Georg Peter y Ernesto Tornquist: la construcción de un imperio en las pampas
A Ernesto Tornquist se lo considera “fundador” de la colectividad alemana en Buenos Aires.(Primera de dos entregas).
Ricardo de Titto / Especial para “La Nueva”.
En 1823 procedente de Baltimore, Estados Unidos, llega a Buenos Aires Jorge Pedro Ernesto Tornquist, hijo de Jorge Tornquist (Hamburgo, 1775-1843) de familia originaria de Suecia, y de Ana Margarita Elkins. Diferentes calles de Hamburgo llevan el nombre de un hermano de Georg Peter y su familia: Alexander Bentalon Tornquist edificó barrios enteros en esa ciudad. Georg Peter se radica en el Río de la Plata y aquí constituye su familia. En 1828 contrae enlace con la bonaerense Rosa Camusso y Alsina y se dedica de lleno al comercio. Uno de sus primeros negocios fue una casa importadora de alfombras y, como era habitual en la época, opera también en Montevideo.
El apellido Tornquist queda incorporado a la historia del desenvolvimiento económico argentino cuando es designado cónsul de la Liga Hanseática en Montevideo y en Buenos Aires. Además, como activo miembro de la masonería, llega a ostentar el grado 33 del rito escocés.
Se lo considera “fundador” de la colectividad alemana en Buenos Aires; en 1833 contribuyó a la compra del cementerio alemán y en 1842 a la contratación de un pastor. Aprovechando los lazos con el viejo mundo se asoció con Gregorio Lecocq –hermano de su cuñado– para traer inmigrantes europeos y poblar tierras orientales.
Anteriormente, había concretado un proyecto similar con Aarón Castellanos para afincar doscientas familias de colonos alemanes en Santa Fe y, por ellos, es miembro fundador del Club de Residentes Extranjeros y la parroquia protestante en 1841, junto con Karl y Hugo Bunge, Franz Halbach y Ferdinand Tornquist, que había llegado de Hamburgo en 1830. Continuará esa obra en el período constitucional como secretario de la Asociación Filantrópica de Inmigración y administrador del Asilo de Inmigrantes fundado en 1857, mientras continuaba su variada actividad comercial: “Las ventas se realizaban en patacones, francos o dólares, así como en doblones españoles, patriotas y riojanos. Además de estas importaciones, compras, ventas y préstamos, se dedicó a la compraventa de inmuebles y campos” cuenta su descendiente Horacio Randle.
En 1862, año en que el gobernador Bartolomé Mitre se convierte en presidente de la nación finalmente unificada, luchó para que se sancionara una ley que delimitara campos que serían distribuidos entre los inmigrantes. En carta a José María Drago le explicaba que esa era, en su concepto, la verdadera colonización agrícola.
Ese mismo año envía a Mitre la traducción de un artículo de La Gazeta de Leipzig sobre “un nuevo sistema de artillería en Austria y la pólvora de algodón perfeccionada”. Le preocupan “las crueles invasiones […] por los indios salvajes de la pampa produciendo innumerables víctimas e inmensas pérdidas”.
Georg Peter y Rosa Camusso y Alsina tuvieron siete hijos. Cinco nacieron en Montevideo, los últimos dos, en Buenos Aires. Sus hijas fueron educadas en Europa y Ernesto Carlos Tornquist, el menor, nace en Buenos Aires a fines de 1842, en tiempos del máximo poderío de Juan Manuel de Rosas.
Ernesto Tornquist y Cía. Ltda.
En una ciudad pequeña, hacia 1830 existía ya cierta vinculación entre J.P.E. Tornquist y la firma de la familia Bunge, relación que se estrecha con la incorporación del sobrino del señor Bunge, el joven Adán Altgelt, a la casa Bunge, Bornfeld y Co., lo que da un mayor impulso a los negocios y cuando, hacia 1850, se hace cargo de la firma con su compañero y amigo Herman Ferber, opera como Altgelt, Ferber y Co., que desempeña un papel importante en el comercio argentino y mantiene estrechas relaciones con Europa, empresa que se dedicó a la exportación de lanas y cueros y a la importación de maquinaria agrícola y a la que se sumará, de regreso de Europa, Ernesto Tornquist.
En 1858 su capital ascendía a 250.000 francos. Tras la muerte de Bunge, esta empresa fue reorganizada bajo la dirección de su sobrino, Adán Altgelt, un alemán afincado en el Plata y esposo de Laura Tornquist, por lo que el joven Ernesto tendrá como jefe a su futuro suegro y, a la vez, cuñado.
