Aire y pasión: cada vez egresan más pilotos de avión en la ciudad
En el curso de este año se recibirán unos 20 alumnos, cuando en 2004 apenas cursaban entre 4 y 5. “Antes sólo lo hacían quienes querían ser comandantes de una aerolínea, pero eso ha cambiado”, dijo el instructor Jorge Giovagnetti, del Aero Club Bahía Blanca.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
“Ya no existe distinción de edad ni de género. Contrariamente a lo que mucha gente cree; es decir, que se trata de algo difícil y sólo para superdotados, el curso de piloto lo puede hacer cualquier persona con la única condición de que tenga su psicofísico apto”.
Lo dijo Jorge Giovagnetti, quien es piloto comercial e instructor de vuelo del Aero Club Bahía Blanca, a propósito del incremento del interés por conseguir el carné de piloto privado de aviación, el primer escalón en esta escuela.
Para el corriente año se inscribieron 25 alumnos, de los cuales egresarán poco menos de 20. En el año 2004 eran entre 4 y 5 y en 2010 se llegó a 10. Desde entonces siempre se incrementó.
“A partir de la pandemia (2000) y aun con los cursos por Zoom, habíamos llegado a 20 inscriptos. Ya no bajamos de ahí y ahora vemos que el interés es cada vez mayor”, añadió.
Giovagnetti, quien empezó con los teóricos en 2006, recordó que desde su fundación en 1924, el Aero Club siempre fue escuela de vuelo.
“Antes el interés era sólo de aquellos que pretendían hacer una carrera; es decir, de jóvenes que querían iniciar el curso y después hacer una carrera para llegar a ser comandante de una línea aérea”, afirmó.
“Pero eso ha ido cambiando. Ahora hay cada vez más gente, mayor incluso, que sólo pretende ser piloto y llevar a familiares, o a gente conocida, a pasear por el aire, ya sea con aviones propios, porque muchos los adquieren después, o con los del Aero Club”, comentó.
La institución cuenta con cuatro aviones de escuela y entrenamiento. Son un Piper PA-11 (biplaza) y tres Cessna: C-150 y C-152 (biplazas) y C-172 (cuatriplaza).
Además de Giovagnetti, los instructores son Gustavo Scelsi, Sebastián Novais, Nicolás Stickar y Juan Pablo Prieto.
Actualmente, se está poniendo a punto un simulador de vuelo que permitirá a los alumnos, así como a los pilotos, practicar en tierra maniobras de aproximación por instrumentos con el objetivo de facilitar el aprendizaje.
“Hoy también existe otra apertura, también desde nosotros hacia la comunidad, en la forma de comunicar lo que hacemos. Antes era sólo por algún interés particular relacionado con la aviación”, dijo.
“En estos nuevos formatos comunicacionales también se ha comprobado que la aviación es algo seguro. Lo que pasa es que hay que estar preparado. Hace más de 20 años un piloto salía formado cuando aprendía las maniobras básicas y sabía aterrizar con seguridad. Después se fue haciendo cada vez más hincapié en la parte teórica, en los reglamentos y demás”, sostuvo Giovagnetti.
—¿Cuánto dura el curso desde que comienzan las clases hasta que se otorga el carné?
—Quien empieza tiene que cumplir con el teórico, que arranca en marzo y concluye a fines de octubre. En este año, la última reunión se concretó este jueves 31.
“Las clases son de dos horas una vez por semana, pero estamos en permanente contacto para evacuar las dudas que vayan surgiendo.
Entre las horas de mínima y algún entrenamiento extra, el costo total del curso de piloto privado ronda los 5.000 dólares.
“Si bien la duración de la parte práctica la maneja el mismo alumno, debe cubrir 40 horas de vuelo con un instructor. Esta etapa no la puede concretar ni en menos de dos meses ni en más de 2 años.
“Lo que sucede es que, generalmente por una cuestión económica, el alumno dosifica ese lapso. Pero en el promedio de un año los alumnos ya están recibiendo su primera licencia de piloto privado de avión”.
—¿Cuál es el costo del cursado?
—Como hay distintos aviones, los valores son variables. Entre las horas de mínima y algún entrenamiento extra, el costo total es de entre 4.500 y 5.000 dólares.
