tigre”, que tiene, sobre ese acceso, la figura de ese animal, sentado, mirando hacia el frente, ajustado su cuerpo al ancho del balcón de la planta alta.

En el dintel, en bajo relieve, la palabra Garage, acceso a un espacio por demás atractivo, con su cubierta de chapas a dos aguas y lucernario y sus cabriadas de hierro remachado.

Crecer en altura

“Acero, vidrio, baldosas, hormigón serán los materiales de los rascacielos. Apilados en la estrecha isla, edificios de mil ventanas surgirán resplandecientes, pirámide sobre pirámide, blancas nubes encima de la tormenta” John Dos Passos, Manhattan Transfer

Si bien no son tan numerosos, la avenida tiene su propuesta edilicia en altura. Con distintos estilos y materiales, de oficinas y residenciales.

En la esquina de calle Italia se ubica uno de los primeros de la calle, construido en 1962 por iniciativa de Industriales Asociados. Fueron un símbolo de la pujanza y la modernidad de una ciudad.

Dieron cuenta de cómo sacar rédito a la tierra, modificaron para siempre el perfil de la chacra ciudad que arrancó el siglo XX.

Final

"Yo vivo en una ciudad/que tiene un puerto en la puerta/y una expresión boquiabierta/para lo que es novedad". Miguel Cantilo

No hay sector de Bahía Blanca que no tenga su atractivo, que no presente curiosidades, un aporte artístico, sus desaciertos.

Cada cuadra es un mezcla de estilos y propuestas, heterogénea, capas de las historia. La avenida Colón es otra posibilidad de mirar y sorprenderse. Una arteria distinta, con un perfil variable en cada tramo de su recorrido, cuyas primeras dos cuadras fueron parte del fuerte fundacional, el lugar donde cada mañana las tropas al mando del coronel Ramón Estomba formaban antes de comenzar su dura tarea diaria, en medio de la nada, bajo el crudo invierno, pero con la suficiente fortaleza como para sostener aquel primer paso hacia esta ciudad que crece animosa y que en la imagen de la luz de su nombre se siente su gloria mundial.