Bahía Blanca | Viernes, 17 de mayo

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Escrutinio definitivo: cómo votaron los bahienses para Presidente en los últimos 50 años

Reconocida por el universo político argentino como una ciudad con características electorales propias, Bahía no siempre acompañó las tendencias nacionales al momento del escrutinio. De hecho, en más de una oportunidad fue en sentido inverso. Pasen y vean cómo fueron los resultados entre 1973 y 2019.

Suele decirse en los pasillos del microclima político que Bahía Blanca es una ciudad bastante particular.

Las explicaciones, cuando se pregunta acerca de los motivos de esa adjetivación, coinciden en varios aspectos: se trata, según explican, de una ciudad con una marcada importancia como polo industrial, puerto de aguas profundas, enclave agropecuario y centro universitario. Hasta aquí, nada del otro mundo.

Pero, al mismo tiempo, agregan que las formas y costumbres locales transcurren bajo códigos propios, que oscilan a medio camino entre la calma de los pueblos y el vértigo de las grandes urbes, con una sociedad que parece disfrutar de sentirse al margen de las leyes de gravedad porteñas y muestra un sentimiento de pertenencia tanto a la llanura pampeana como a la estepa norpatagónica.

Es en ese momento cuando los referentes de todos los partidos admiten en voz baja que es un distrito muy difícil de conquistar electoralmente porque ostenta un perfil demasiado sui generis, con rasgos que alternan conservadurismo, progresismo, autonomismo y regionalismo en proporciones que les resultan imposibles de descifrar.

Para los peronistas es una ciudad indudablemente radical. Para los radicales es un territorio liberal. Para los liberales, un enclave socialdemócrata. En lo que todos coinciden es que nadie la siente como un lugar demasiado propio al momento de salir a buscar los votos.

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Sin embargo, a pesar de las históricas dificultades que presenta para las estrategias de seducción de las campañas electorales, Bahía sigue siendo un objeto de deseo: cada dos o cuatro años, las fuerzas políticas intentan ganarse el favoritismo de los vecinos.

Después de todo, saben bien que la ciudad es el cuarto centro urbano más poblado de Buenos Aires -tan sólo por detrás del Conurbano, La Plata y Mar del Plata- con un padrón electoral mayor que el de 16 capitales de provincia. No es poco.

A lo largo del último medio siglo, los argentinos eligieron presidente en 11 oportunidades, con resultados que, en muchos casos, marcaron las tendencias ideológicas de cada época. Pero, como es previsible, Bahía Blanca no siempre acompañó las tendencias generales.

No sólo en cuatro ocasiones votó en sentido contrario al recuento nacional -como se puede apreciar en los resultados de 2003, 2007, 2015 y 2019- sino que en otros casos modificó ostensiblemente los porcentajes obtenidos por los ganadores -1973, 1983, 1989 y 2011-.

Cuando restan cuatro meses para una nueva contienda presidencial, es oportuno repasar los archivos para analizar cómo fueron los resultados en Bahía Blanca, en relación al del total país.

Quizá la comparativa histórica puede funcionar como una manera de anticiparse a la larga noche del próximo 22 de octubre. Pero con Bahía, nunca se sabe.

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En plena euforia camporista, Bahía también acompañó el triunfo del Frejuli. Pero el entusiasmo fue mucho más moderado. De hecho, el delegado de Perón obtuvo casi 10 puntos menos en la ciudad. Es interesante apreciar, además, cómo el segundo lugar quedó para el exministro Francisco Manrique, de la Alianza Popular Federalista, con una performance muy superior a la del radical Ricardo Balbín.

En su regreso definitivo al país, Juan Domingo Perón se postuló nuevamente a la presidencia con la certeza generalizada de un triunfo contundente. A nivel nacional obtuvo casi 62 %, sumados los votos del Frejuli y el Frente de Izquierda Popular, pero en Bahía estuvo siete puntos por debajo. Una vez más, Manrique desplazó a Balbín del segundo puesto.

