Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Jorge Pablo Habib: un maestro del teatro en Bahía Blanca

Fue mimo, docente de la Escuela de Teatro, actor y director de obras icónicas. Este sábado, a las 21, dirige la última de “A puerta cerrada”, en Alvarado 818.

Por Franco Pignol

   Jorge Pablo Habib es una parte de la historia reciente del teatro de Bahía Blanca. Si bien siempre hubo teatro en la ciudad, con sus respectivos y recordados protagonistas, lo sembrado en décadas pasadas parece estar multiplicándose por estos días. Obras, espacios, protagonistas por todos lados. Y aún queda un largo camino por recorrer.

   “A mi me gusta decir que algo habremos hecho bien”, sonríe Jorge.

   Mimo, actor, docente, director, Habib dedicó su vida a las artes escénicas que hoy lo encuentran dirigiendo un  texto tremendo de Jean Paul Sartre: “A puerta cerrada”. Esta obra dará su última función el sábado, a las 21, en Alvarado 818.

   “El teatro es una actividad que amo, a la que le dedico toda mi energía, que además me da grandes satisfacciones, me sana, me cura, me salva. Siempre es un buen refugio, un momento terapéutico en donde uno puede descansar de lo cotidiano y divertirse junto a compañeros creando un mundo imaginario”, define.

Siempre hubo movimiento teatral y salas de teatro en la ciudad, pero en los últimos años hubo como una explosión. Es impresionante".

   —¿Cuál fue tu primer paso jugando a ser otro?

   —Empecé haciendo mimo después de probar en unos talleres. Me quedaba muy bien al cuerpo. Como no conocía a nadie y la actividad se desarrollaba en solitario, me venía muy bien.

   “Más adelante participé de un grupo de teatro que se llamaba Arlequín y lo dirigía Antonio Medina. Estaban preparando ‘Boda de sangre’, de Federico García Lorca. Yo había empezado a hacer algo de actividad teatral, pero de metido iba a los ensayos y un día el director me preguntó ‘¿Querés actuar?’

   —¿Yyy?

   —De cara rota le dije que sí. Estrené con ellos. Todos esos compañeros de teatro a su vez eran profesores de la Escuela de Teatro. Entonces al año siguiente me anoté enseguida en la Escuela para oficializar mis estudios.

   —¿Cuántos años fuiste profesor en la Escuela de Teatro?

   —Trabajé 30 años. Fueron muchos años. La materia que empecé dando justamente fue Mimo.

   —¿Qué opinas de la formación institucional?

   —Creo que es muy importante la formación en la Escuela de Teatro porque más allá de que seas alumno y salgas enojado, en algo te formó. Por ejemplo, en el estudio severo de los textos, de la comprensión. En lo integral, que no solo es la actuación, sino también la voz, el movimiento, la escenografía, el vestuario, las luces, el maquillaje… de todo tomás clases. Si bien no sos experto, te da un pantallazo de la actividad teatral.

   “También la Escuela de Teatro forma docentes. Esos docentes van a las escuelas primarias y secundarias, dan sus clases y si bien no forman actores, forman público, que es lo que nosotros necesitamos”.

"El señor Mockinpott" y Rotos de Amor"

   —¿Cuáles son las obras que más recordás en tu carrera?

   —Hay muchas queridas. Por ejemplo, antes de la pandemia hice “De cómo el señor Mockinpott logró liberarse de sus padecimientos”. Tuve la posibilidad de hacerla varias veces a lo largo de los años. Eso es interesante. Poder estar en diferentes roles en una obra te permite conocerla a fondo.

   “Otra obra emblemática fue ‘Rotos de amor’, que fue como un quiebre de la forma de contar teatralmente las historias”.

   —¿Qué opinas de la multiplicidad de opciones teatrales del último tiempo en Bahía?

  —Yo ingresé en el teatro a fines de los ’80. Siempre hubo movimiento teatral y salas de teatro en la ciudad, pero en los últimos años hubo como una explosión. Es impresionante. Está buenísimo porque uno cuando llega a un teatro es como que llega a una casa. Poder variar esa producción por distintos barrios y públicos para mi es esencial. Además, crea y forma más público.

   —¿Qué grupos había?

   —Cuando comencé estaba Teatro para el hombre, Comedia del Sur, la Escuela de Teatro… esos grupos estaban instalados y seguro me olvido de alguno. A medida que fueron pasando los años se fueron creando nuevos, algunos de los cuales siguen existiendo como Varieté o Nuevo Drama. Eso fue conformando una red de salas, lugares y público.

Su experiencia con la obra de Sartre

   —Ahora estás con “A puerta cerrada”. ¿Qué significa para vos esta obra?

   —“En el año ’90 o ’91, como una actividad de la Escuela de Teatro tuve que interpretar a Garcín, el personaje masculino de esta obra de Sartre. Fue una experiencia muy linda. Yo era muy joven. Entonces, después de lo peor de la pandemia me llamó Belen Sosa para dirigir esa obra y no lo podía creer. Fue una agradable sorpresa porque me parecía muy interesante volverla a retomar.

   —¿Qué cosas nuevas encontraste al releerla?

   —Me encontré con el texto y nos reencontramos desde otro lado, con más edad y más perspectiva para verlo. Al tener esas dos experiencias tan lejanas en el tiempo entre sí, es interesante ver el avance de la sociedad. Le da una visión nueva sobre el texto. Cuando yo la hice el texto estaba muy cargado sobre el hombre. Ahora trabajándola, encontramos que los textos de las mujeres tienen un peso oculto que toma más relevancia en lo contemporáneo, en el hoy.