Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El trigo bajo la lupa: ¿Cómo inciden en los consumidores las variaciones del precio internacional?

Se concluye que el monto requerido para subsidiar a la población —bajo la línea de pobreza— es menor a la recaudación adicional por DEX del propio aumento de los precios internacionales. El informe de la Bolsa de Cereales porteña.

Pan y trigo, sensibles en la mesa de los argentinos. / Fotos: Pablo Presti y Emmanuel Briane-La Nueva y Archivo LN.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “Una política focalizada directamente en los consumidores tiene claras ventajas sobre otras alternativas. En primer lugar, porque representa un ahorro fiscal”, sostuvo Agustín Tejeda Rodríguez, de la gerencia de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

   “Subsidiar a toda la población bajo la línea de pobreza, para que no se vea afectada por el aumento del precio de los productos derivados del trigo, requiere un 40 % menos de recursos que, por ejemplo, las compensaciones a la industria procesadora”, añadió.

   “Si solo se compensa por el aumento de los precios de alimentos, explicado por el precio del trigo y el tipo de cambio, el ahorro llega hasta el 80 % de los recursos estimados”, explicó.

   Son algunas de las conclusiones del trabajo denominado ¿Cuán importantes son las variaciones del precio internacional de trigo en los bienes finales?, que se realizó desde la Bolsa porteña y que lleva la autoría del propio Tejeda Rodríguez y de Jimena Vicentin Masaro.

   Siendo que la inflación de alimentos impacta —en mayor medida— sobre la población bajo la línea de pobreza, se analizó la posibilidad de transferencias directas a los consumidores de los productos derivados, con el objetivo de mitigar los efectos de los incrementos en el precio del trigo.

Agustín Tejeda Rodríguez, de la gerencia de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

   “Compensar por el aumento estimado de los alimentos en base a trigo que conforman la canasta básica alimentaria (CBA) para todo 2022 implicaría un desembolso que va entre 268 y 1.266 pesos por adulto equivalente, dependiendo si se compensa sólo el aumento explicado por el precio internacional, o por todo concepto”, amplió.

   “Asumiendo que se subsidia a toda la población bajo la línea de pobreza, unas 17,3 millones de personas, el monto total del subsidio se encontraría entre 58,7 y 183,8 millones de dólares”, calculó Tejeda Rodríguez.

   “De esta manera, el monto requerido para subsidiar a la población bajo esta consideración, para que no se vea afectada por el aumento del precio internacional del trigo como consecuencia del conflicto internacional, es mucho menor a la recaudación adicional por derechos de exportación dada por el propio aumento de los valores internacionales”, sostuvo.

   Debido al incremento de los precios de los productos de exportación desde que se inició la invasión de Rusia a Ucrania, la Argentina recaudaría 1.400 millones de dólares adicionales, de los cuales U$S 153 M provendrían de las exportaciones de trigo.

   El cálculo surge de multiplicar el incremento del precio internacional del producto desde la invasión de Rusia a Ucrania por las cantidades estimadas de exportación que, aún, no tenían declaración jurada de venta al exterior a ese momento por la alícuota correspondiente de DEX.

   “Una política focalizada directamente en los consumidores tiene claras ventajas sobre otras alternativas. En primer lugar, porque representa un ahorro fiscal”, sostuvo Agustín Tejeda Rodríguez.

   Si se utilizan los datos de la Bolsa de Cereales, donde la producción de trigo estimada que va a consumo interno, para el año 2022 sería de 5,5 millones de toneladas; y bajo una política que implique compensar a los productores de harina de trigo por el diferencial entre los precios internacional del trigo y el valor fijado de venta; es decir, manteniendo los precios constantes a enero de 2022, se implicaría un monto de desembolso fiscal equivalente a 271,97 millones de dólares totales —estimados aproximadamente— a transferirse hacia las empresas para que sostengan el valor de la harina utilizada en el mercado interno.

   El trabajo propicia dirigir el subsidio a la población, que realmente lo necesita, para ser más equitativo y eficiente.

   “También, esto es lo más importante, una política de esta naturaleza tiene la ventaja de no afectar negativamente los incentivos al productor y, por ende, al desempeño de la producción y las exportaciones, como sí lo hacen las políticas de restricciones y derechos a la exportación”, agregó, por su parte, Jimena Vicentin Masaro, también de la gerencia de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales.

Jimena Vicentin Masaro, de la gerencia de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

   “Como se ha analizado en reiteradas oportunidades, esta última alternativa no tiene efectos positivos significativos sobre los consumidores, al estar dirigidas al precio del grano que, como se demostró, tiene una incidencia menor sobre los precios de los productos derivados”, explicó.

   “En cambio, al reducir el precio recibido por el productor y afectar el funcionamiento del mercado, conducen a una menor siembra, menor adopción tecnológica y, en consecuencia, menor producción y exportaciones”, comentó.

   También dijo Vicentin Masaro que, en conjunto con trabas a las importaciones, estas políticas resultan en una menor contribución del sector agroindustrial al desarrollo económico, pero también en precios al consumidor más altos a los vigentes al momento de imponer la medida; es decir, el resultado contrario al pretendido.