El retorno de la democracia trajo aires de renovación para el radicalismo, de la mano de Raúl Alfonsín. Su triunfo, aplastante, representó también la primera derrota del PJ en elecciones nacionales. En la ciudad, el acompañamiento al candidato de la UCR fue masivo: logró más de 10 puntos respecto de la media nacional. El exsenador Ítalo Luder, por el contrario, sufrió en Bahía uno de los mayores reveses en la provincia de Buenos Aires.

Un contexto de gravísima crisis socioeconómica que desembocó casi inevitablemente en el regreso del peronismo al poder. El riojano Carlos Menem ganó en casi todo el país, pero en Bahía obtuvo un virtual empate con el radical Eduardo Angeloz, quien sumaba los votos de la Confederación Federalista Independiente. Sorprendió también el desempeño del Partido Blanco de los Jubilados, que logró el quinto lugar a nivel local, muy por arriba de su porcentaje nacional.

A bordo del Plan de Convertibilidad, Menem obtuvo su reelección con más votos que en 1989. El entonces mandatario y el resto de sus competidores obtuvieron en la ciudad cifras bastante similares a las logradas en la sumatoria general. La única diferencia se dio en el quinto lugar, donde la Alianza Sur del cineasta Fernando "Pino" Solanas superó en Bahía a la Fuerza Republicana de Antonio Bussi.

La Alianza UCR-Frepaso ya había demostrado su potencial electoral en las legislativas de 1997. Dos años después, con Fernando de la Rúa al frente de la boleta, la coalición opositora superó casi sin inconvenientes al PJ de Eduardo Duhalde, tanto en Bahía Blanca como en el resto de la Argentina. En el tercer lugar, el partido del exministro Domingo Cavallo mostró un buen desempeño a nivel local, con 4,5 % más de votos que en la media obtenida en el país.

Tras la debacle de diciembre de 2001, el sistema tradicional de partidos políticos quedó completamente atomizado en un contexto de descrédito e impopularidad. En las elecciones adelantadas de 2003 el PJ se presentó con tres listas diferentes, con Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá encabezando cada una de esas listas. Sin embargo, la gran sorpresa fue el exministro Ricardo López Murphy, que se alzó con un llamativo triunfo en Bahía, con más de 12 puntos porcentuales en relación a su promedio nacional.

El kirchnerismo, ya consolidado como principal corriente interna del PJ, obtuvo su continuidad en el poder con la postulación de la senadora Cristina Fernández de Kirchner. El Frente para la Victoria logró un amplio triunfo en la mayoría del país, pero los bahienses le dieron el triunfo a Elisa Carrió, de la Coalición Cívica. La legisladora chaqueña le sacó 12 puntos de diferencia a la mandataria electa.

Cristina Fernández de Kirchner alcanzó la reelección con una contundencia pocas veces vista en la historia electoral argentina. A nivel nacional superó a su inmediato competidor, el santafesino Hermes Binner, por casi 40 puntos. Sin embargo, la brecha entre ambos se redujo a 27 en la ciudad. 

Con el proyecto re-reeleccionista archivado, el kirchnerismo enfrentó a Cambiemos, una coalición integrada por el PRO, la UCR y la CC. Los resultados finales -en los que Daniel Scioli aventajó a Mauricio Macri en buena parte del país, pero no en la ciudad- no fueron suficientes para evitar una segunda vuelta. En el primer balotaje presidencial de la historia, los bahienses volvieron a respaldar al aspirante opositor, en esa ocasión terminó con una diferencia de 30 puntos sobre el entonces gobernador bonaerense.   

Los problemas económicos que acorralaron el tramo final de la gestión de Macri posicionaron una vez más al PJ como una alternativa presidencial. El exjefe de Gabinete Alberto Fernández fue el sorpresivo candidato del peronismo reunificado. Pese a que las encuestas anticipaban un cómodo triunfo del Frente de Todos sobre Juntos por el Cambio, la diferencia final resulto mucho más exigua. En Bahía Blanca, el entonces presidente sacó más de 15 puntos de ventaja sobre quien sería su sucesor.