Bahía Blanca | Martes, 15 de julio

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De la secundaria a la universidad: un viaje lleno de dudas

Casi la mitad de los estudiantes ingresantes a la UNS deciden cambiar de especialidad una vez iniciado su recorrido universitario.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Finalizar la secundaria es un momento crucial en la vida de cualquier joven. Es la despedida de una etapa cargada de emociones y la entrada a un mundo diferente, lleno de incertidumbre, donde decisiones importantes marcarán el futuro.

Entre ellas, la más inquietante: ¿se está preparado para elegir una carrera a los 17 o 18 años?

La presión de tomar una decisión acertada no es menor. En un entorno laboral en constante transformación, donde las profesiones emergentes de hoy pueden desaparecer mañana —o viceversa—, el desafío de trazar una línea terciaria o universitaria es abrumador. 

A semejante incertidumbre se le suman las expectativas familiares, diferentes intereses y las "opciones seguras" que, a menudo, se perciben como aquellas que garantizan estabilidad económica pero distan del agrado personal.

En ese barullo de emociones y dudas muchos jóvenes se ven sobrepasados. David Waiman, subsecretario de Coordinación Académica de la Universidad Nacional del Sur, compartió con La Nueva. una cifra reveladora: casi la mitad de los estudiantes ingresantes deciden cambiar de especialidad una vez iniciado su recorrido universitario. Hablamos de entre 1.200 y 1.500 alumnos.

"La tasa de migración interna ronda el 20 %, pero en el segundo cuatrimestre esa cifra puede llegar al 50 %", señaló.

"Algunos realizan hasta tres pases de carrera en uno o dos años. Incluso se han registrado algunos con mayor cantidad de pases y que responden a carreras diferentes, lo que parece reflejar desorientación al momento de elegir", agregó.

El acompañamiento en estas decisiones es crucial, tanto en la previa como con el viaje iniciado. Gimena Vertiz, licenciada en Psicopedagogía, trabaja en procesos de orientación vocacional-laboral y afirmó que "elegir una carrera no debería ser una limitación para futuras reorientaciones". 

Según explicó, los intereses de una persona pueden cambiar y, con ellos, también su vocación. "Mi trabajo es quitarle dramatismo a esas decisiones", dijo.

Respuestas vs. incertidumbre

La tendencia de los últimos años —acelerada tras la pandemia de COVID-19— muestra un interés creciente por opciones más cortas y con rápida salida laboral.

"Se ha observado una preferencia por las Tecnicaturas. Un ejemplo es el pase de Ingeniería Agronómica a la Tecnicatura Universitaria en Parques y Jardines", indicó Waiman.

Pero no todos los cambios siguen esa lógica. Según el historiador, hay estudiantes que migran entre disciplinas sin aparente conexión, como quienes pasan de Arquitectura a Derecho, lo que podría responder a un deseo de encontrar un lugar que se sienta más alineado con sus expectativas o intereses, aunque no siempre sea fácil de identificar al principio.

El estrés y la ansiedad afloran en esa etapa. La elección de una carrera no solo conlleva la duda de si será la correcta, sino que también esconde un salto hacia la vida adulta.

Ese desafío, en muchos casos, viene acompañado por la presión social y familiar, sumando una carga emocional significativa.

En ese sentido, Vertiz destacó que, ante altos niveles de angustia, es importante buscar ayuda profesional o, al menos, confiar en alguien cercano para hablar de las dudas y miedos.

"Preocuparse no es lo mismo que ocuparse", manifestó, recordando a los jóvenes que, aunque la responsabilidad de las decisiones es personal, el camino no tiene que ser solitario, definitivo ni inmóvil.

"Sólo en la medida en que nos hacemos responsables de las consecuencias de nuestras decisiones es cuando podemos empezar a ocuparnos de nuestro proyecto de vida, independientemente de la edad que tengamos. Estamos en continuo aprendizaje", agregó.

El apoyo de los más cercanos es clave. "El rol de las familias es fundamental. Siempre que trabajo con adolescentes también lo hago con las familias, proporcionando herramientas de comunicación para que logren convertirse poco a poco en un espacio seguro que transmita confianza, donde los jóvenes puedan expresarse. Los amigos también influyen mucho, los grupos de pares son los que pueden ayudarnos a sentirnos tranquilos de las decisiones que tomamos", explicó.

"El miedo al fracaso afecta mucho. Es usual que lleguen jóvenes con la tolerancia a la frustración poco desarrollada, con la sensación de tener que ser perfectos estudiantes, con las exigencias de no desaprobar, de 'no perder tiempo'. Es muy común que logren identificar sus intereses pero que por miedo a que les vaya mal crean que no saben lo que quieren", compartió Vertiz.

¿Y entonces?

Frente a este complejo escenario, la UNS ha reforzado su intención de acompañar a los nuevos estudiantes. La Muestra de Carreras es uno de los eventos más valiosos, brindando información sobre toda la oferta académica de Bahía Blanca, no solo la propia.

Además, programas como el Acompañamiento a las Trayectorias Iniciales (ATI) ayudan a los estudiantes a adquirir herramientas académicas, mientras que el apoyo de tutores, becas y talleres también buscan facilitar la adaptación a la vida universitaria. 

El hecho de que cerca del 50 % de los estudiantes provienen de la región implica un cambio en sus estilos de vida. En esa línea, Vertiz apuntó que no es lo mismo estudiar en la propia ciudad a tener que mudarse, enfrentando costos como alquiler, transporte y material de estudio.

"Siempre indago sobre las posibilidades económicas de cada uno", indicó.

Aunque los programas de apoyo existen, el elevado porcentaje de estudiantes que cambia de carrera expone la dificultad del proceso.

"Obviamente, se puede seguir mejorando", reconoció Waiman.

No obstante, es importante entender que no todo está escrito a los 18, y que equivocarse o cambiar de rumbo también forma parte del aprendizaje.