Ferroviarios: paro, huelga y cuatro meses sin cobrar
Una cola de cientos de empleados del ferrocarril para cobrar sus sueldos pendientes.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
La imagen inferior no es buena, pero la historia sí. Muestra la extensa cola formada en la primera cuadra de calle Chiclana, teniendo como referencia el kiosco barco que todavía existe, a pocos metros de la Avenida Colón.
Es enero de 1962 y luego de cuatro meses de huelga se ha solucionado el conflicto de los ferroviarios con las empresas del Estado y los empleados vuelven a tener acceso a sus salarios, los cuales no percibieron mientras duró esa medida de fuerza.
¡Cuatro meses y el aguinaldo sin cobrar!, en un período que incluyó las fiestas de fin de año, donde en muchas mesas faltó el pan dulce.
Pero, como dice el refrán, y lo señaló este diario, “no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”. Y ahí estaban los ahora felices ferroviarios esperando su turno para ser atendidos en el banco Español del Río de la Plata (avenida Colón y Chiclana) y en el banco Francés (Chiclana 60). Otra cola similar se formó en calle Alsina, donde pagaba el banco de la Provincia de Buenos Aires.
“Luego de la larga espera al menos tuvieron la emoción de recibir una respetable suma de dinero para cumplir con las obligaciones contraídas. Hasta la puesta del sol hubo gente cumpliendo el trámite para retirarse con su buena mesada”, se dijo.
La huelga
El 30 de octubre de 1961 empezó la gran huelga ferroviaria, que duró 42 días, contra el llamado plan Larkin durante el gobierno de Arturo Frondizi, que consistía en el cierre del 40% de la red ferroviaria existente.
Su objetivo fundamental era beneficiar a las empresas automotrices. La lucha llegó a tal punto que las fuerzas armadas tomaron el control de los ferrocarriles para intentar hacerlos funcionar a la fuerza. El conflicto terminó con un triunfo parcial de los ferroviarios. El Plan no pudo ser ejecutado y las privatizaciones fracasaron. Pero existieron miles de despidos y varios ramales secundarios fueron cerrados.