Bahía Blanca | Martes, 15 de julio

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Mitigación y adaptación al cambio climático: ¿cuál es el aporte de la biotecnología?

El desafío que enfrenta la agricultura en este tiempo es doble: mitigar el cambio climático y, al mismo tiempo, adaptarse a los cambios para no perder la capacidad de producir los alimentos que el mundo necesita.

Ya casi no se discute que el cambio climático es una realidad preocupante y que se origina, en gran medida, por la acción del hombre. Frente a este escenario, gobiernos, organizaciones y expertos trabajan para lograr un objetivo ambicioso: un futuro de cero emisiones.

En tal sentido, está claro de que la agricultura está estrechamente relacionada con el cambio climático.

Por un lado, es parte del problema, ya que contribuye con una parte significativa de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Y, por otro, se ve sensiblemente afectada por el calentamiento global.

Presentado el tema, se concluye de que el desafío que, hoy, enfrenta la agricultura es doble: mitigar el cambio climático y, al mismo tiempo, adaptarse a los cambios para no perder la capacidad de producir los alimentos que el mundo necesita.

En este contexto, las preguntas —surgidas desde argenbio.org— son dos:

—¿Cómo puede la biotecnología agrícola ayudar en la mitigación del cambio climático?

—La biotecnología agrícola contribuye a reducir las emisiones de gases de invernadero y, por lo tanto, a mitigar el cambio climático.

La adopción de los cultivos transgénicos (desde el año 1996) permitió adoptar prácticas que favorecen el secuestro de carbono en el suelo y reducen el uso de energía.

Así entonces, los cultivos tolerantes a herbicida han facilitado la adopción de prácticas conservacionistas, como la siembra directa (SD), que reducen la pérdida de carbono y la erosión del suelo, el uso de combustible, y las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

Por otra parte, los cultivos resistentes a insectos requieren menos aplicaciones de insecticidas, lo que resulta en un ahorro en combustible y por lo tanto menos emisiones de CO2.

En el año 2018 hubo una reducción de, al menos, 47,8 millones de kilogramos de ingredientes activos de herbicidas e insecticidas.

La disminución en las aplicaciones y en el laboreo redujo las emisiones en 23.000 millones de kilos de CO2, lo que equivale a sacar 15,3 millones de autos de las calles.

—¿Cómo puede la biotecnología agrícola ayudar en la adaptación al cambio climático?

—El cambio climático, a través del aumento de las temperaturas, de los cambios en el régimen de lluvias y del aumento en la frecuencia y severidad de fenómenos meteorológicos extremos, tiene un impacto importante en la productividad agrícola.

Por un lado, los cultivos se verán amenazados por estreses abióticos, como la sequía, el calor y las inundaciones, y por estreses bióticos, como nuevas plagas y enfermedades, que aparecerán con estos cambios.

La biotecnología agrícola puede contribuir significativamente a superar estos desafíos, ya que brinda herramientas para mejorar la capacidad adaptativa y productiva de los cultivos a través de la introducción de características específicas como:

—Resistencia a insectos, para proteger a los cultivos de las principales plagas.

—Resistencia a hongos, virus y bacterias, para protegerlos de enfermedades.

—Tolerancia a herbicidas, para brindar más opciones para el manejo de malezas.

—Tolerancia a salinidad.

—Tolerancia a sequía.

—Tolerancia al frío y a las heladas.

—Tolerancia al calor.

—Tolerancia a la inundación.

—Mejor aprovechamiento del nitrógeno, para producir más con menos.

De qué se trata

De acuerdo con el Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (Argenbio), la biotecnología es el empleo de organismos vivos para la obtención de un bien, o servicio útil para el hombre.

Así, la biotecnología tiene una larga historia, que se remonta a la fabricación del vino, el pan, el queso y el yogurt.

El descubrimiento de que el jugo de uva fermentado se convierte en vino; que la leche puede convertirse en queso o yogurt, o que se puede hacer cerveza fermentando soluciones de malta y lúpulo fue el comienzo de la biotecnología hace miles de años. Aunque en ese entonces los hombres no entendían cómo ocurrían estos procesos, podían utilizarlos para su beneficio.

Estas aplicaciones constituyen lo que se conoce como biotecnología tradicional y se basa en la obtención y utilización de los productos del metabolismo de ciertos microorganismos.

Actualmente, los científicos comprenden —en detalle— cómo ocurren estos procesos biológicos, lo que les ha permitido desarrollar nuevas técnicas a fin de modificar, o copiar, algunos de dichos procesos naturales para poder lograr una variedad mucho más amplia de productos.

Los científicos hoy saben, además, que los microorganismos sintetizan compuestos químicos y enzimas que pueden emplearse eficientemente en procesos industriales, tales como la fabricación de detergentes, manufactura del papel e industria farmacéutica.

La biotecnología moderna, en cambio, surge en la década de los 80, y utiliza técnicas, denominadas en su conjunto ingeniería genética, para modificar y transferir genes de un organismo a otro.

Es posible producir insulina humana en bacterias y, consecuentemente, mejorar el tratamiento de la diabetes.

Por ingeniería genética también se fabrica la quimosina, enzima clave para la fabricación del queso y que evita el empleo del cuajo en este proceso.

La ingeniería genética también es, hoy, una herramienta fundamental para el mejoramiento de los cultivos vegetales.

Por ejemplo, es posible transferir un gen proveniente de una bacteria a una planta; tal es el ejemplo del maíz Bt. En este caso, los bacilos del suelo fabrican una proteína que mata a las larvas de un insecto que, normalmente, destruyen los cultivos de maíz.

Al transferirle el gen correspondiente, ahora el maíz fabrica esta proteína y, por lo tanto, resulta refractaria al ataque del insecto.

Los microorganismos

La biotecnología tradicional es el empleo de microorganismos para la obtención de un producto útil para la industria.

El término microorganismos incluye a un grupo variado de organismos, relacionados entre sí por su tamaño microscópico. La gran mayoría son unicelulares y viven en forma solitaria o formando colonias, aunque hay otros que son pluricelulares. El grupo abarca tanto a procariontes (bacterias), como a eucariontes (protozoos, algas y hongos).

A los microbios se los conoce, especialmente, por las enfermedades que causan a las personas, animales y plantas. Sin embargo, son esenciales para la elaboración de alimentos, medicamentos y otros productos de interés industrial.

Entre los microbios útiles se destacan las levaduras, que producen el alcohol para la elaboración del vino y el dióxido de carbono para elevar la masa del pan, y las bacterias ácido lácticas, que aportan el ácido láctico en los productos lácteos, cárnicos y vegetales fermentados.

En muchos productos de la industria alimenticia, los microorganismos están presentes durante el proceso de producción, pero ausentes como células viables en el producto final.

En otros, los microorganismos vivos están en el producto final, como en el caso de los microorganismos probióticos, y su presencia en los alimentos estaría asociada con efectos beneficiosos para la salud.

Existen hongos filamentosos que también se emplean en la elaboración de alimentos, como ciertas cepas de Penicillum, que le otorgan las propiedades tan características a los quesos del tipo Roquefort y Camembert. (Fuente: argenbio.org).