Manuel Vallés y la apertura de la plaza Rivadavia

Redacción de La Nueva.

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Mario Minervino / mminervino@lanuea.com

   Hace 60 años, en agosto de 1962, el comisionado municipal, ingeniero Manuel Vallés, presentó un proyecto de su autoría para la apertura de la plaza Rivadavia.

   Apenas diez días llevaba en el cargo Vallés cuando hizo público su propuesta de dividir el paseo céntrico, conectando la avenida Colón con Hipólito Yrigoyen. La idea era materializar una avenida central, con una rotonda en el medio, donde quedarían alojados el monumento a Rivadavia, el de la comunidad israelita y la Fuente de los Ingleses.

Manuel Vallés

   No era la primera vez –tampoco sería la última—que se planteaba intervenir de esa manera este espacio público. Presentado el proyecto se abrió un fuerte debate, dominado por críticas contrarias a la intervención. Un especialista en planeamiento urbano explicó que la plaza era “el único lugar del centro que almacena sol y aire y lo devuelve purificado, el refugio donde el sosiego alterna horas agradables en el paseo, la conversación, el descanso o el juego de los niños", con lo cual, a su criterio, su división generaría "una penosa herida a aquellos que saben amar los árboles".

   Por la negativa se manifestó también el arquitecto Manuel Mendoza, al anticipar que la avenida, “en vez de simplificar la circulación vial, podría complicarla".

   El pintor Ubaldo Tognetti manifestó su "hondo dolor" por entender que por priorizar el tránsito vehicular se destruiría "el único paseo central que embellece la ciudad".

   Cientos de vecinos planteaban que dada la magnitud de la obra "y el significado espiritual de la Plaza para los hijos de Bahía Blanca", la idea debería ser cuidadosamente analizada y discutida antes de llevarla a la práctica.

   Tan contundente fue el movimiento opositor a su propuesta que pocas días después Vallés anunció su definitiva cancelación.