En 1871, durante la epidemia de fiebre amarilla muere Rosa Camusso a los 67 años, pero, el vínculo familiar se vería reforzado cuando, al año siguiente, Ernesto se casa con la hija de Altgelt, Rosa Laura, con quien tuvo una decena de hijos.
La actuación descollante de Ernesto Tornquist en la casa, de la cual fue socio poco después, conduce a una renovación del contrato social en el año 1874 –año en que Ernesto y Rosa regresan a Buenos Aires–, formándose la nueva firma bajo el nombre de Ernesto Tornquist y Co. con un capital de 1.500.000 francos belgas.
La historia de esta casa es, desde esa época, una serie ininterrumpida de éxitos, muy especialmente, a partir de 1880, que se vinculan íntimamente con el desarrollo económico del país. La capacidad excepcional de Ernesto que unía iniciativa con fe en el porvenir y talento organizador, hicieron que, además de la actuación preponderante que tuvo la casa Ernesto Tornquist y Cía. Ltda. en las finanzas nacionales, diera origen a un gran número de empresas de todo orden.
En su origen, la casa Ernesto Tornquist y Co. Ltda., como todas las de su género, fue casa de comercio, importando tejidos y maquinarias y exportando “frutos del país”, como cueros, sebo y tasajo; más adelante, exportó cereales y lanas en gran cantidad, formando con el tiempo sociedades independientes de cada empresa, según su índole.
Como consecuencia de actividades tan extensas y exitosas el público de su clientela le comenzó a confiar depósitos, inversiones, propiedades y títulos para su administración, lo que contribuyó a incrementar los negocios puramente bancarios que la casa pudo atender convenientemente, gracias a sus múltiples vinculaciones y al gran número de corresponsales que poseía en todo el mundo. Esas mismas relaciones se activaron durante y después de la Primera Guerra Mundial.
El negocio de títulos públicos y esa sección de la firma contribuyó en primera fila a que cantidades considerables de títulos de deuda nacional colocados en el exterior, fuesen repatriados a la Argentina.
La magnitud de la obra comercial y financiera de Ernesto Tornquist es difícil de sintetizar dado que abarcó los más variados emprendimientos, en un país que extendía su frontera agropecuaria y, en consonancia sobre todo con inversiones británicas y europeas –en este caso es muy importante el aporte belga–, desplegaba ambiciosos proyectos por toda su geografía.
Separados los rubros de importación y exportación, el primero fue transferido a la firma Herman Schlieper y Cía. comanditada por Ernesto Tornquist & Co. y la firma denominada luego Compañía Introductora de Buenos Aires, abandonó el ramo de importación para convertirse poco a poco en una empresa industrial. Desde 1894, la casa Tornquist se dedicó preferentemente a los negocios financieros y bancarios y a las actividades industriales.
Esta saga sobre la familia Tornquist se construye sobre la biografía publicada en Pioneros de la industria argentina, El Ateneo, 2008, con autoría de María Susana Azzi y el autor de estas páginas.
La segunda y última parte se publicará el sábado 30 de abril
El crecimiento del capital, en cifras
Bajo la dirección de Ernesto Tornquist la Casa hizo progresos extraordinarios, y cuando en 1879 se renueva el contrato primitivo, se duplica el capital. Cinco años más tarde, es aumentado a 8 millones de francos belgas y nuevamente en 1889, a 12 millones de francos belgas.
La mayor parte de los beneficios eran colocados para intensificar el desarrollo de la riqueza nacional, ya fuera ensanchando las empresas y las industrias existentes, ya creando nuevas que contribuían a dar valor a otras riquezas del país. De este modo se ve crecer rápidamente el capital de la casa.
Establecido por primera vez en moneda nacional, el capital, fue fijado en 1899 en 4.5 millones pesos oro argentino, para llegar en 1906, cuando la casa se transforma en sociedad por acciones [sociedad anónima], a pesos oro 7.5 millones. Finalmente, en 1918, fue elevado a 12 millones de pesos oro.
Buenos Aires y los malones
Hay una anécdota que es parte de las leyendas familiares de los Tornquist. Se dice que Ernesto, íntimo amigo de Julio A. Roca, promediando la década de 1870, había urgido al general tucumano para que emprendiera la Campaña sobre “el Desierto”.
El futuro presidente de la Nación le replicaba que se necesitaban pertrechos, caballada, uniformes, armas... que todo era muy costoso y no había dinero suficiente para emprender una campaña de esas proporciones, a lo que replicaba Tornquist que los fondos podían conseguirse a través de las vinculaciones con banqueros europeos, sin mayores problemas.
