Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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Los comercios que marcaron una época

Funcionaron por décadas, fueron parte de varias generaciones. Tiendas, restaurantes, librerías, cafés. Fueron parte de la geografía urbana de la ciudad a lo largo del siglo XX y sus carteles con luces de neón dieron vida, movimiento y color a la noche bahiense.

Las nuevas generaciones los ignoran. No saben de qué se trata, porque cuando comenzaron a tener conciencia de lo urbano la mayoría de estos comercios ya no existían. Nada había quedado de ellos. Ni una muestra, ni un cartel, ni un espacio. Pero para los más grandes todavía perduran en su memoria. Por una razón bastante simple. Eran firmas tradicionales, muchas de ellas sucursales de casa emblemáticas de la Capital Federal, que se ubicaban en cuadras tradicionales del centro y, sobre todo, no funcionaron de manera efímera sino que lo hicieron por décadas y décadas. Por eso se mantienen en la memoria de muchos, al punto que son muchos quienes siguen nombrando lugares y esquinas con el nombre de estos negocios históricos.

Tienda New London, O'Higgins 28. Marcó una época.

Otro detalle no menor era la manera con la que estos comercios se identificaban, mediante una llamativa cartelería resaltada con coloridas luces de neón. Incluso tenían un ritmo de encendido y apagado que les daba movimiento y dinamismo. No por nada a la primera cuadra de calle O’Higgins se la bautizó, en la década del 50, como La Gran Vía del Sur Argentino, formando su cartelería una geografía nocturna maravillosa.

Las siguientes fotografías, algunas de ellas verdaderas postales de la ciudad, dan cuenta de algunos de esos comercios. No están todos. Es una muestra, un destello que se enciende y se apaga.

Una trilogía

Calle Alsina, primera cuadra y una trilogía histórica de los 50 y 60. Boston Bar Billares, Dozo Sport y La Central Faiazzo. Del conjunto sólo queda el edificio de La Central, ocupado por una librería. El lugar funcionaba como confitería y en la planta alta había número musicales en vivo y se utilizaba para recepciones y fiestas. Era tradicional los domingos, después de misa en la Catedral, ir al lugar a tomar un copetín.

Pedro Leopoldo Carrera, campeón mundial ed Billar, en el Boston.

El Llao

Calle Drago, hoy peatonal, entre la avenida Colón y O’Higgins. Por entonces doble mano. La referencia es a un clásico entre los clásicos: el Llao Llao, cervecería. Lugar de encuentro de los bahienses. En su interior, en su patio, en su vereda. Se arrimaban estudiantes de la Universidad que tenían clases en avenida Colón 80 o en Rondeau 29. Se hablaba de política, de básquet, del acontecer de la ciudad.

A su lado, A & V Petrosino. Discos, vinilo. La firma se instalaría luego en Galerías Plaza, marcando toda una época. En ese lugar tenía un par de cabinas tipo telefónicas donde el cliente se sentaba, tomaba los auriculares y el vendedor ponía en un winco el long play que quería escuchar.

Pizza al paso

Alsina, casi Soler. Un cartel en esquina anticipa la demolición de la vivienda para dar lugar al edificio Vallés. El negocio que se ve es poco menos que un mito: la pizzería Pepito. Pizza al paso y al corte. Venta en porciones, mesitas chicas, papel grueso como servilleta.

El negocio estuvo en tres lugares distintos, siempre en calle Alsina, por eso la memoria juega a veces una mala pasada cuando alguien refiere donde funcionó.

La veredita del sol

Calle Chiclana, frente a la plaza. Algo que se ha perdido: el encuentro ocasional en la vereda, la charla distendida, aprovechando el sol de la mañana. Es la veredita del sol, en parte con quienes desayunaron en el bar Londres y otros que tomaron su café en el Nº 1.

La escena es de junio de 1966 y había mucho para hablar: Juan Carlos Onganía había asumido como presidente luego del golpe militar que derrocó a Arturo Illia. La democracia todavía no era un valor a defender.

Maravilla

Primera cuadra de calle O’Higgins, “el centro dentro del centro". Una suma de negocios que por décadas se mantuivieron en el lugar: Regalos La Atracción, Pullman cambio y pasajes, Tienda La Imperial, New London, Famularo, Beige, Casa Muñoz, Venus, Bonafide. En primer plano, a la izquierda, un autito ratón, mínimo, puerta delantera, quizá un Isseta. Estacionado, una nave, un Impala o similar, primer premio de una rifa que un vendedor ofrece en el lugar.

Noche de paz

La noche de calle O’Higgins, vista desde Brown hacia la plaza Rivadavia. En el cruce, la garita del policía de tránsito. Es la década del 50. En las esquinas, Librería Obiol y Gath & Chaves. Luego, Casa Maffi –discos e instrumentos musicales--; Escassany (relojes, regalos, joyería), calzados Tonsa, tienda La Capital de Hidalgo Solá, Casa Muñoz –Donde un peso vale dos--, tiendas Colombo.

La otra

Belgrano, casi Chiclana. Los 70, la rareza de una foto color. Otra suma de comercios con historia: Lencería Joly, Calzado Charin, Librería La porteña, Casa Arteta, Bazar Royal, calzados Norvay, M. Heredia y Cía –materiales de construcción--, grandes sederías Dalí. Hoy la calle se está poniendo en valor, sin haber resignado su fuerte calidad comercial.

Final

La ciudad que cambia, que crece, que muta, que asume nuevas formas, usos y costumbres. Sin dejar de entender el presente, la nostalgia y la memoria hacen su juego. Porque es la manera de que siga vivo aquello que ya no está. Un fragmento de Las Ciudades Invisiblaes, de Italo Calvino, ayuda a dar foorma a ese sentimiento. 

“Hay que cuidarse de decirles que a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí. En ocasiones hasta los nombres de los habitantes permanecen iguales, y el acento de las voces, e incluso las facciones; pero los dioses que habitan bajo esos nombres y en esos lugares se han ido sin decir nada y en su sitio han anidado dioses extranjeros. Es inútil preguntarse si estos son mejores o peores que los antiguos, dado que no existe entre ellos ninguna relación, así como las viejas postales no representan a Maurilia como era, sino a otra ciudad que por casualidad se llamaba Maurilia como ésta”.

O'Higgins, vista edsde Chiclana hacia Brown