Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Sorgo: ¿En qué nivel de tecnología se desarrolla el cultivo?

La adopción en la campaña 2021/22 se distribuyó en un 16 % de nivel alto; un 67 % medio y un 17 % bajo. En cuanto a la nutrición, se ha registrado otro incremento en la cantidad de nitrógeno y fósforo aplicados.

El sorgo se produjo, mayoritariamente, con un nivel medio de tecnología. A su vez, el nivel bajo registró un marcado descenso.

Respecto de los indicadores tecnológicos, la siembra directa alcanzó el 77 % del área sembrada y la densidad promedio fue de 199.000 plantas por hectárea.

En cuanto a la nutrición, el cultivo ha registrado un nuevo incremento en la cantidad de nitrógeno y fósforo aplicados.

Estas son algunas de las conclusiones arribadas tras la campaña 2021/22 del sorgo en nuestro país, realizadas por las analistas agrícolas Sofía Gayo y Daniela Regeiro, del departamento de Investigación y Prospectiva de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

La definición de nivel tecnológico está dada tanto por la utilización de insumos, como por las prácticas de manejo y conservación empleadas en la producción de sorgo granífero.

De acuerdo con los parámetros de los investigadores, de la conjunción surgen distintos esquemas que son los que determinan tres niveles tecnológicos: alto, medio y bajo.

Así entonces, se concluyó que en la campaña 2021/22 la adopción de tecnología en sorgo se distribuyó en un 16 % de nivel alto (NTA); 67 % de nivel medio (NTM) y 17 % de nivel bajo (NTB).

“En relación a las principales variables que definen la tecnología en el cultivo, la disminución del NTB, respecto del NTM, se explica en gran parte por la mayor adopción de híbridos tolerantes a herbicidas de la familia de imidazolinonas y por una mayor nutrición del cultivo”, sostuvo Gayo.

Entre las comparaciones surge que, entre las campañas 2010/11 y 2014/15, la tecnología fue en retroceso para el sorgo.

En la campaña 2016/17 se registró un salto tecnológico a partir del cual la adopción se concentró en el nivel medio para el cultivo.

“Esta tendencia se mantuvo hasta la campaña 2019/20, donde la baja tecnología pasó a ser preponderante debido a la baja inversión, principalmente en fertilización”, agregó.

“Sin embargo, los incentivos a partir de la campaña 2020/21 y las dificultades de manejo en relación al pulgón amarillo llevaron a recuperar la tecnología aplicada al cultivo”, añadió Regeiro.

Por su parte, en la campaña 2021/22 se apreció un aumento del nivel tecnológico medio en detrimento del nivel bajo.

“A nivel regional se observó mayor adopción de tecnología en el norte de La Pampa y oeste de Buenos Aires (67 % NTA); NOA y centro de Buenos Aires (33 % NTA), y centro-este de Entre Ríos (29 % NTA).

La superficie

En la campaña 2021/22 el área sembrada fue de un millón de hectáreas, 5 % más en comparación con la campaña anterior y un 25 % superior en relación con las últimas cinco.

Por otro lado, conforme a la campaña 2020/21, se observó un incremento en el área destinada a sorgo en el norte del país, principalmente en la región NEA Este (17 %); NOA (7 %); norte y sur de Córdoba (6 %); y norte y centro de Santa Fe (6 %).

El rinde nacional promedio fue de 38 quintales por hectárea; es decir, 0,9 quintales por hectárea inferior a la campaña 2020/21.

“La importancia del estudio del sorgo radica en que brinda múltiples beneficios al sistema productivo, tanto desde el punto de vista agronómico como de la sustentabilidad del recurso suelo”, manifestó Gayo.

“El cultivo aporta materia orgánica, enriqueciéndolo al nutrir la fauna y flora presentes. Además, posee un sistema radical que facilita una buena exploración del perfil”, agregó.

Esta última característica permite que, frente a años con escasez hídrica, como los actuales, el cultivo muestre una mayor adaptabilidad y resiliencia.

“A pesar de que el cultivo tiene la capacidad de adaptarse a diversos ambientes y a producir grano en cantidad y calidad, una problemática recurrente es la variabilidad en el logro de un buen estand de plantas”, sostuvo.

