Torre Ruian Qiaomao: un diseño acorde con los autos eléctricos

Mario Minervino

mminervino@lanueva.com

Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.

¿Hasta dónde una condición de la ciudad puede determinar la forma de un edificio? Los arquitectos Xiaojun Bu y Yingfan Zhang han considerado un componente particular de la ciudad de Ruian, en Shanghai, China, para definir el diseño de su obra en altura.

“La sensación de velocidad es parte integral del carácter de esta ciudad, tanto en sus manifestaciones físicas como espirituales. Ruian es reconocida por los componentes de vehículos eléctricos y actúa como un vínculo crucial en los segmentos de la industria de estos vehículos que simbolizan la "velocidad" y "el futuro”, explicaron los profesionales.

Con el objetivo de encarnar la sensación de poder, generada por este impulso, y transformarla en un lenguaje arquitectónico surgió un conjunto de líneas masivas y poderosas que van desde la ciudad hasta el edificio, dotando a su estructura de una enorme sensación de fuerza. Las superficies vidriadas reflectantes añaden a la obra un aspecto futurista en su apariencia.

El proyecto consta de tres partes: una plaza, el podio y la torre. El podio alberga espacios comerciales y un auditorio, mientras que la torre está dedicada a oficinas.

El orden

Una forma cóncava en forma de cinta atraviesa estas tres partes, uniendo el espacio desde la plaza, ubicada en la entrada, con la fachada del podio y los interiores de oficinas. Este elemento unificador permite generar variaciones en la fachada y crear una plataforma de observación interior que domina todo el movimiento urbano, formando una imagen cohesiva.

Espejos cóncavos en forma de cinta aparecen incrustados en el muro de vidrio y de esa manera integran el paisaje en el volumen de una manera surrealista, haciendo de ese reflejo un componente esencial de la construcción, una imagen que va cambiando a lo largo de las horas.

“La forma de la arquitectura, imbuida de la sensación de velocidad, se superpone a ese reflejo artificial de la ciudad, reforzando los atributos urbanos de este lenguaje, tanto a nivel material como abstracto”, agregan los autores.

Una propuesta que es parte del espíritu de un lugar y que refleja sus sentimientos.