Cierres y aperturas: cómo fue el movimiento en Bahía en medio del sorpresivo feriado
A las escuelas, edificios públicos y bancos que no abrieron sus puertas se sumaron algunos comercios privados. Sin embargo, muchos locales decidieron mantener la actividad habitual.
Hoy las calles bahienses amanecieron con más calma que otros días. El tránsito en la hora pico de las 8 de la mañana fue menos concentrado que cada viernes. Poca gente circulaba, no había que llevar a los chicos a la escuela y tampoco estaban habilitados los trámites en edificios públicos y bancos.
Sin embargo, avanzada la mañana, el microcentro comenzó a retomar el ritmo. Aunque varios locales acataron al feriado nacional y permanecieron con las cortinas bajas, en Bahía Blanca fueron muchos los comercios que abrieron sus puertas de forma habitual ante el sorpresivo feriado.
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La Nueva. habló con comerciantes y empleados que atendían al público esta mañana y manifestaron sus opiniones respecto del feriado nacional decretado anoche tras el intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
“Cerramos en los feriados importantes”, dijo Melina mientras trapeaba la vereda de una casa de colchones y ropa blanca en Estomba al 100. El feriado nacional “nos sorprendió”, pero decidieron abrir al público.
Melina, encargada del local, se enteró de la medida esta mañana, cuando una empleada le preguntó si “se trabajaba normal”. El personal de recursos humanos dijo que “cualquier cosa, veíamos sobre la marcha y estábamos atentos a ver cómo se manejaba la ciudad, si pasaba algún inconveniente, o algo”.
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Los empleados de una óptica en la primera cuadra de O'Higgins no dudaron. “Vinimos como cualquier otro día. Nos pareció que no teníamos ni que preguntarlo”, relató Guillermina desde atrás del mostrador.
Ese comercio acostumbra a cerrar sus puertas en feriados nacionales, a excepción de “los puentes y demás”. Hoy, sin embargo, “tomamos la decisión por una cuestión política”, dijo la empleada.
“Creo que todos los que trabajamos acá pensamos lo mismo: el circo”.
Como en esa óptica, las empleadas de un comercio de carteras, a media cuadra sobre la semipeatonal, tampoco se preguntaron si hoy había que ir a trabajar. “Ni siquiera recibimos un mensaje de que abríamos. Vinimos como todos los días. Hasta ahora, es un día normal. Hay movimiento, aunque sabemos que no va a andar mucha gente porque los bancos y demás no abren”, observaron esta mañana.
Emiliano tiene un local de camisetas deportivas en Zelarrayán al 100. Le dio el día a su empleado, “me gusta respetarle los feriados porque yo estuve del otro lado y lo entiendo, porque a él no le cambia nada”, dijo.
De todas formas, luego de comunicarse con otros comerciantes de la zona, Emiliano decidió atender el comercio. “Por lo general, los feriados que me parecen un papelón, como este, abro. Los feriados que me parecen justificativos y lógicos para el país, no abro”, señaló.
Aunque reconoció que el intento de magnicidio “fue algo medio groso”, está en desacuerdo con que se haya decretado un feriado nacional de manera sorpresiva, ya que –según dijo– complica a la gente para organizar su día. Y concluyó, indignado: “Estaría bueno un feriadito para los impuestos, que hay que pagar siempre igual”.
Para varios comercios del microcentro, atender hoy, un feriado nacional, no es la excepción. Panaderías, kioscos y locales gastronómicos se mantienen con la misma dinámica que cualquier otra fecha. Asimismo lo hacen varios locales de ropa, de tecnología o de zapatos.
Carolina es empleada de un reconocido local de ropa masculina en Yrigoyen al 100. Tampoco le consultó a su jefe –que es “recontra anti k”– si hoy abrían, porque los feriados “siempre trabajamos”. Además, “acá pensamos todos igual: que es una pelotudez”, dijo sobre el decreto del gobierno nacional.
La mujer se enteró del intento de magnicidio cuando se despertó, a las 7 de la mañana. A partir de ahí, contó, tuvo que hacer “malabares” para dejar a los chicos, que no tenían clases, en la casa de su mamá y llegar a tomarse un colectivo, que la “recontra perjudicó” por el cambio de frecuencia.
“Mi jefe me paga por venir a laburar. El gobierno no me da de comer, me da de comer venir a trabajar”, remató.