Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El surgente de la Lanera

Hasta hoy el surgente sigue aportando agua.

   Hace 63 años, en mayo de 1959, entró en surgencia la perforación realizada por La Lanera Argentina SA, ubicada en la vecina localidad de General Daniel Cerri.

   Las dificultades que sufría Bahía Blanca con la provisión de agua potable llevaron a muchas empresas a apelar a los surgentes, uno de los recursos más seguros y rendidores, por el caudal que suministraban y la calidad del líquido.

   Se trata de una cuenca existente en el subsuelo, ubicable a unos 700 metros de profundidad y que emerge de manera natural a una temperatura promedio de 58º C.

   La perforación realizada por la lanera demandó 45 días de trabajo Por parte de la empresa Pergeo, 31 dedicados a la perforación propiamente dicha, "lapso en que el optimismo y la desesperanza se sucedieron ininterrumpidamente, de acuerdo con la marcha de la perforación", se dijo.

   El pozo entró en surgencia al llegar a los 737 metros. Entubado con un caño de 7 pulgadas, su rendimiento inicial se estimó en 100 mil litros por hora, con una presión de 6 atmósferas. El líquido sería destinado a la planta industrial, cuyo rubro era el lavado y carbonizado de lanas. En ese sentido resultaba completamente ventajoso, ya que el lavado requería agua que debía calentarse a la temperatura propia del surgente.

    Los directivos de la firma aseguraron que el caudal cubría sobradamente la demanda de la fábrica, por lo cual estimaban que el sobrante podía destinarse al abastecimiento de la población.

    Poco después se construyeron las necesarias piletas de enfriamiento y el agua comenzó a servir tanto a la industria como a la red domiciliaria. La Lanera Argentina dejó de funcionar en 1993, pero el pozo sigue manteniendo su surgencia y siendo una alternativa importante para la provisión de líquido a la población.