Las variaciones

   Para analizar la sensibilidad de los precios de los productos con trigo a los precios internacionales, en el trabajo se estimó la participación de la variación sobre otra correspondiente en el precio de los productos finales, tomando como base el modelo económico de transmisión de variaciones de precios de Porto y Pizzi.

   Las variaciones en los precios se desagregaron en tres efectos: los precios internacionales, tipo de cambio y resto de factores. Y se comparó la composición de las variaciones de precio del pan, la harina y los fideos.

Se apreció que, en promedio de todo el período, sólo el 9,8 % de las variaciones en el precio del pan provienen de variaciones en los precios internacionales, y el 11 % en el tipo de cambio.

   El resto de las variaciones provienen de otros factores locales, según se determinó.

   Por este motivo, una política de intervención sobre el precio de producto primario, en este caso el trigo, tiene un impacto poco significativo sobre los precios al consumidor y la demanda sí impacta —de manera negativa— sobre el productor y la oferta.

   La harina, por su parte, es el producto final en donde las variaciones se ven influenciadas en mayor medida por los cambios en los precios internacionales.

   “Podría deberse a dos motivos”, dijo Tejeda Rodríguez.

   “Por un lado, a su composición intrínseca, en donde el trigo es el insumo más importante, representando un porcentaje mayor de los costos. Pero, por el otro, al hecho de que es un producto que suele ser objeto de intervención en el precio final”, aseguró.

   Durante el período analizado, más del 40 % de los precios minoristas relevados integraron el programa Precios Cuidados, excepto entre 2018 y 2020, cuyo porcentaje bajó a menos del 10 %.

   En el caso de los fideos secos, los cambios en los precios internaciones del trigo apenas explican el 13 % en promedio de la variación de su valor final.

La canasta básica

   En cuanto a la importancia de los productos elaborados en base a trigo de la canasta básica, el gasto en alimentos y bebidas representan entre el 15 % y 35 % de los ingresos de los argentinos, teniendo mayor peso en aquellos hogares con menores ingresos.

   “Para los hogares que se encuentran en el quintil de ingresos más bajo, el gasto en alimentos y bebidas representa, en promedio, el 34,5 %, mientras que, en los dos quintiles más altos, un 18,4 %”, sostuvo Vicentin Masaro.

   Respecto de los alimentos, se señaló que es importante diferenciar el tipo de consumo que realizan los hogares.

   En ese sentido, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) incluye un conjunto de alimentos y bebidas que satisfacen requerimientos nutricionales, kilo-calóricos y proteicos, pero que, además, refleja los hábitos de consumo de los argentinos.

   Los productos con trigo están incluidos en la CBA por ser parte de la dieta, y se integran en cantidades que aportan calorías saludables. Por tanto, calcula las cantidades de diferentes productos a consumir por adulto equivalente; es decir, los requerimientos nutricionales de un adulto; y luego cada miembro representa distintas unidades de adulto siendo, en general, menor a la unidad para todos, excepto para los hombres entre 18 y 29 años.

   Respecto de la importancia en el total de gastos en alimentos, el consumo de productos elaborados en base a trigo representa el 19 %, siendo las zonas de GBA y Pampeana las que más consumen este tipo de productos.

   La particularidad es que las cantidades consumidas per cápita disminuyen a medida que aumenta el ingreso. Esto implica que las variaciones en los precios de estos productos afectarían, en mayor medida, a poblaciones de menores ingresos.

   “Ello muestra que, dentro del gasto necesario para cubrir con los requerimientos de la CBA, el pan es el más importante y, en segundo lugar, los fideos secos. La harina de trigo, por su parte, representa sólo el 4 % del gasto realizado en este tipo de productos”, dijo Tejeda Rodríguez.

   “Por tanto, si se quisiese subsidiar el consumo de bienes con trigo con motivo de mantener un nivel recomendado en la CBA en las personas en menores condiciones socioeconómicas, debería, en primer lugar, considerarse sólo dicho consumo; y, en segundo lugar, priorizar a aquel grupo con mayores dificultades en el acceso a alimentos”, explicó.

Los efectos de la Guerra y las variaciones de precios

   Impulsado por el conflicto en el mar Negro, el precio internacional del trigo alcanzó máximos históricos durante este último mes de marzo.

   La cotización FOB de Argentina aumentó un 45 %, situándose en 461 dólares por tonelada.

   Siguiendo la metodología desarrollada en este trabajo de la Bolsa de Cereales, como consecuencia de este aumento excepcional de los precios internacionales, los valores de los productos sólo deberían haber aumentado:

—$ 8,45 $ por kilo de pan.

—$ 9,7 por kilo de harina.

—$ 7,05 por kilo de fideo.

   Aquí se han considerando los aumentos internacionales de precios del trigo y, las variaciones del tipo de cambio en dicho período. Pero los aumentos, de acuerdo al Indec, estuvieron muy por encima de los que arroja la metodología. Ello indica que las variaciones de precios de estos productos están afectadas –mayoritariamente– por otros factores ya que, incluso, en períodos donde los precios internacionales registran un aumento significativo, los precios locales se incrementan más que proporcionalmente, llegando a más que cuadruplicar el aumento en el caso del pan, y a más que duplicar en el caso de los fideos.