—¿Para qué está habilitado quien egresa?
—Por reglamento, quien sale del primer escalón que damos, que es el básico de piloto privado, puede volar monomotores de hasta 5.700 kilos.
“Hay que tener en cuenta que eso es bastante, ya que un biplaza tiene menos de 1.000 kilos y uno de cuatro plazas ronda los 1.200 kilos. Es decir, de ahí para arriba todo es posible para un piloto privado, por las distintas categorías que puede seguir”.
—¿Cuál es el promedio de edad de los alumnos?
—En este momento es de lo más variado. Si bien la mayoría ronda entre los 18 y 25 años, tenemos gente que pasa los 60 años e, incluso, muchas mujeres. Este año estamos cerca de la mitad en este sentido.
—¿Los alumnos son de la ciudad o de la zona?
—La mayoría son de acá, pero también llegan desde Sierra de la Ventana, Tornquist, Punta Alta y hasta de Río Colorado.
“Muchos vienen solamente a hacer la parte teórica con nosotros y la práctica la realizan en el aeroclub de su lugar, siempre y cuando estén habilitados para hacerlo ya que, lamentablemente, varias entidades de la zona han debido discontinuar sus cursos”.
Desde adentro
Karen Payero tiene 19 años y es de General Daniel Cerri.
“Si bien es una carrera hermosa, la realidad es que la veía muy lejana por un tema económico. Pero mis padres me ayudaron a averiguar en el Aero Club y al final todos me ayudaron”, sostuvo.
“Sé que es raro ver a una mujer piloto, pero en el club son inclusivos y eso es lo más importante”, añadió.
“¿La motivación? Desde muy chica tenía pasión por los aviones. Siempre que veía uno me volvía loca e intentaba contagiar a mis padres con eso. Y cuando crecí me di cuenta de que me seguía apasionando, al punto que hoy me encuentro estudiando acá. Y ahora es poder concretar un sueño”, comentó la joven.
“Para 2025, ya con el carné, mis planes son sumar horas para seguir la carrera de piloto comercial y mientras tanto trabajar, aunque sea en el Aero Club, como piloto privado o para hacer vuelos de bautismo”, sostuvo Payero.
“¿Si me voy a dedicar a esto? Sí, definitivamente”, concluyó.
Pablo Martins tiene 48 años, es técnico mecánico y viaja desde Sierra de la Ventana para cursar.
“Lo quise hacer de chico, pero no pude por razones económicas. Fue algo que me quedó siempre pendiente, pero pasaron los años y ahora, que estoy en otra situación, decidí sacarme el gusto, cumplir el sueño y disfrutar de estar en el aire”, dijo.
“Lo mío no es para hacer una carrera, sino que es algo privado. Incluso, sería bueno si el día de mañana puedo comprar (un avión) y hacerlo directamente. Y si no siendo socio del Aero Club está la posibilidad de usar las aeronaves”, amplió.
“¿El curso? No es complejo. Es genial cómo te explican todo y, al margen de la lógica afinidad, se hacen grupos muy interesantes”, afirmó Martins.
“Sí hay que dedicarle mucho tiempo, porque no se trata de sólo cursar, volar y listo. Es todo muy serio porque debemos ser concientes de las eventualidades que pueden surgir en una emergencia y saber responder en consecuencia. Nos preparan para enfocarnos en eso”, concluyó.
Bahía Vuela, en abril de 2025
La edición Bahía Vuela del centenario del Aero Club Bahía Blanca, que se debía realizarse este sábado 9 y domingo 10, se concretará entre el sábado 5 y el domingo 6 de abril de 2025.
Las razones climáticas imperantes obligaron a las autoridades a postergar el tradicional encuentro que, esta vez, se iba a efectuar con acceso libre y gratuito en su sede del kilómetro 11,5 de la ruta nacional 35.
La cita, de importante convocatoria todos los años, preveía un gran show aéreo de acrobacia, vuelos de bautismo (diurnos y nocturnos), muestra del Museo Aeronaval y paracaidismo, así como el avistaje de aviones y helicópteros de la Fuerza Aérea y la presentación de la banda del Ejército, planeadores, aeromodelistas y radiocontrolados y, especialmente, de los acróbatas del aire Jorge Malatini y Dino Moliné.