“Pero el dinero hay que devolverlo”, objetaba Roca. La respuesta era, invariablemente, la misma y por demás elocuente: “Mirá, Buenos Aires con malones, vale diez, sin malones, vale cien”.
Empresas creadas o en las cuales participó Ernesto Tornquist y Cía. Ltda. entre 1883 y 1908
1883. José Conen y Cía. (Amberes-A), fabricación de velas y glicerinas y fabricaba también estearina, glicerina y ácido sulfúrico en Barracas.
1883-1884. Cía. de Productos Kemmerich (A), extracto de carnes, saladero.
1886. Refinería Argentina, refinería de azúcar.
1887. Bristol Hotel, hotelería.
1891. Cía. Sansinena de Carnes Congeladas*, frigorífico.
1894. Industrial y Pastoril Belga-Sudamericana (A), préstamos hipotecarios, tierras.
1895. Cía. Azucarera Tucumana (CAT), azúcar, plantaciones.
1895. Estancias y Colonias Tornquist Explotaciones agroganaderas, colonias.
1897. Cervecería Palermo, cervecería.
1900. Plantadora Isleña Tierras, fruta, Madera.
1901. Cía. Introductora de Buenos Aires (CIBA) Importadora, explotación de tabaco y sal.
1902. Talleres Metalúrgicos San Martín SA Bulonería, remaches, fundición.
1902. Estancias y Colonias Curamalán Explotaciones agroganaderas, colonias.
1902. Cía. Belga-Argentina de Ferrocarriles (A), ferrocarriles, tierras.
1903. La Buenos Aires Seguros.
1903. El Quebracho SA Madera, extractos.
1904. Cía. Argentina de Pesca, pesca de ballenas.
1904. La Alianza Amberesa (A) Préstamos hipotecarios, propiedades.
1904. Estancias y Colonias La Verde Explotaciones agroganaderas, colonias.
1905. Crédito Ferrocarrilero Argentino, ferrocarriles.
1906. Quebrachales Tintina, maderas y extractos.
1906. Crédito Territorial Argentino (París), préstamos hipotecarios`.
1907. El Petróleo Argentino, minería.
1908. Plaza Hotel, hotelería.
* Participación en empresas preestablecidas.
Ramona y La Bicha
Guillermo Brandt, Hijos y Cía. eran propietarios de una gran extensión en el departamento de Castellanos. El 25 de enero de 1887 Tornquist le compra, lo que hoy son las colonias Josefina, Coronel Fraga, Ramona, Marini, Eusebia, Carolina y Bicha.
La hija mayor de Don Ernesto se llamaba Ernestina, y su padre la apodaba “Ramona”, cosa que a ella no le hacía mucha gracia, pero sonreía ante la ocurrencia paterna. Poniendo un toque humano a su actividad económica al adquirir esta estancia la llama “La Ramona”. Ernestina contrajo enlace con De Bary.
A la otra hija mayor llamada María Luisa le ocurría lo mismo con el apodo de “Bicha”, designando el nombre de “La Bicha” a la otra estancia del oeste santafecino. El marido de María Luisa fue Muñiz Barreto.
El gobierno fija como fecha de fundación el 29 de enero de 1894.
El 18 de enero de dicho año el gobierno provincial recibe donados por Tornquist, a quien representa su cuñado Guillermo Altgelt, los terrenos destinados para plaza, iglesia, cementerio, escuela, juzgado de paz y hospital y lazareto.
Fue un excelente colonizador de sus posesiones, a pesar de no conocer personalmente varias de ellas. Las subdividía y vendía a los colonos en condiciones liberales, de modo que después de duros pero pocos años el campesino se hallaba dueño de su tierra. Sus administradores debían estar imbuidos de este amplio espíritu que facilitó la pronta colonización de los campos de Tornquist. Lo mismo sucedió con los edificios públicos de las colonias, a los que financiaba íntegramente y luego reembolsaba su dinero cobrándolo en cuotas en las cosechas de los años siguientes.
Don Ernesto, acosado por su multiforme actividad, no visitó las colonias de Ramona y Bicha. De sus campos el predilecto fue el aledaño a las sierras de La Ventana en el sur de Buenos Aires. Allí funda el pueblo “Tornquist”, al que donó el templo parroquial y cerca de allí tenía la “Estancia Chica”, una maravilla por sus instalaciones.