Bahía Blanca | Viernes, 11 de julio

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El último trabajo de Ana Moglia: una historia de amor y un milagro en medio de la tragedia

La novela cuenta como, en medio de una crisis que asola a un pueblo, el amor, la fortaleza y los milagros permiten enfrentar todas las adversidades.

Mario Minervino / [email protected]

   “De a poco voy entendiendo. He comprendido que realmente tenemos ángeles que nos protegen (…). Ahora sé que los milagros también suceden después de las tormentas”. (Ana E. Moglia, Después de la tormenta, 2022).

   Ana Moglia nació en Paraná, aunque desde adolescente reside en Río Cuarto, Córdoba, donde vive junto a su esposo e hijos. Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Magister en Didáctica de la Lengua Italiana, recibió un día una respuesta muy simple a una pregunta hecha a una familiar. La respuesta la empujó de inmediato a realizar una tarea inédita en su vida: escribir un libro, contar una historia. Tenía entonces 42 años y, en pocos meses, su primera obra estaba terminada.  

   Lo tituló Al otro lado del Océano y la publicación, en 2012, tuvo una excelente recepción. Desde entonces escribir se convirtió en parte de su vida. A ese primer libro le siguieron, entre otros, La ruta de los sueños, declarada de Interés Provincial en Misiones y Córdoba, El jardín de los naranjos, Promesa bajo la luna y Con los ojos cerrados. 

Ana Moglia nació en Paraná, aunque desde adolescente reside en Río Cuarto.

   Ahora ha presentado a su nuevo trabajo, Después de la tormenta (Editorial Planeta), una novela ambientada en tierra misionera, en medio de una devastadora tormenta —basada en un hecho real— que cuenta una historia de amor, pero también de coraje, de superación, de cómo enfrentar viejos fantasmas y de aceptar que la vida se encarga muchas veces de enviar señales que ayudan a enfrentar las peores adversidades.

   En entrevista exclusiva con La Nueva., Moglia confiesa que escribir es parte de su felicidad, menciona que “ella misma es un milagro” —superó dos enfermedades de pronóstico muy severo— y que jamás se deben bajar los brazos antes las circunstancias negativas que suele presentar la vida.

   —¿Qué situación la llevó a escribir su primer libro y cómo fue enfrentar el desafío de dar forma a una novela?

   —Al otro lado del océano, mi primer trabajo, nació apenas escuché una frase en respuesta a una pregunta que hice. Fue una frase de la abuela de mi esposo;  una persona a la que quise mucho. Estábamos de visita en la localidad de Bunge (Buenos Aires) y le pregunté a qué edad había venido su mamá de Europa. Ella me dijo: `Vino en 1925´. Luego se dio vuelta y me dijo: `Y allá dejó un amor´. No le encuentro explicación a lo que pasó, pero en ese momento vi la historia (porque así fue: la vi) de principio a fin. Llegué a mi casa y me senté a escribir mi libro, sin saber siquiera cómo se trabajaban los capítulos, sin tener editorial, nada. Pero sentí la necesidad imperiosa de hacerlo y, simplemente, lo hice.

   —¿No hizo algún taller de escritura ni cursos relacionados con ese oficio?

   —Nada. Tengo hechos cursos de correctora, lo cual me ha facilitado muchísimo la escritura. Vengo del área de la comunicación; creo también que esa inclinación me ha dado cierta facilidad. De todos modos siempre busco que me corrija alguien más, que se dedique a eso, porque en el fragor de la escritura se cometen errores.

   —¿Cómo definiría la temática de sus libros? ¿Son historias de amor, de trabajo, de superación?

   —Lo que tengo claro es que me gusta aprender, sea como lectora o como escritora. Si no aprendo algo cuando leo o cuando escribo, no me sirve. Lo mismo quisiera que le suceda a mis lectores: que aprendan algo, que les quede algo en el corazón. Creo que en mis historias recorro todos los sentimientos, porque los seres humanos somos así, pasamos por distintas circunstancias en la vida, de las fáciles y de las otras. Y es especialmente en las difíciles donde aprendemos a conocernos y donde afloran sentimientos que jamás pensábamos podíamos vivenciar.

   —He leído que es una gran lectora. ¿Qué autores o libros han marcado su vida y con quién se siente identificada?

   —Es muy difícil nombrar a uno, porque leo mucho y muy variado, excepto los géneros que no me gustan, una cuestión de gusto personal, nada más. Leo muchos autores argentinos, novelistas, sobre todo cordobeses, y puedo pasar de una novela romántica a la vida de los emperadores romanos, por ejemplo.

