Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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La cúpula de la política entró en zona de diván

La columna semanal de nuestro corresponsal en la capital de la provincia.

“Pareciera que están jugando a quedar como oposición”. El autodiagnóstico sobrevuela los campamentos del oficialismo y de la oposición macrista, producto de los errores no forzados en tiempos electorales.

La teoría coyuntural podría indicar que el malhumor social con la primera línea de la dirigencia política nacional potenció la desconfianza del electorado como otra pandemia.

En el caso puntual del kirchnerismo, como aparato central del peronismo y otros satélites, buscan que la Casa Rosada deje de “meterse goles en contra” en plena batalla inflacionaria. En paralelo, las incógnitas vinculadas con quién encabezará la fórmula presidencial del Frente de Todos y si habrá una PASO, se derraman sobre el territorio bonaerense poniendo en duda cualquier versión que se plantee como una certeza. Las respuestas a todas esas incertidumbres, ya nadie lo discute, sólo las tiene Cristina Fernández de Kirchner.

Los renovadores del tigrense Sergio Massa piden alcanzar la “síntesis de un candidato único” y naturalmente no ocultan el deseo de que sea el ministro de Economía quien lleve la cinta de capitán en la fórmula. De hecho interpretan como “una carta de despedida” que el oficialismo se presente a las PASO propiciando “precandidatos” en medio de este contexto inflacionario.

“No se puede estabilizar el barco económico si no se resuelven primero las vanidades de la política”, expresan.

De allí que los más experimentados precandidatos  prácticamente imploren siquiera ser nombrados en voz alta en momentos de decisiones para no hacer realidad aquel juego de palabras que utiliza como máxima el kirchnerismo duro: “El que suena, suena”.

En las diagonales mientras tanto, el gobernador Axel Kicillof sigue entretenido vendiendo una agenda de gestión cargada de buenas intenciones del plan de transformación provincial, en busca de su reelección. Pero cuando todo parecía en tensa calma le apareció un desafío interno: la ministra social por el “albertismo” Victoria Tolosa Paz, anunció que quiere ocupar el trono gubernamental de calle 6.

En paralelo, la interna del PRO continúa levantando temperatura ambiente. Está vez, fue Elisa Carrió quien decidió direccionar su lanzallamas una vez más contra Mauricio Macri: le imputó la presunta intención de que Juntos por el Cambio “pierda” en las elecciones.

En pleno revuelo por la disputa presidencial entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, la dirigente de la Coalición Cívica apuntó contra el “lado oscuro” del expresidente, quien a su vez le respondió comparándose irónicamente con “Batman”.

Por su parte, Larreta llevó la tensión al máximo al querer sumar al cordobés Juan Schiaretti -así como también al bonaerense Florencio Randazzo y a cuanto dirigente de pelaje peronista o lo que sea pueda rejuntar para ir contra el bullrismo- en tándem con el titular del radicalismo y también precandidato presidencial, Gerardo Morales.

Fracasada la reunión de la mesa nacional, por el tema Schiaretti, el alcalde porteño le aplicó el número en el Consejo del PRO, y autorizó la sumatoria de José Luis Espert, quien, después de la primera resistencia de Bullrich, terminó mostrando una foto con ambos precandidatos amarillos.

Al mismo tiempo, los aliados minoritarios dentro de JxC juegan un partido aparte. Los lilitos de Carrió al igual que los partidarios de Stolbizer perciben que son dos fuerzas políticas en peligro de extinción, aunque todavía siguen aportando a la confusión general. Algunos de sus dirigentes con mayor proyección territorial también lo están viendo, y ya olfatean en el viento cuál será su próximo destino.

En paralelo, el vuelo rasante con el que el halcón amarillo del bullrichismo  Néstor Grindetti recorre el territorio bonaerense, trastocó el plan de Diego Santilli, la paloma elegida por Rodríguez Larreta para competir por la gobernación.

Tanto en el campamento del larretismo como en el del bullricismo, la preocupación pasa ahora por “fidelizar” los acompañamientos. Sobre todo Bullrich ya aclaró que quienes decidan acompañarla deberán explicitar su decisión, y no tolerará el juego a dos puntas que tanto rédito le trajo a varios pícaros armadores de las diferentes secciones electorales. Si finalmente la sangre llega al río y la competencia es a todo nivel, no habrá lugar para los grises.

Por su parte algunos radicales expertos en internas, coinciden en que tener dos candidatos del PRO hará que ellos "tengan necesidad de recurrir en cada uno de los 135 distritos a alguien que defienda la boleta y en consecuencia va a bajar esta interna a lo distrital. Hay municipios gobernados por JxC que no necesitan tener este ruido frente a un fenómeno como el de Javier Milei”, explican.

También se deberá comenzar a definir la postura de la UCR para las PASO, si irá con candidatos propios (algo altamente improbable), o acompañará a alguna de las opciones amarillas.

En la Provincia los radicales ya tuvieron su convención, en la cual su presidente Maxi Abad logró el mandato para negociar candidaturas y listas. “Consiguió la suma del poder público”, bromeaban algunos, dejando entrever también alguna crítica por el estilo del jefe radical.

Los más avezados aseguran casi en unanimidad que las chances de cerrar con Bullrich o Larreta están 90 a 10.  Pero un cierre del oficialismo partidario con Grindetti no obturaría que algún radical inorgánico decida acompañar a Santilli, en virtud de la “interna de la interna”.