El gobierno busca opciones para evitar una mayor devaluación

Francisco Rinaldi

frinaldi@lanueva.com

Licenciado en Economía por la UNS y periodista económico con 16 años de trayectoria en La Nueva. A la largo de su recorrido profesional, se ha especializado en el seguimiento de los grandes problemas de la economía argentina y sus posibles implicancias para la bahiense, con una mirada local.
También se desempeña como profesor de los niveles secundario, formación profesional y terciario en Economía Política, Administración y Contabilidad.

Como en otras etapas recientes, la jornada del martes transcurrió en medio de una ola de incertidumbre. Mientras el minuto a minuto del dólar blue dominaba las pantallas de los canales de cable, los comerciantes bahienses de los rubros más vinculados a las importaciones (como el informático), retiraban los precios de la mercadería por el temor a no poder reponerla.

En el mientras tanto, las noticias giraban en torno a una renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que podría incluir adelantos de dinero para fortalecer las reservas, e imágenes de allanamientos a cuevas de la city porteña.

“Los comerciantes tienen miedo de vender y no poder reponer, sobre todo, aquellos productos relacionados con la importación directa, como informática o electrónica. También vemos una caída de ventas significativa en algunos rubros, lo que hace mucho más complejo al panorama actual”, explica a La Nueva. el titular de la Cámara de Comercio de nuestra ciudad, Martín Garmendia.

Mientras tanto, desde el Gobierno, se ensayaron -y ensayan- medidas de todo tipo para contener la disparada de los diferentes dólares y evitar una devaluación más pronunciada del oficial, lo que agregaría más combustible inflacionario.

Por el lado de los llamados dólares financieros (MEP y CCL) se liquidaron bonos a precio de remate para tratar de contenerlos (medida que resultó infructuosa) al tiempo que se ajustó todavía más el cepo cambiario, restringiendo pagos de fletes internacionales.

Además, la semana pasada, el BCRA optó por subir la tasa de interés de referencia hasta el 81%; un aumento que tuvo sabor a poco, toda vez que los rendimientos mensuales de los plazos fijos están por abajo de la inflación, lo que no aportó demasiado para achicar el apetito dolarizador típico de cualquier año electoral.

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Así, la apuesta actual pasa volver a negociar un acuerdo con el Fondo Monetario que permita conseguir dólares frescos que compren tiempo. Desde Washington confirmaron las tratativas, lo que trajo algo de alivio sobre el final de la jornada cambiaria.

"Acordar con el FMI me parece fundamental para salir de esta situación complicada”, dice, desde Córdoba capital, el economista y titular del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), Nadin Argañaraz.

Para su colega, Amilcar Collante, hay que sortear una devaluación brusca del oficial, porque “sin dólares en las reservas, todo va a ser más complicado".

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"El Gobierno necesita dólares y con los actuales niveles de credibilidad que tiene, no cuenta con demasiadas opciones. Por eso, creo que se van a inclinar por ajustar el cepo todavía más, aumentando el dólar tarjeta y el ahorro, y pedirán al Fondo un adelanto de los desembolsos de junio. Esto permitiría conseguir 10.000 millones de dólares”.

Vale aclarar que en las condiciones actuales del arreglo, dicho aporte deberían aplicarse, también, al pago de intereses al propio organismo. El programa financiero exige para este año el desembolso de U$S 3.300 millones por este concepto.

Por este motivo, para el local Francisco Cantamutto las conversaciones con el organismo que dirige Kristalina Georgieva deberían ir mucho más allá del mero adelanto de recursos.

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“Hay una corresponsabilidad del Fondo en todo esto, a punto tal que su propia Oficina de Evaluación Independiente -N de R: una suerte de auditor interno del organismo- reconoció que el crédito excepcional otorgado a la Argentina tenía que ser revisado”.

“También hay cuestionamientos acerca de su legalidad y una presión geopolítica hacia el organismo por su comportamiento reciente, lo que cobró notoriedad con las declaraciones del presidente de Brasil Luiz Inácio “Lula” Da Silva”.

“En conclusión, se trata de un préstamo viciado en su origen, por lo cual, el Gobierno debería aprovechar este escenario y pedir la suspensión de los pagos de la deuda con el FMI y un alivio de la carga. Así, podrían ahorrarse divisas, aliviando la situación en el mercado cambiario y evitando las políticas de austeridad que siempre recomienda”.

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De acuerdo con un reciente artículo del economista riocuartense Guillermo Oglietti, los U$S 3.300 millones equivalen a un 40% del déficit financiero de nuestro país. Agrega que desde 2018 hasta marzo de este año se pagaron U$S 6.457 millones por intereses adeudados, los que, de haberse postergado, podrían haber generado reservas de dólares disponibles superiores en un 25% a las actuales, dotando de mayor poder de fuego al BCRA.

Cantamutto advirtió además que los clásicos programas de ajuste del Fondo “hoy están siendo cuestionados hasta por el propio Fondo, que admitió en un reciente estudio que las mismos afectaron negativamente al crecimiento e incrementaron la desigualdad, pero, en una especie de inexplicable esquizofrenia, las sigue recomendando”.