“Para evitar este inconveniente es necesario tener en cuenta diversos factores como: el antecesor, el sistema de siembra, la fecha y densidad de siembra y el híbrido elegido, entre otros”, explicó.

La siembra directa

En la campaña 2021/22, el 77 % del área se realizó bajo siembra directa, un p.p. por debajo de la campaña anterior.

La adopción a escala regional estuvo en un rango de 40 % a 97 %. Esta variabilidad estuvo relacionada a distintas causas regionales.

El sudeste de Buenos Aires y el NEA este presentaron valores bajos de adopción de siembra directa, debido al problema en el control de malezas y la compactación presente en algunas zonas.

En cuanto a la densidad de siembra se concluyó que fue de 198.800 plantas por hectárea, a nivel país, en la campaña 2021/22.

“Esta elección depende de la calidad, el tamaño y el peso de la semilla”, comentó Regeiro.

“A su vez, hay otros factores a considerar como el sistema de siembra, el ciclo del híbrido elegido, la disponibilidad de agua y el tipo de suelo”, agregó.

“En general, las menores densidades se relacionan con los ciclos largos, zonas de baja disponibilidad hídrica y sistemas convencionales de siembra”, amplió.

“En contraposición, las mayores densidades se pueden utilizar en caso de ciclos cortos a intermedios en siembras directas con el fin de lograr una rápida cobertura y menor competencia de malezas”, describió.

La densidad de siembra por región para el cultivo de sorgo en la campaña 2021/22 varió entre 170.000 plantas por hectárea en el sudeste de Buenos Aires a 230.000 plantas por hectárea en el NOA.

Respecto de las fechas de siembra de lotes de sorgo granífero, se precisó que comenzó durante el mes de noviembre en el centro y sur del área agrícola nacional.

Por otro lado, la región centro-este de Entre Ríos inició la campaña 2021/22 del cereal aprovechando la buena disponibilidad hídrica.

Las labores de siembra culminaron a mediados del mes de febrero en el norte del área agrícola nacional.

Contando con la experiencia de la campaña previa, los productores fueron distribuyendo las siembras en los momentos con adecuada humedad superficial para asegurar un buen estand de plantas y mantener los potenciales de rinde.

La elección de las distintas fechas de siembra por región está vinculada con la importancia de que el período crítico del cultivo, entre encañazón y floración, coincida con la época de ocurrencia de lluvias para asegurar la provisión de agua al cultivo y evitar pérdidas de rendimiento.

Sobre el total de semillas utilizadas, en la campaña 2021/22 la adopción de híbridos de sorgo tolerantes a imidazolinonas a nivel nacional fue del 39 %. En tal sentido, se observó un incremento de 4 p.p. en relación con la campaña anterior.

En las distintas zonas, los asesores encuestados desde el departamento de Investigación y Prospectiva de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, mencionaron la dificultad para conseguir semilla con dicha tecnología; es decir, sembraron la cantidad que encontraron disponible.

El uso de esta tecnología permite un mayor y mejor control de malezas y, como resultado, se obtienen lotes limpios luego de la cosecha del sorgo, permitiendo entrar al siguiente cultivo con un menor costo de barbechos.

La fertilización y los nutrientes exportados

La fertilización es una práctica fundamental para la obtención de una alta productividad de sorgo, tanto de biomasa aérea como de grano.

Además, es importante destacar la necesidad de reponer vía fertilización la cantidad de nutrientes exportados a través de la cosecha de granos, con el fin de tener un sistema productivo sustentable

La dosis promedio de nitrógeno aplicado en sorgo granífero fue de 30 kilos por hectárea sembrada en la campaña 2021/22; esto es, 4 kilos más en comparación con la campaña anterior.

Por la gran producción de biomasa y rápido crecimiento, el cultivo requiere grandes cantidades de este nutriente.

La buena provisión de nitrógeno desde los primeros estadios permite al cultivo un rápido crecimiento y una suficiente área foliar para interceptar la mayor cantidad de radiación.

A nivel país, la dosis promedio de fósforo aplicado en sorgo granífero fue de 8 kilos por hectárea sembrada, un kilo superior con relación a la campaña 2020/21.

La respuesta del cultivo a la fertilización fosfatada depende del nivel de fósforo disponible en el suelo. Por tal motivo, en algunas regiones no se observaron aplicaciones.