Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

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Solo telarañas que teje el yuyal

Un proyecto inconcluso, fallido y quieto por años, hoy busca un nuevo destino. Para eso, borrón y cuenta nueva

Hace al menos 30 años, a los fines de la historia el tiempo no es relevante, comenzó la ambiciosa ampliación de una vivienda de la avenida Alem al 900.

Retirada de la línea municipal, la obra mostraba una estética neocolonial, es decir, el legado del barroco, con sus frontis curvos y partidos. Una cubierta de tejas de múltiples tonos aportaba un sello distinto y una particular ventana ovalada más una guarda de hierro daban cuenta de los detalles del proyecto.

Pero un día todo terminó. Con la vivienda a medio camino, la obra se detuvo. Para siempre. Por años el vallado siguió ocupando la mitad de la vereda hasta que la calidad de obra paralizada le quitó ese destino y fse retiró a la línea municipal.

Nadie que me diga si vives aún

Pasaron los años y no había señal alguna que diera cuenta de su futuro. Hasta que hace unos meses, no importa cuántos, un cartel de “Se vende” confirmó el pronóstico. La inquietud era saber si un nuevo comprador sentiría atracción por completar el emprendimiento. No es algo simple que se verifique. Cada persona, cada familia, tiene su modo de vida, sus usos y costumbres, sus gustos y necesidades.

Finalmente pasó lo que viene sucediendo hace décadas en la avenida: lo valioso es el terreno, lo que se cotiza es la tierra, lo que tiene inmediato destino es el lote.

Esa realidad se confirmó de la manera más contundente: maza, golpes y demolición. La vivienda que alguien soñó dejará de estar,. Punto final.

En la cruz de tu candado

Un grupo inversor buscaba hace tiempo un terreno de esa escala para un edificio de seis pisos, una obra sencilla, con grandes balcones para favorecer las vistas. Adquirido el terreno, armado el fideicomiso, sumados inversores, se presentó el expediente ante el municipio y se logró su aprobaciçon.

Pero la nueva obra también entró en estado de espera. Los desarrolladores advierten que no es el mejor momento para iniciarla, con un mercado en el cual --una singularidad-- han aumentado los costos en dólares hasta un 60%, lo cual dificulta pensar en una rentabilidad adecuada.

Lo cierto es que aquella ampliación ha quedará en la historia. En un par de semanas su perfil será parte del pasado.

Libre el terreno, se esperarán vientos favorables, números razonables, estabilidad y buenas señales para el mundo de la construcción.

Entonces alguien volverá al lugar, quitará algunas telarañas que teje el yuyal y pondrá manos a la obra.