Escribir: esa emoción plena de adrenalina

   —¿Sus novelas se basan en historias ficticias o es un hecho real el que dispara el relato? ¿Empieza a escribir teniendo toda la historia en su mente o el libro va poco a poco tomando su camino?

   —Depende de cómo se presente la situación en el momento maravilloso de la inspiración. Me gusta tomar hechos reales, es lo que generalmente hago. Y si no se presenta trato de anclar la trama en el momento histórico en que se desarrolla. Eso es necesario y es una manera de tener respeto por el lector. La ficción no nos habilita a escribir cualquier cosa. A veces tengo la historia en mi mente de forma completa y otras ni siquiera sé qué rumbo tomará. Eso es muy emocionante, lo vivo con mucha adrenalina.

   —¿Cuál es el momento que mejor le sienta para escribir? ¿Tiene una rutina?

   —Más que rutina, lo que tengo es disciplina. Como sea busco un momento para hacerlo, el cual no siempre es el mismo. A veces he tenido libre las madrugadas; otras, las tardecitas. Tampoco lo mido en tiempo sino que es un momento que vivo con mucha intensidad.

   —En Después de la tormenta hay muchos mensajes. Uno de ellos es el de no cerrar las puertas al amor a pesar de haber vivido alguna situación trágica, no tenerle miedo a ese sentimiento.

    —Estoy convencida de que las cosas, sean buenas o malas, pueden suceder en un segundo y cambiar nuestras vidas para siempre. Lo digo por experiencia propia. Creo que para que las cosas pasen hay que trabajar, sin caer en los arrebatos o en la ansiedad; porque si caemos en la desesperación es el camino más rápido para alejarlas.

   —Hay tramos del libro muy particulares, donde se conjugan una especie de milagros. ¿Ha tenido o conocido experiencias de ese tipo?

    —Yo misma soy un milagro. Sobreviví a un cáncer y luego a un COVID por el que estuve muy grave, al punto que los médicos dijeron que salir con vida de la clínica era un milagro. Todavía hoy me emociona mucho hablar de esas circunstancias.

   “El desafío mayor de Después de la tormenta lo escribí en medio de la primera enfermedad y lo más bello es que me sentí igual que como con cada una de mis otras novelas. Y de pronto estaba terminado y lo había escrito con felicidad extrema. Estoy acostumbrada a los desafíos porque sé que siempre aparece gente increíble que, como sea, te ayuda".

    —También hay una fuerte referencia al destino, a los encuentros inesperados. ¿Ve usted que en la vida esas circunstancias existen, que hay historias fueron de lo común?

    —Sí, creo en eso. A mí me han pasado muchas cosas a las que nunca encontré explicación; sobre todo cuando escribí La Ruta de los Sueños, lo cual hice sin conocer Misiones y luego, cuando fui a esa provincia, ¡con cuántas cosas me encontré! Creo que todo, lo bueno y lo malo, sucede por alguna razón, siempre.

   —¿No hay que tener miedo a ser feliz? ¿Es ese otro mensaje presente?

   —Después de varios libros, entendí que busco que los mensajes sean esperanzadores. ¡Y claro que no hay que tener miedo a ser feliz!. Cuando escribí mi primer libro ni siquiera tenía editorial, pero de ninguna forma me iba a quedar con las ganas de hacerlo. Jamás hay que dejar de hacer lo que nos hace felices, eso es lo que nos da la fuerza en la adversidad.

   —¿Ya trabaja en otro libro? ¿Hay una búsqueda de temas o siente que tiene mucho por contar?

    —Sí, estoy escribiendo otro. No me gusta buscar historias, sería forzar a que las cosas sucedan y eso me haría perder el entusiasmo. Yo sé que llega, que en algún momento tendré la señal.

   —¿Qué significan los lectores para usted?

    —Simplemente son mi mayor tesoro. No tengo palabras para agradecer tanto afecto.

Frases sueltas

 —“La clave de un libro es que, en primer lugar, deje conforme al que lo escribe. Si lo que hago no me gusta no voy a pretender que le guste a otros”.

 —“No creo en el escritor que se aísla. El autor de novelas necesita de la colaboración de mucha gente para que la ficción resulte verosímil”.

 —“Para escribir hay que tener mucha disciplina y voluntad para sostenerse y conseguir el objetivo. Trato de escribir todos los días, aunque sea un poquito. Nunca puedo dedicarme a pleno a eso porque mantengo otras actividades, pero el tiempo que tengo lo aprovecho al máximo”