Un día para honrar a quienes cuidan nuestra salud y salvan vidas
El Día del Médico, que se celebra cada 3 de diciembre, se instauró a partir de la labor de Carlos Juan Finlay.
El martes pasado se conmemoró el Día Nacional del Médico y el Día Panamericano del Médico, establecido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en honor al doctor Carlos Finlay, nacido en Cuba el 3 de diciembre de 1833.
Este médico confirmó en 1881 la teoría de que la propagación de la fiebre amarilla era a través del mosquito Aedes aegypti, un hallazgo de trascendencia mundial que evitó miles de muertes en América latina.
Durante las guerras por la independencia cubana fue convocado por el ejército de EE.UU. para que analizara las bajas de los soldados por la fiebre amarilla y allí comprobó que el mosquito antes mencionado era el transmisor de dicha enfermedad.
Esto no fue aceptado en su momento, debido al hecho que en esos años se consideraba al contacto con objetos o ropa contaminados como el método de transmisión de la enfermedad.
A pesar de la resistencia del ámbito científico que rechazaba sus investigaciones, Finlay propuso un conjunto de medidas para eliminar la presencia del mosquito, implementando el método de lucha antivectorial. Este enfoque, que establece directrices sanitarias para reforzar las acciones preventivas y reducir los contagios, sigue siendo utilizado hasta hoy.
No hubo avances sobre la enfermedad hasta 1901, cuando se creó en Estados Unidos una comisión para luchar contra la fiebre amarilla, la cual comprobó que la teoría del Doctor Finlay era cierta y comenzó a trabajar en torno a la prevención y a la lucha contra el mosquito Aedes aegypti.
Cincuenta años después, el científico estadounidense Max Theiler crearía una vacuna destinada a mitigar los efectos de la fiebre amarilla, enfermedad para la cual aún no existe un tratamiento específico.
Este mosquito, el Aedes aegypti, prevalece principalmente en África Subsahariana y en determinadas áreas de Sudamérica. Su picadura es capaz de transmitir no solo la fiebre amarilla, sino también los virus responsables del dengue, Zika y Chikungunya.
Por todo esto, en agosto de 1956, la Argentina se adhirió oficialmente a la celebración, a iniciativa del Colegio Médico de Córdoba, avalada por la Confederación Médica Argentina y oficializada por decreto del gobierno nacional.
Así como lo hizo Carlos Finlay en su momento, día a día miles de médicos contribuyen a transformar la medicina en pro del bienestar general de la sociedad.
Así se pueden mencionar las vacunas contra la poliomielitis de Salk y Sabin; la de la rabia de Pasteur; la de la tuberculosis de Calmette; la del sarampión de Enders; aquellos que idearon métodos para enfrentar enfermedades coronarias, como los argentinos Favaloro (by-pass) y Palmaz (stent), o los tratamientos para luchar contra el cáncer, como el estadounidense Vincent DeVita, responsable del desarrollo de la quimioterapia.
También se podría incluir al creador de la penicilina, Fleming, junto a todos los especialistas que, a lo largo de los siglos, llevaron a cabo pruebas para desarrollar anestesias que permitieran realizar cirugías sin causar dolor.
Y son innumerables los demás, la lista no tiene fin.
En este día memorable, es necesario agradecer la vocación de servicio, dedicación y entrega diaria que han tenido los médicos y profesionales de la salud desde siempre.